David Mora y ¡®Malague?o¡¯ engrandecen el toreo
El torero madrile?o reapareci¨® y cort¨® las dos orejas a un toro de encastada nobleza al que se le premi¨® con la vuelta al ruedo


La lidia del segundo toro fue toda ella una pel¨ªcula de arrebatadora pasi¨®n, desbordante entusiasmo y seductora conmoci¨®n; y lo fue porque hab¨ªa en la plaza un torero resucitado, que hace dos a?os y cinco d¨ªas comprob¨® c¨®mo se le escapaba la vida a borbotones en este mismo ruedo; porque sali¨® un toro de bandera, guapo de hechuras, descarado de pitones, que embisti¨® a la muleta de manera antol¨®gica, con un galope codicioso, y encastada nobleza, e inund¨® de alegr¨ªa la fiesta; y porque se uni¨® el cielo con la tierra, una cerrada ovaci¨®n de bienvenida a David Mora?cuando se rompi¨® el pase¨ªllo, un emotivo brindis del torero al jefe del equipo m¨¦dico que le devolvi¨® la vida, y porque el resultado final fue un triunfo apote¨®sico de los dos protagonistas, toro y torero, que es como decir una conquista hist¨®rica de la tauromaquia.
ALCURRUC?N / URDIALES, MORA, ROCA REY
Toros de Alcurruc¨¦n, bien presentados, mansos, broncos y deslucidos; el segundo cumpli¨® en el caballo y fue codicioso y boyante en la muleta. Se le premi¨® con la vuelta al ruedo.
Diego Urdiales: pinchazo, media, un descabello ¡ªaviso¡ª y cuatro descabellos (silencio); estocada (silencio).
David Mora: estocada (dos orejas); media baja (silencio). Sali¨® a hombros por la puerta grande.
Andr¨¦s Roca Rey: estocada baja (ovaci¨®n); gran estocada ¡ªaviso¡ª (ovaci¨®n).
Plaza de Las Ventas, 24 de mayo. Decimonovena corrida de feria. Lleno.
Lo que es la vida. Qui¨¦n le iba a decir a David Mora que su reencuentro con Las Ventas iba a tener como protagonista a Malague?o, un toro de Alcurruc¨¦n, de 563 kilos de peso, que fue el mejor compa?ero que el torero jam¨¢s pudo imaginar en el m¨¢s dulce de sus sue?os. Y todo, despu¨¦s de dos a?os de sufrida rehabilitaci¨®n, de desesperaci¨®n a veces, y de un porvenir cargado de dudas. Se dice, y aseguran que es verdad, que David Mora ha renunciado a un indemnizaci¨®n millonaria y a una m¨¢s que apetitosa mensualidad de un seguro de accidente por volver a vestir el traje de luces. Si es as¨ª, nunca el sacrificio por una vocaci¨®n tuvo mejor recompensa. Esa puerta grande de Madrid que ha disfrutado no tiene precio, y no hay millones para pagarla.
Al primer capotazo, Malague?o le puso los astifinos pitones en la cara; repuesto del susto, Mora lo capote¨® con buen gusto a la ver¨®nica. El animal no hizo una buena pelea en varas, pues aunque acudi¨® de largo en el segundo puyazo, de los dos sali¨® suelto tras una pela sin ardor de toro bravo. Lo cit¨® Roca Rey por saltilleras y consigui¨® el favor del p¨²blico, lo que oblig¨® a Mora a demostrar que la experiencia es un grado con unas ajustadas gaoneras.
Persigui¨® el toro al galope en banderillas, y lleg¨® al tercio final con la boca cerrada y en actitud de guerra. Esper¨® a David Mora en las tablas, y desde la raya del tercio lo llam¨® el torero para recibirlo con un pase cambiado por la espalda. Tard¨® el toro en embestir, pero lo hizo con la fortaleza de un trailer y atropell¨® al de luces, lo lanz¨® por los aires y Mora se dio una impresionante costalada de que la que sali¨® con el cuerpo desmadejado y la mirada perdida.
Una vez repuesto, se obr¨® el milagro. Dos estatuarios y un par de elegant¨ªsimos recortes dieron paso a un maravilloso espect¨¢culo para los sentidos y el alma. Embest¨ªa el toro con las entra?as, humillado siempre y fija la mirada en la muleta, que manej¨® con soltura y temple el torero en una repetici¨®n incansable de redondos hilvanados que enloquecieron a los tendidos. La faena perdi¨® fuelle con la zurda, pero fue toda ella el merecido colof¨®n a un derroche de encastada nobleza de un toro excepcional para la muleta. Mat¨® de una certera estocada y la plaza se pobl¨® de pa?uelos: dos orejas para el torero, y la vuelta al ruedo para el rey de la dehesa, que elev¨® a las alturas la casta brava. ?El toreo es grandeza, y ya est¨¢¡!
El resto del festejo tuvo poca historia. Los toros, mansos y complicados. Urdiales, en horas preocupantes y bajas. Con actitud de perdedor, se pierde. Roca Rey, valent¨ªsimo y entregado toda la tarde. Y dos pares de banderillas extraordinarios de ?ngel Otero al quinto, y dos brindis ¡ªde Mora y Roca¡ª al premio Nobel Vargas Llosa. Y todo el mundo m¨¢s contento que unas casta?uelas¡ Ol¨¦.
La corrida de hoy
Mi¨¦rcoles, 25 de mayo. Vig¨¦simo festejo de feria. Toros de Jandilla para Juli¨¢n L¨®pez, El Juli; Miguel ?ngel Perera y L¨®pez Sim¨®n.
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