Juan Mayorga: las obsesiones de un matem¨¢tico y autor de ¨¦xito
¡®Elipses¡¯ recoge el pensamiento del dramaturgo sobre el que se sostiene su reputada obra en la que el teatro se impone como el arte de la reuni¨®n y la imaginaci¨®n
A Juan Mayorga (Madrid, 1965) le admira la tenacidad del capit¨¢n Ahab en busca de la ballena Moby Dick. Es la misma con la que ¨¦l persigue y analiza los temas m¨¢s diversos que laten en toda su obra dramat¨²rgica. Elipses, editado por La u?aRoTa, re¨²ne por primera vez los ensayos, art¨ªculos y conferencias de Mayorga desde 1990 hasta hoy. Es el muro de carga de un fil¨®sofo y matem¨¢tico, el mapa de las obsesiones de un dramaturgo cuyo teatro recorre el mundo entero. El Holocausto, la filosof¨ªa, Walter Benjamin y, por encima de todo, el teatro como el arte de la reuni¨®n y la imaginaci¨®n, laten de manera sistem¨¢tica en su pensamiento. En su casa de Madrid, donde ultima su nueva obra en torno a la amistad que piensa dirigir, Juan Mayorga habla de estas obsesiones.
Holocausto. ¡°Auschwitz es, parad¨®jicamente, en su extraordinaria oscuridad, el foco m¨¢s poderoso que tenemos para orientarnos. Es un extraordinario haz que lanza luz hacia atr¨¢s por todo lo que resignifica y nos obliga a releer a Arist¨®teles, a Plat¨®n, a Kant, a Shakespeare y a Calder¨®n. Pero tambi¨¦n lanza un foco hacia el presente y el futuro, porque, si bien nada de lo que suceda puede compararse a aquel horror, s¨ª nos puede advertir permanentemente en torno a signos que nos indiquen que la barbarie se aproxima, que est¨¢ siempre a la vuelta de la esquina. En estos momentos, conviene recordar que, en contra del relato conforme al cual esta tragedia fue provocada por unos locos nazis frente a un gran n¨²mero de v¨ªctimas desvalidas, Auschwitz supuso el exterminio planificado y sistem¨¢tico de los jud¨ªos europeos, a los que Europa no supo proteger. Todos debemos sentirnos interpelados por el exterminio de los jud¨ªos en Auschwitz¡±.
Walter Benjamin.¡°A ¨¦l dediqu¨¦ mi tesis doctoral. Bejamin es el pensador que m¨¢s me ha influido. Este libro se titula Elipses por ¨¦l. Es una figura que me sirve para meditar sobre mi propio empe?o teatral y filos¨®fico, en el cual siempre que observo un motivo intento pensarlo en tensi¨®n con otro, en un v¨ªnculo tenso con otro. Soy deudor de Benjamin, hasta el punto de que la autointerpretaci¨®n de mi trabajo le es deudora. Hay motivos, estrategias y fines de mi trabajo, tanto filos¨®fico como teatral, que han sido ahormados por Benjamin. Por ejemplo, la figura de la traducci¨®n que es fundamental en mi teatro, la meditaci¨®n sobre la violencia, la centralidad del pasado fallido, todos esos son motivos benjaminianos¡±.
Una vida en torno a un escenario
Juan Mayorga, nacido en Madrid en 1965, es licenciado en Matem¨¢ticas y doctor en Filosof¨ªa. Autor de numerosas obras teatrales, como Himmelweg, La tortuga de Darwin, Cartas de amor a Stalin, El chico de la ¨²ltima fila, La paz perpetua o Animales nocturnos, que han sido traducidas a una treintena de idiomas.
Fue premio Nacional de Teatro en 2007, premio Nacional de Literatura Dram¨¢tica en 2013 por la obra La lengua en pedazos y Premio Europeo del Teatro en 2016. Ha dirigido dos de las obras que ha escrito: La lengua en pedazos y Reikiavick. Amistad, el t¨ªtulo provisional de la obra que est¨¢ escribiendo en estos momentos con tres actores masculinos, ser¨¢ su tercer montaje como director.
La filosof¨ªa. ¡°No hay una separaci¨®n entre mi teatro y mi trabajo filos¨®fico. Siento que mi trabajo teatral est¨¢ alimentado de mis preocupaciones filos¨®ficas y, es m¨¢s, creo que el teatro tiene una extraordinaria capacidad para hacernos pensar y para plantearnos preguntas para las que el fil¨®sofo quiz¨¢s todav¨ªa no tenga palabras. Filosof¨ªa y teatro nacen del conflicto y viven de ¨¦l. El teatro no ha de buscar una filosof¨ªa que le legitime, sino aspirar a provocar una filosof¨ªa, una filosof¨ªa que lo prolongue. Si insisto en el car¨¢cter filos¨®fico del teatro debo inmediatamente evitar la confusi¨®n que podr¨ªa llevar a alguien a pensar que estoy defendiendo que la relaci¨®n del espectador con el teatro es fundamentalmente mental. No. En el teatro se ponen desde luego en juego ideas, pero tambi¨¦n pasiones, pesadillas, anhelos, ilusiones, espacios, cuerpos. Y todo eso, no reduce el car¨¢cter filos¨®fico de la experiencia, sino que lo ensancha¡±.
La raz¨®n del teatro. ¡°El teatro es inmediatamente filosof¨ªa. La raz¨®n ¨²ltima del teatro es la de convocar a la asamblea para, en asamblea, representar posibilidades de la existencia humana. Esto nos lleva a asegurar que el teatro es entonces un mirador a la existencia humana y por tanto es inmediatamente filosof¨ªa¡±.
Las matem¨¢ticas.¡°Son para m¨ª una pasi¨®n que descubr¨ª en la adolescencia y nunca me ha abandonado. Las matem¨¢ticas me han formado como hombre pero tambi¨¦n me forman como dramaturgo. Esa b¨²squeda de la s¨ªntesis que subyace en las matem¨¢ticas es tambi¨¦n la propia de los distintos oficios teatrales. Es el centro del oficio del dramaturgo, pero tambi¨¦n del escen¨®grafo, el iluminador y, finalmente, del actor quien, a trav¨¦s de un gesto, ha de dar cuenta del estado de su personaje. En este sentido, digo que el de la matem¨¢tica es un lenguaje sin grasa y el creador teatral de aspirar a ese lenguaje sin grasa¡±.
Zona gris. ¡°La noci¨®n de zona gris nos fue entregada por Primo Levi en su libro Los hundidos y los salvados. Se refiere a esa zona que separa y, al mismo tiempo, vincula a v¨ªctimas y verdugos. Esa zona que Primo Levi descubre en ese ¨¢mbito extraordinariamente denso que es el campo de concentraci¨®n puede reconocerse, por supuesto de formas m¨¢s borrosas y difusas, en distintos ¨¢mbitos de nuestra cotidianidad. En lo que al teatro se refiere, la zona gris es la zona m¨¢s rica. Los personajes que habitan en la zona gris, aquellos que siendo v¨ªctimas se convierten en alg¨²n momento en c¨®mplices del verdugo, son figuras que yo he visitado con frecuencia en mi teatro. Como ciudadano, siento que en la medida en que consentimos injusticias, que aceptamos formas de barbarie o de acoso al hombre por el hombre, estamos entrando en la zona gris. Ah¨ª est¨¢ la situaci¨®n clamorosamente dolorosa de los refugiados. Tengo miedo de que el gris se vaya extendiendo por Europa¡±.
Europa.¡°Europa es un motivo central de mi teatro. Europa es tanto Atenas como Auschwitz. El pr¨®logo a esa llamada constituci¨®n europea no deber¨ªa ser abstracto, sino que tendr¨ªa que albergar referencias hist¨®ricas y, sin duda, la menci¨®n a Auschwitz¡±. La fundaci¨®n de Europa tiene dos grandes momentos en la historia. Uno es el que tiene lugar en el siglo V antes de Cristo cuando aquellos grandes tr¨¢gicos, Esquilo, S¨®focles y Edipo, convocan a la ciudad para examinar en asamblea las posibilidades de la resistencia humana y, de alg¨²n modo, interpelar a los dioses e interrogarse unos a otros. El otro, cuando S¨®crates sale a las calles de Atenas no para pronunciar doctrina ni expresar certezas, sino para hacerse preguntas en torno a unas pocas palabras pero fundamentales, palabras en torno a las que nos jugamos todo, justicia, bien, belleza, amistad. Europa ha de ser un esfuerzo de esclarecimiento, un permanente interrogar e interrogarse. Cuando eso no ha ocurrido, Europa ha derivado hacia la oscuridad y la barbarie.
Babelia
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