Fernando Savater: ¡°Soy un le¨®n al que le quedan pocos rugidos¡±

Ferndando Savater no vive. Sobrevive. Lo repite entre l¨¢grimas. Se ha marchado la persona para la que escrib¨ªa, su gran apoyo en los a?os de m¨¢s ardua batalla pol¨ªtica. Sara Torres, su mujer, muri¨® en 2015 y desde entonces el fil¨®sofo se refugia en su San Sebasti¨¢n natal. Pero estos d¨ªas ha salido de su guarida para presentar en M¨¦xico su ¨²ltimo libro, Aqu¨ª viven leones (Debate). La primera obra en la que comparte autor¨ªa con su esposa se ha acabado ¡°convirtiendo en el signo de la desgracia¡±, confiesa.

Lo comenzaron juntos y lo concluy¨® a solas. La muerte le arrebat¨® a su compa?era de vida, la persona que hab¨ªa cuidado con tes¨®n cada uno de sus libros. Junto a ella se march¨® el motivo por el que escrib¨ªa y por eso el autor de ?tica para Amador advierte que ¨¦sta es su ¨²ltima obra. Se despide de la literatura.

El ensayo que asegura pone fin a su carrera literaria es una invitaci¨®n a la lectura. En ¨¦l recorre los rincones y paisajes que rodearon a ocho grandes figuras literarias. Se adentra en la intimidad de William Shakespeare, Agatha Christie, Edgar Allan Poe, Alfonso Reyes, Gustave Flaubert, Giacomo Leopardi, Ram¨®n del Valle-Incl¨¢n y Stefan Zweig para recordar que estas fieras de las letras tambi¨¦n fueron humanos, que sus vidas no solo estuvieron jalonadas de triunfos. En ellas hubo fracasos y desgracias.

P. Ha visitado los refugios de ocho grandes escritores, ?han sido estos autores su refugio?

En pol¨ªtica sigo, pero por mala leche

R. Los libros han sido mi jard¨ªn secreto. Ah¨ª me guarec¨ª de los males y las persecuciones.

P. ?Aqu¨ª viven leones acaba siendo una intromisi¨®n en la vida de ocho autores?

R. Es un libro un poco desvergonzado. En ¨¦l he contado aquello que los humaniza. He dejado fuera el cotilleo, no tengo intenci¨®n de entrar a sus retretes, de buscar miserias escatol¨®gicas.

P. Si entre los escritores escogidos en su obra apareciera usted ?cu¨¢les ser¨ªan sus rincones y paisajes?

R. Soy vanidoso pero no idiota (risas).

P. Pero, ?cu¨¢les son sus refugios?

R. San Sebasti¨¢n, donde nac¨ª, y Par¨ªs, mi ideal y que tambi¨¦n lo era para Sara. A?adir¨ªa Madrid y ciertos sitios de Italia y Am¨¦rica Latina.

P. Y en M¨¦xico, ?d¨®nde busca cobijo?

R. Ahora casi no tengo refugios en M¨¦xico porque mis estancias son muy cortas pero en mis primeros viajes descubr¨ª lugares como Oaxaca. Ven¨ªa con amigos a dar una conferencia y luego nos qued¨¢bamos un mes emborrach¨¢ndonos en las cantinas.

Este libro acab¨® siendo el signo de la desgracia

P. En ese hipot¨¦tico libro en el que usted ser¨ªa uno de los protagonistas ?habr¨ªa que hablar mucho de pol¨ªtica?

R. En realidad, me he visto involucrado en la pol¨ªtica porque no he querido que otros gestionasen mi vida. Estuve en ella en la ¨¦poca de Franco y me toc¨® seguir en los a?os del terrorismo y sus imposiciones. He estado en ella por circunstancias hist¨®ricas. Quiz¨¢ si hubiera nacido en Murcia no me hubiese implicado tanto.

P. Pero contin¨²a en ella.

R. S¨ª, pero por mala leche. Veo cosas que no me gustan y eso hace que salga de la cueva (risas).

P. En el libro retrata el M¨¦xico de Alfonso Reyes, una naci¨®n generosa que acogi¨® a los exiliados espa?oles. ?La imagen que plasmar¨ªa hoy del pa¨ªs ser¨ªa m¨¢s negra?

R. El M¨¦xico de los ¨²ltimos 15 a?os tiene la marca terrible de la violencia. Una violencia impune; en ocasiones, cometida por quien deb¨ªa perseguirla. En parte, se debe a esa est¨²pida cruzada contra las drogas, que se ha convertido en una de las maldiciones de Am¨¦rica.

P. Reitera que este es su ¨²ltimo libro. ?Dejar¨¢ de rugir ese le¨®n que es Fernando Savater?

R. Soy un le¨®n que est¨¢ desdentado y al que le quedan pocos rugidos que dar. Seguir¨¦ con art¨ªculos en la prensa y dejar¨¦ los libros. Los escrib¨ªa para que Sara me leyera. Quiz¨¢ haga algo sobre nuestra relaci¨®n pero no s¨¦ si me gustar¨ªa publicarlo o tenerlo para m¨ª.

P. ?Es Aqu¨ª viven leones una declaraci¨®n de amor?

Cuando muri¨® Sara dej¨¦ de vivir. Y ahora simplemente sobrevivo

R. Sin duda.

P. ?Hay dolor en ¨¦l?

R. Empez¨® siendo el libro m¨¢s jocundo y acab¨® siendo el signo de la desgracia. Tiene el sello de la p¨¦rdida.

P. ?Se plante¨® abandonarlo tras su muerte?

R. Pens¨¦ que no iba a ser capaz de terminarlo. Cuando abr¨ªa los dosieres (con la documentaci¨®n que Sara preparaba), me ven¨ªan constantes recuerdos a la mente. Finalmente lo logr¨¦ agarrando fuerzas y con la ayuda del whisky.

P. ?Terminar el libro le ayud¨® a superar el duelo?

R. El problema es que no creo en la idea de superar el duelo. La gente insiste en que deje de estar triste. Incluso, hay quien me rega?a. Es como si me hubieran cortado una pierna y a la semana fuera extra?o que siguiese cojeando.

P. ?C¨®mo encara el futuro?

R. S¨®lo tengo pasado, no hay futuro. Cuando muri¨® Sara dej¨¦ de vivir. Y ahora simplemente sobrevivo (se emociona).