Paco y Pepe de Luc¨ªa, dos genios en la familia
Una edici¨®n rescata restauradas las grabaciones de los sesenta de Los Chiquitos de Algeciras, junto a diverso material in¨¦dito
Corr¨ªa la d¨¦cada de los cincuenta y la vida no era f¨¢cil en Espa?a ni en la familia de Antonio S¨¢nchez Pecino, tocaor y gran aficionado al flamenco, que, casado con la portuguesa Luz¨ªa G¨®mes Gon?alvez, hab¨ªa formado una familia muy unida y marcada tanto por la afici¨®n del patriarca como por el genio del benjam¨ªn, el muchacho que acabar¨ªa por convertirse en el guitarrista Paco de Luc¨ªa.
¡°Cuando nos mudamos a la calle Barcelona, mi padre compr¨® un magnetof¨®n de esos de los del perrito blanco [La Voz de su Amo] y por all¨ª sal¨ªa La Ni?a [de los Peines], Tom¨¢s [Pav¨®n], [Antonio] Chac¨®n¡¡±. Quien as¨ª lo recuerda es Pepe de Luc¨ªa, el ¨²nico superviviente de una saga de artistas prolongada por la siguiente generaci¨®n. ¡°Mi padre era un aficionado desmesurado, y ten¨ªa muy claro, me fui dando cuenta con el tiempo, lo que quer¨ªa de nosotros¡±. La idea era que, con una adecuada formaci¨®n, sus hijos pudieran aprender un oficio con el que ganarse honestamente la vida.
Con sus dos ¨²ltimos v¨¢stagos, Pepe y Paco, don Antonio se encontr¨® muy pronto con la proyecci¨®n de su sue?o. Aquellos ni?os llamaban la atenci¨®n: uno cantando; el otro, acompa?¨¢ndole a la guitarra. Ten¨ªan 14 y 12 a?os Los Chiquitos de Algeciras, que as¨ª fueron bautizados, cuando debutaron con pantal¨®n corto en la escena local. Ahora se rescatan aquellas aventuras juveniles.
Eran tiempos de ni?os prodigio, de Marisol y Joselito, pero la batalla de estos hermanos era otra: con la tutela paterna por delante, ni copla ni canci¨®n, sino flamenco fet¨¦n y de la mejor tradici¨®n. Pepe califica como una odisea la suma de peripecias que pasaron para llegar a ser algo. ¡°Era muy duro¡±, reconoc¨ªa el pasado s¨¢bado en Sevilla, ¡°pero t¨² no lo ve¨ªas, formaba parte de una carrera, de perseguir un futuro, cierto, bello y bueno¡±. Programas de radio, viajes a Madrid... hasta que por mediaci¨®n del concertista Manuel Cano surge el primer contrato discogr¨¢fico. Corr¨ªa 1961.
Aquella primera grabaci¨®n, junto a una posterior de 1963, dos in¨¦ditos y un par de rescates, forman parte de la caja Los Chiquitos de Algeciras. Antolog¨ªa in¨¦dita (1962-1988), editada por Warner. Jos¨¦ Manuel Gamboa (producci¨®n y textos) y Carlos Martos (t¨¦cnico de sonido) se han encargado de la adecuada limpieza, restauraci¨®n y remezclas de las cintas originales de Hispavox que, as¨ª escuchadas tras 45 a?os, constituyen un asombroso documento de cante y toque tradicional, con unos conocimientos y una madurez sorprendentes para la edad de los int¨¦rpretes. Con Pepe se cumple aquello de un ni?o que cantaba como un viejo, y la firme y pulcra pulsaci¨®n de su hermano Paco ya anuncia al genio que ven¨ªa en camino.
Sorprende ya en la primera grabaci¨®n la diversidad de estilos y la fidelidad con que se abordan tientos de C¨¢diz, soleares de Alcal¨¢, seguiriyas y tangos de M¨¢laga, que son los de la Repompa, una de las diosas del Olimpo familiar por aquellos a?os. Tambi¨¦n ocupaba espacio y afecto La Perla, de quien Pepe interpreta sus buler¨ªas a su ni?o Curro, y marcaba tendencia Fosforito con su primera grabaci¨®n. Pero, ?todo sal¨ªa de esa sola casa? ¡°Totalmente, del perrito blanco¡±, responde el cantaor en alusi¨®n a aquel magnetof¨®n.
En la segunda grabaci¨®n, con la familia al completo viviendo ya en Madrid, los estilos cantaores se afinan a¨²n m¨¢s. ¡°Viv¨ª la cola de la edad de oro del flamenco con tantos artistas grandes que no pod¨ªas hacer cualquier cosa, ni romper la esencia¡±, apunta Pepe, quien en la capital hab¨ªa entablado amistad con artistas como Rafael Romero y, sobre todo, Pepe de la Matrona, cuya influencia resulta palpable. El joven cantaor apuesta a contracorriente por los estilos de Chac¨®n. ¡°Copiarle era una virtud¡±, comenta. Soleares de C¨¢diz, Alcal¨¢ y las apol¨¢s de Triana, seguiriyas de Torre y de Chac¨®n, malague?as de El Mellizo, serrana al modo de La Matrona¡ Los estilos se exponen con excelsa nitidez, perfectas muestras del canon y sus variantes.
En la contraportada de aquel LP se lee: ¡°Nadie escuche este disco si no entiende de cante¡±. Pues no. Todo lo contrario: escucharlo hace un poco m¨¢s sabio.
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