La ¡®matrioska¡¯ en novela
Jes¨²s Ruiz Mantilla pasa del influjo de Gald¨®s a una novela de m¨²ltiples claves narrativas en 'Hotel Transici¨®n'
De su galdosiana Ahogada en llamas, Jes¨²s Ruiz Mantilla pasa ahora en Hotel Transici¨®n a una novela de m¨²ltiples claves narrativas. Una de ellas es la incursi¨®n en el realismo. Otra, superpuesta, la novela que juega a enfrentar dos tiempos hist¨®ricos y a que dialoguen (sin dejar por ello de sacarse los trapos al sol), tal vez tambi¨¦n a que a la larga se reconcilien. Hotel Transici¨®n es tambi¨¦n un relato de formaci¨®n, donde el protagonista tiene que apechugar con varios interrogantes: familiares, ¨ªntimos e hist¨®ricos. Otra novela tambi¨¦n podr¨ªa ser la que se interroga sobre s¨ª misma, no sobre la novela en general, porque si no estar¨ªamos en el terreno de la metaficci¨®n, sino sobre la que estamos leyendo.
Narrada en primera persona, alguien desde la habitaci¨®n de un hotel nos cuenta su infancia, cuando se llamaba Chucho, cuando su madre regentaba un hotel y su padre daba clases, todo ello en aquel contexto pol¨ªtico y social que se dio en llamar ¡°la transici¨®n espa?ola¡±. Esa voz, como agazapada en un presente, que tambi¨¦n es el del lector, nos habla en continua interpelaci¨®n a su pasado, sin ahorrar an¨¢lisis, diagn¨®sticos y contundentes cr¨ªticas a ambos.
Mientras leemos esta novela, otra de las que superponen, una que bien podr¨ªamos llamar generacional, vemos deslizarse con casi secreta presencia la que a este critico le hubiera gustado m¨¢s: la de la vida de la madre del narrador cuando es un cr¨ªo, la misteriosa historia de amor de la madre con un viajante de comercio todav¨ªa m¨¢s misterioso, a espaldas de su marido, el padre de Chucho, del narrador que nos habla desde una habitaci¨®n de hotel, ahora. Volvamos m¨¢s arriba, cuando hablaba de la interrogaci¨®n que se opera en el seno del libro que leemos. Ruiz Mantilla, detr¨¢s de un narrador muy consciente de lo que hace, y sobre todo de lo que tambi¨¦n hace mal, urde su novela y a la vez el ant¨ªdoto que la protege de su posible naufragio. Por ejemplo: si el narrador del presente se pone muy pesado con el uso y abuso de su intromisi¨®n moralizante, inmediatamente ¨¦l mismo se cuestiona esa intromisi¨®n. Tal soluci¨®n me parece ingeniosa. Entre otras cosas porque se da en la esfera del relato como juego narrativo. O como gui?o. O disimulado auxilio al lector.
De todas las novelas que hay en Hotel Transici¨®n, no obstante yo me quedo con la que Jes¨²s Ruiz Mantilla desaprovech¨®. Esa que la madre del narrador se merec¨ªa toda para ella sola. Y luego hay tambi¨¦n hay otra en ciernes. La de esa estupenda t¨ªa Cuca que quiere saberlo todo sobre el sexo antes de morirse. Hotel Transici¨®n es una buena novela. Pero con algunas l¨ªneas argumentales que nunca debieron entorpecer las dos mejores que promet¨ªan.
Hotel Transici¨®n. Jes¨²s Ruiz Mantilla. Alianza. Madrid, 2016. 320 p¨¢ginas. 18 euros
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