Grand¨ªsima ovaci¨®n para ¡®Camar¨ªn¡¯
Sobresaliente comportamiento del segundo toro de Baltasar Ib¨¢n, para el que se pidi¨® la vuelta al ruedo
Ib¨¢n/Vicente, Aguilar, Barrio
Toros de Baltasar Ib¨¢n, bien presentados y de desigual comportamiento; bravo y encastado el segundo; manso y encastado el tercero; cumplidor en el caballo, noble y apagado el primero, y parados y dificultosos los tres ¨²ltimos.
Iv¨¢n Vicente: estocada (ovaci¨®n); estocada perpendicular y trasera _aviso_ ocho descabellos _segundo aviso_ y un descabello (silencio).
Alberto Aguilar: estocada ca¨ªda (oreja); estocada (ovaci¨®n).
V¨ªctor Barrio: pinchazo y estocada (silencio); pinchazo y bajonazo (silencio).
Plaza de toros de Las Ventas. Vig¨¦sima cuarta corrida de feria. 29 de mayo. Tres cuartos de entrada. Asisti¨® la Infanta Elena.
La plaza, puesta en pie, despidi¨® con una grand¨ªsima ovaci¨®n a Camar¨ªn, segundo de la tarde, de 560 kilos, que tuvo un comportamiento sobresaliente. Cuando las mulillas desaparecieron, las palmas se tornaron en una bronca dirigida al presidente por no conceder la vuelta al ruedo al toro.
La corrida de hoy
Lunes, 30 de mayo. Vig¨¦sima quinta corrida de feria. Toros de Adolfo Mart¨ªn, para Rafaelillo, Sebasti¨¢n Castella y Manuel Escribano.
Pero, ?era merecedor de tal distinci¨®n? Al menos, fue un toro para la discusi¨®n, que debiera ser elemento fundamental en este arte, y que se ha perdido en aras de la unanimidad que propicia el aburrimiento.
Camar¨ªn embisti¨® con fiereza al capote que le present¨® Aguilar, quien consigui¨® una ver¨®nicas tan apasionadas como jaleadas. Acudi¨® de largo al caballo y empuj¨® al peto en primera instancia, aunque se aburri¨® y prefiri¨® aliviarse con un solo pit¨®n; tarde¨®, pero volvi¨® a obedecer otra vez el cite del piquero, tambi¨¦n a varios metros de distancia, pero no recibi¨® m¨¢s que un picotazo. Persigui¨® con alegr¨ªa en banderillas, y lleg¨® a la muleta con resuello y vida, y repiti¨® la embestida con encastada nobleza en las tres primeras tandas por el lado derecho, baj¨® el tono cuando el torero tom¨® la zurda y se resinti¨® del esfuerzo en los redondos finales.
Aguilar estuvo correcto con un animal muy exigente, que ped¨ªa a gritos una muleta con mucho mando y, quiz¨¢, con el conocimiento suficiente para no intentar el toreo actual. Al toro le falt¨® la calidad de la moderna nobleza art¨ªstica y le sobr¨® codicia; adem¨¢s, la impericia de su lidiador, que torea poco, no permiti¨® el total lucimiento de su bravura. En fin, que a Aguilar le concedieron una oreja como se?al de que no estuvo mal, pero ese toro exig¨ªa y merec¨ªa otro trato.
Pero, ?era de vuelta al ruedo o no? Y surge otra cuesti¨®n: ?en comparaci¨®n con qui¨¦n? Si se lo compara con el desierto de casta de una feria desesperante, s¨ª era de vuelta. Si se le exige como toro bravo en el caballo, no. Bien es cierto, no obstante, que el presidente no autoriz¨® un tercer puyazo, que hubiera disipado cualquier duda. En todo caso, un toro sobresaliente.
El resto de la corrida defraud¨®. Predomin¨® la mansedumbre y la falta de clase. El propio Aguilar se llev¨® un tremendo arre¨®n del quinto, rajado y aculado en tablas. Iv¨¢n Vicente demostr¨® maneras ante el agotado y noble Bastonito, que sali¨® en primer lugar, y escuch¨® dos avisos ante el deslucido cuarto. Y Barrio se vio desbordado por el astifino y exigente tercero, y nada pudo hacer ante el parado sexto, cuya lidia transcurri¨® entre un aguacero.
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