Siempre ¡®la nouvelle vague¡¯
El festival de Cannes le entregar¨¢ una Palma de Oro honor¨ªfica a Jean-Pierre L¨¦aud
Jean-Pierre L¨¦aud, siendo un jovencito de 12 a?os, fue descubierto por Fran?ois Truffaut para la m¨ªtica pel¨ªcula Los 400 golpes, en 1959. Tiempo despu¨¦s el director le defini¨® como ¡°un comediante alucinado¡±. Buen adjetivo. Jean-Pierre L¨¦aud, que ahora tiene m¨¢s de setenta a?os, ya perdida la mirada fresca de anta?o, mantiene aquel aire de so?ador, inmaduro y fr¨¢gil, que caracteriz¨® a su personaje m¨¢s conocido, Antoine Doinel, ni?o rebelde en Los 400 golpes; joven enamoradizo en El amor a los 20 a?os; muchacho desorientado en Besos robados, marido infiel en Domicilio conyugal; divorciado inquieto en El amor en fuga, siempre en busca de alguna nueva relaci¨®n, quiz¨¢s tambi¨¦n de cierta estabilidad emocional. Doinel era un seductor que acababa generalmente chafado, hablador empedernido, due?o de una l¨®gica que manejaba en su propio inter¨¦s, y, sobre todo, un ser estupefacto ante el mundo, o mejor dicho, ante las normas sociales burguesas. As¨ª era entre otros matices, el personaje que se dijo era el alter ego de Truffaut, que hered¨® el propio actor, Jean-Pierre L¨¦aud.
Su carrera ha corrido en parte a las ¨®rdenes de algunos de los directores m¨¢s grandes, pero su imagen pertenece a aquel personaje y al movimiento de la nouvelle vague. Porque, salvo dignas excepciones ¡ªpuede que la mayor haya sido su interpretaci¨®n en Contrat¨¦ un asesino a sueldo, de Aki Kaurism?ki¡ª los tics de L¨¦aud han seguido reproduci¨¦ndose a lo largo de las casi cien pel¨ªculas en que ha intervenido, los modos y maneras de aquel su personaje esencial. A pesar de ello, es decir, de su dudosa calidad como gran actor, el festival de Cannes le entregar¨¢ este a?o una Palma de Oro honor¨ªfica. Puede que L¨¦aud no est¨¦ a su altura, pero se trata m¨¢s bien de rendir tributo a la nouvelle vague; el propio cartel oficial del festival recuerda este a?o a Jean-Luc Godard.
Festival, pues, entregado a cierta nostalgia. Algo que no hay que entender como negativo. A fin de cuentas el cine cl¨¢sico adquiere cada d¨ªa mayor presencia a trav¨¦s de los nuevos canales de visionado. Y hasta el viejo cine de Jean-Pierre L¨¦aud sigue vigente. En esta edici¨®n se ver¨¢ su ¨²ltimo trabajo dando vida a Luis XIV, dirigido por el catal¨¢n Albert Serra, que se define a s¨ª mismo como ¡°el vivo ejemplo de que la originalidad a¨²n es posible¡±. Pasado y presente se juntan.
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