El Primavera Sound se asoma a su futuro
El presente se vive entre v¨ªtores, agasajos y parabienes, coronados con los implacables n¨²meros que atestiguan el ¨¦xito de la f¨®rmula
El pasado es un recuerdo que ahora se vive con cierta nostalgia, la de aquellas noches en el Pueblo Espa?ol, rondando entre escenarios en un entorno tan kitsch como pintoresco, lleno de rincones en los que perderse. El presente se vive entre v¨ªtores, agasajos y parabienes, coronados con los implacables n¨²meros que atestiguan el ¨¦xito de la f¨®rmula, puesta en marcha por vez primera en Benic¨¤ssim cuando el ¡°indie¡± era ¡°indie¡± y no un vocablo gastado. Si, el Primavera Sound ha corregido y aumentado aquella idea, apostando por un certamen sin acampada y genuinamente urbano. Si cabe m¨¢s barcelon¨¦s que urbano, pues en el ¨¦xito del Primavera, como en el del S¨®nar, cuenta tambi¨¦n la ubicaci¨®n en esta ciudad que desde hace a?os est¨¢ de moda, quiz¨¢s demasiado. Entonces ya solo resta definir el futuro y perfilar un festival cuyo ¨²nico peligro aparente, como el de la misma ciudad que lo acoge, es morir de ¨¦xito. Y no tiene porqu¨¦ pasar.
En realidad se podr¨ªa establecer un paralelismo entre el Primavera Sound y el prototipo de Barcelona como ciudad. En los ¨²ltimos tiempos, particularmente desde el cambio de alcalde, la capital catalana est¨¢ repensando el modelo de desarrollo, hasta ahora manifestado por el monocultivo del turismo a granel, f¨®rmula abrasiva que mina el atractivo de la propia ciudad, convertida en un cascar¨®n sin tortuga dentro. En cierto sentido es lo que tambi¨¦n debe evitar el Primavera Sound, fijar una ¨²nica idea en la mente del asistente -somos un festival para indies/hipsters-, al igual que Barcelona ¨Csomos una ciudad para turistas- y gestionar de la mejor manera posible una masificaci¨®n que seg¨²n c¨®mo puede llegar a aturdir tanto como visitar el Parc G¨¹ell en hora punta. Con el inconveniente a?adido que al turista le importa un bledo que Gaud¨ª guste a mucha gente, mientras que para algunos, los m¨¢s listos, Holly Herndon mola menos cuando su m¨²sica sobrepasa el c¨ªrculo de conspicuos conocedores. No diremos que el Primavera lo tiene peor que Barcelona, pero la tarea presenta su dificultad.
Los movimientos para evitar estos problemas ya hace tiempo que se han puesto en marcha en el Primavera, que ya no se define, y con parte de raz¨®n, como un festival indie. Por un lado se ha ido abriendo a la ciudad ofreciendo cada vez m¨¢s actividades fuera del F¨®rum, rompiendo la imagen de festival cerrado solo para su p¨²blico natural. Por otro el Primavera busca definirse en t¨¦rminos de plataforma ¨²til de reflexi¨®n para la industria en un momento de cambios radicales. Pero lo principal sigue siendo el alma del festival, su esencia, el espacio que define con su cartel. Es cierto que no ha logrado una delimitaci¨®n alternativa al concepto indie, pero al menos ya sabe lo que no quiere ser de mayor. En esta l¨ªnea, y al margen de boutades como programar a Los Chichos, el cartel va abri¨¦ndose cada vez m¨¢s a otros estilos, que a¨²n y todo son de momento simples lunares dispersos en un enorme lienzo de guitarras blancas y anglosajonas. Abrirse estil¨ªsticamente con determinaci¨®n, y no con chistes o gui?os aislados a otros ¨¢mbitos musicales ¨Csean africanos o hip-hoperos-, parece inevitable si no se quiere morir con el desgaste natural de esta escena musical y con el envejecimiento del p¨²blico que facilit¨® la explosi¨®n del festival y que comienza a vivir de la nostalgia.
La masificaci¨®n es otro de los asuntos que pueden jugar a la contra en un festival que cada a?o tiene m¨¢s escenarios, algunos sustanciados para dar cabida al masivo desembarco publicitario en el que las marcas luchan por individualizarse. Y por supuesto no se trata de rechazar los patrocinios, fundamentales para que el modelo sea viable econ¨®micamente, sino que estos no marquen la pauta creando necesidades inexistentes, por otra parte, sentido ¨²ltimo de la publicidad. Este equilibrio es el que acaba diferenciando un festival patroneado solo por el crecimiento de un festival que controlando su crecimiento busca que sus nuevas necesidades sean cubiertas por las marcas. Traducci¨®n: no es lo mismo buscar un patrocinador para una nueva necesidad a que un patrocinador genere una nueva necesidad que ¨¦l pueda cubrir. Esta ¨²ltima opci¨®n puede desdibujar a medio plazo la personalidad de un certamen convertido en mercado persa. Las marcas son precisas, pero como los perros agresivos, mejor con correa.
El control del crecimiento deviene entonces una de las tareas clave del Primavera. Es dif¨ªcil resistirse, pero solo as¨ª se puede garantizar el mantenimiento de un modelo de ¨¦xito. Solo ahora, con una nueva administraci¨®n municipal, Barcelona parece haberse planteado qu¨¦ quiere ser de mayor. Es ahora, en puertas de una edici¨®n triunfal que puede presumir de un cartel casi exhaustivo, cuando el Primavera Sound se asoma de verdad a su futuro. Llegar hasta aqu¨ª no ha sido f¨¢cil, pero ahora quiz¨¢s comienza lo m¨¢s dif¨ªcil, justo cuando todo el mundo, p¨²blico, artistas, prensa y patrocinadores, lo consideran como uno de los mejores escaparates musicales del mundo.
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