El espa?ol en cinco libros
Los finalistas del premio Bienal de Novela Mario Vargas Llosa relatan sus inquietudes y sus aspiraciones un d¨ªa antes de que se entregue el galard¨®n
El auditorio de la Universidad de Tecnolog¨ªa e Ingenier¨ªa (UTEC) qued¨® paralizado por la sorpresiva aparici¨®n de la imagen de Mario Vargas Llosa, proyectada en pantalla gigante. El Premio Nobel de Literatura 2010 ofreci¨® un breve discurso grabado, donde celebr¨® el inicio de la II Bienal que lleva su nombre, por considerarla un lugar de encuentro para los escritores de habla hispana, que favorece la lectura y ayuda a garantizar la supervivencia de la literatura. Sus palabras fueron el pistoletazo de partida para una intensa semana, en la que Lima ha albergado a una treintena de escritores de Am¨¦rica Latina y Espa?a, que han ofrecido una sucesi¨®n de conferencias, debates y di¨¢logos. El momento culminante se vivir¨¢ ma?ana, cuando se entregue el premio de novela de la Bienal, que ser¨¢ discernido entre cinco finalistas.
Ellos son el colombiano Juan Gabriel V¨¢squez, el mexicano H¨¦ctor Aguilar Cam¨ªn, el peruano Renato Cisneros, el chileno Carlos Franz y la dominicana Rita Indiana. Sus novelas fueron seleccionadas entre 255 competidoras, y aspiran a recibir la misma distinci¨®n que el 2014 recay¨® en el espa?ol Juan Bonilla. Hasta el momento en que aparecen frente al p¨²blico del auditorio de la UTEC, han estado recluidos en una peque?a habitaci¨®n trasera, esperando, en el m¨¢s completo silencio. Ocupan sus lugares en el escenario, y se da inicio a una ronda de preguntas y respuestas, que les servir¨¢ para reflexionar sobre los temores, ansiedades y aspiraciones que originaron las historias que los han tra¨ªdo hasta aqu¨ª.
El primero que habla es Carlos Franz, quien confiesa su nerviosismo por el formato del premio, y su ansiedad porque se resuelva de una vez. El experimentado narrador chileno nacido en Ginebra llega a Lima gracias a Si no te viera a los ojos (Alfaguara), una novela rom¨¢ntica con una fuerte impronta hist¨®rica. Ambientada en el Chile del siglo XIX, cuenta la historia de amor que vivieron el pintor alem¨¢n Mauricio Rugendas (quien recorri¨® Latinoam¨¦rica retratando los paisajes y las costumbres de aquello que Europa comenzaba a ver como un para¨ªso desconocido), y la escritora epistolar Carmen Arriagada. Rugendas vive esta relaci¨®n prohibida ¡ªArriagada estaba casada¡ª con una pasi¨®n desorbitada, como qued¨® documentado en la correspondencia que sostuvieron, y que sobrevivi¨® al tiempo. Pero el autor pone la historia real al servicio de la literatura cuando decide incluir un elemento perturbador: el famoso naturalista ingl¨¦s Charles Darwin, autor de la teor¨ªa de la evoluci¨®n, que por ese mismo tiempo hac¨ªa su trabajo de campo en Chile, y en la ficci¨®n pretende a Arriagada. Franz confiesa que invent¨® este pol¨ªgono amoroso para enfrentar la mirada exaltada de Rugendas con el racionalismo cient¨ªfico de Darwin, en un juego de espejos que se resuelve con humor, y donde se destaca el inconformismo: como suele ocurrir, Rugendas aspira a la vida ordenada, mod¨¦lica y aburrida de Darwin, y Darwin a la anarqu¨ªa que rige a Rugendas. La condici¨®n humana, contrapunteada por el humor y la acci¨®n.
La selecci¨®n final de la II Bienal de Novela Mario Vargas Llosa est¨¢ dominada por obras con una estrecha proximidad con la realidad. A Juan Gabriel V¨¢squez el t¨¦rmino "autoficci¨®n" no le gusta, pues considera que la elecci¨®n del narrador y de la fidelidad a la historia son puras decisiones de t¨¦cnica narrativa. Por el contrario, La forma de las ruinas (Alfaguara) es una apuesta por la novela integradora, que rompe paradigmas, combina estilos y mezcla g¨¦neros, al uso del Quijote.
Cuando habla, V¨¢squez parece m¨¢s relajado que Franz. Debe ser porque, de los cinco, es el ¨²nico que repite el trance. A ¨¦l le toc¨® ser finalista del anterior premio, junto a Bonilla y a Rafael Chirbes. Esta vez compite con una historia cuyo punto de partida son los dos asesinatos m¨¢s emblem¨¢ticos de Colombia: el de Jorge Eli¨¦cer Gait¨¢n y el de Rafael Uribe Uribe. Alg¨²n d¨ªa de 2005, el autor tuvo en sus manos la v¨¦rtebra perforaba por un balazo de Gait¨¢n y el trozo de cr¨¢neo tasajeado por una hachuela de Uribe Uribe. Entonces no lo sab¨ªa, pero terminar¨ªa escribiendo sobre el silencio y las conspiraciones que envuelven a ambas muertes, que a pesar de su importancia nunca fueron resueltas. Este esfuerzo por profundizar en esta violencia que parece habitar como una sombra su pa¨ªs lo lleva a vincular las muertes de Gait¨¢n y Uribe Uribe con el origen de la teor¨ªa conspirativa m¨¢s c¨¦lebre de todos los tiempos, el asesinato de John F. Kennedy. Lo hace recurriendo a su propia voz (el narrador se llama Juan Gabriel V¨¢squez), y hurgando en alguna de sus vivencias m¨¢s ¨ªntimas y complejas, como el dif¨ªcil nacimiento de sus hijas gemelas.
Algo similar ocurre con Renato Cisneros. Este escritor y periodista peruano emprendi¨® un febril proceso de investigaci¨®n que combin¨® el reportaje y la reflexi¨®n, para interrogar, confrontar y desnudar a su padre muerto, el general Luis Cisneros Vizquerra ¡ªllamado El Gaucho porque naci¨® y se cri¨® en Argentina¡ª, uno de los militares m¨¢s controvertidos e importantes en la historia reciente del Per¨². El resultado es La distancia que nos separa (Planeta), un valiente testimonio donde Cisneros reconstruye pieza a pieza una figura abrumadora y llena de contradicciones, al mismo tiempo un padre afectuoso, un marido infiel, un militar inflexible, un expositor de verbo incendiario o un compa?ero de promoci¨®n fiel, capaz de refugiar a alguno de los sanguinarios militares de la Junta que gobern¨® Argentina entre 1976 y 1981. El autor se cuida de no emitir un juicio sobre su protagonista, a medida que va descubri¨¦ndolo como hombre p¨²blico y privado. Como record¨® durante su presentaci¨®n, resulta llamativo que en un g¨¦nero tan recurrido como lo es la literatura sobre el padre, este sea el primer libro dedicado a un personaje que ejerce el poder oficial, desde un cargo de Estado. La aparici¨®n de La distancia que nos separa es una muestra de esa mirada que comienza a imponerse entre los j¨®venes que vivieron como observadores el Per¨² de los ochentas y noventas, con su saldo de subversi¨®n, violencia y locura, que han decidido no juzgar a los hijos por las responsabilidades de los padres, y apuestan por una verdadera reconciliaci¨®n.
Incluso m¨¢s radical es la alternativa escogida por H¨¦ctor Aguilar Cam¨ªn, que compite con Adi¨®s a los padres (Literatura Random House). Aqu¨ª el narrador es plenamente identificable con el propio autor, quien reconoce que su principal reto fue desaparecer la presencia de todo juicio, para contar una historia desde la transparencia. El escritor mexicano nos presenta a Emma Cam¨ªn y H¨¦ctor Aguilar, sus padres, que se separan luego de estar casados por quince a?os, cuando H¨¦ctor Aguilar decide desaparecer de casa, arruinado y deprimido por un mal negocio, para irse a vivir con la bruja que debi¨® curarle el abatimiento. Treinta y seis a?os despu¨¦s, volver¨¢ para reencontrarse con su hijo, y casi con su esposa, que agoniza en la habitaci¨®n inmediatamente superior del hospital. Aguilar Cam¨ªn acompa?ar¨¢ a ambos, hasta el momento de decirles adi¨®s. Tirando del hilo de la memoria, el libro recorre la existencia de tres generaciones de una familia, desde la llegada de sus abuelos al pueblo de Chetumal, que pereci¨® barrido por un tornado. Los personajes y las historias que aparecen son doblemente asombrosos, porque provienen de la realidad, no son inventados, ni siquiera exagerados. Adi¨®s a los padres parece un pariente realista de Cien a?os de soledad, donde solo hay seres de carne y hueso, con sus alegr¨ªas, sus soledades, sus olvidos, y alguien dispuesto a recordarlos y rendirles homenaje.
Quiz¨¢ el libro que sorprenda m¨¢s, por distinto, sea el de la escritora y compositora dominicana Rita Indiana. En La mucama de Omicunl¨¦ (Perif¨¦rica) no se recurre al pasado m¨¢s o menos remoto, sino a un futuro poco prometedor, donde la tecnolog¨ªa ha sufrido la peor de las evoluciones. Viajamos al a?o 2034. Esther Escudero, asesora del presidente de la Rep¨²blica Dominicana Bona, a quien llaman Omicunl¨¦ por su devoci¨®n a Yemay¨¢, saca de la prostituci¨®n callejera a Alcide, su mucama. Esta an¨¦cdota permite una narraci¨®n que se bifurca en varios sentidos, para hablar de pol¨ªtica, santer¨ªa, sociedad o teor¨ªa del arte, manteni¨¦ndose amalgamada gracias a una prosa de v¨¦rtigo, potente e hipn¨®tica, donde los cr¨ªticos han encontrado resonancias de Jos¨¦ Lezama, Manuel Puig, Clarice Lispector y hasta del Thomas Mann de la Monta?a m¨¢gica.
Uno de estos cinco autores ser¨¢ galardonado con el premio de la II Bienal de Novela Mario Vargas Llosa, al cabo de una semana que servir¨¢ para reflexionar sobre el oficio del escritor. Curiosamente, quien m¨¢s ayud¨® a encuadrar este evento dedicado a la excelencia narrativa no fue el homenajeado, sino otro escritor peruano, famoso por su discreci¨®n. Como anticipo de la Bienal, el domingo se vivi¨® El d¨ªa de las palabras, una iniciativa de Morgana Vargas Llosa, donde escritores, autoridades y p¨²blico en general llevaron a cabo una lectura continuada de la obra de Julio Ram¨®n Ribeyro, en el Parque Salazar de Miraflores. Esta arranc¨® con uno de los textos m¨¢s l¨²cidos del c¨¦lebre cuentista lime?o, incluido en Prosas ap¨¢tridas: "La existencia de un gran escritor es un milagro, el resultado de tantas convergencias fortuitas como las que concurren a la eclosio?n de una de esas bellezas universales que hacen son?ar a toda una generacio?n. Por cada gran escritor, ?cua?ntas malas copias tiene que ensayar la naturaleza!".
Un viaje por Latinoam¨¦rica a trav¨¦s 255 t¨ªtulos
255 obras editadas en toda Latinoam¨¦rica compitieron por el Premio de Novela de la II Bienal Mario Vargas Llosa (2016). La primera selecci¨®n fue anunciada a principios de febrero, e incluy¨® 11 t¨ªtulos. Adem¨¢s de los cinco finalistas, que se dieron a conocer en abril, estuvieron El santo, del argentino C¨¦sar Aira; Distancia de rescate, de la argentina Samanta Schweblin; La oculta, del colombiano H¨¦ctor Abad Faciolince; El intenso calor de la luna, de la nicarag¨¹ense Gioconda Belli; La soledad de los perdidos, del espa?ol Luis Mateo D¨ªez, y Las cenizas del c¨®ndor,del uruguayo Fernando Butazzoni.
Este proceso de selecci¨®n corri¨® a cargo de un jurado presidido por el director de la Real Academia Espa?ola, Dar¨ªo Villanueva, y compuesto por la hispanista y catedr¨¢tica de la Universidad de Lund Inger Enkvist, el cr¨ªtico literario ecuatoriano Will H. Corral, el escritor mexicano Gonzalo Celorio y el escritor peruano Alonso Cueto.
El ganador ser¨¢ dado a conocer en ceremonia abierta al p¨²blico, que se celebrar¨¢ en el Gran Teatro Nacional de Lima, a las seis de la tarde. Recibir¨¢ 100.000 d¨®lares (88.000 euros) y una escultura del artista peruano Fernando de Szyszlo. La bienal busca premiar a la mejor y m¨¢s representativa de cuantas se producen en los pa¨ªses hispanohablantes, adem¨¢s de convertir a Lima en un punto de encuentro para sus escritores. 30 de ellos est¨¢n invitados a participar durante una semana en 12 mesas redondas, que se reparten por nueve Universidades de la capital.
Babelia
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