?Por qu¨¦ los bailarines cubanos siguen escapando?
Las ¨²ltimas defecciones indican que el deshielo no ha parado la sangr¨ªa: seg¨²n fuentes del exilio, en los ¨²ltimos 18 meses han dejado la isla 83 artistas de ballet
Seg¨²n algunas fuentes del exilio cubano de Miami, en los ¨²ltimos 18 meses han dejado la isla 83 artistas de ballet entre miembros de Ballet Nacional de Cuba, egresados de la Escuela Nacional de Ballet y miembros de otros conjuntos estatales, como el Ballet de Camag¨¹ey. Y todo ello, a pesar de la repercusi¨®n global del deshielo de las relaciones con los Estados Unidos, de la visita al caribe del papa y otros gestos de alta diplomacia. Desde algunos sectores de la ortodoxia castrista se pide paciencia.
Pero a un artista de ballet no se le puede pedir paciencia aunque sea parte de su disciplina; la ambici¨®n profesional de superaci¨®n, cuando hay talento, es la urgencia de cabecera; la ambici¨®n doma la paciencia para que no se convierta en frustraci¨®n. Para un bailar¨ªn o bailarina el tiempo es oro. Las ¨²ltimas y sonadas deserciones de una primera bailarina del BNC, Amaya Rodr¨ªguez, y tres j¨®venes solistas (que se consideraban promesas seguras por su calidad y virtuosismo) que cruzaron la frontera de Canad¨¢ tras un viaje oficial del conjunto cubano y entre las que se encuentran Massiel Alonso y Mayrel Mart¨ªnez, ponen otra vez la atenci¨®n sobre un goteo que nunca ha cesado y que ha poblado el planeta de artistas de la danza cubanos, desde Holanda, Suecia, Noruega, Italia, Reino Unido y Espa?a a varios pa¨ªses de Latinoam¨¦rica, con Estados Unidos a la cabeza.
Amaya Rodr¨ªguez hab¨ªa salido legalmente a M¨¦xico con un permiso y cruz¨® por su cuenta y riesgo la frontera con Estados Unidos, una espalda mojada m¨¢s en busca de su oportunidad. Pero estos j¨®venes bailarines a¨²n en tierra norteamericana hablan con temor. La mayor¨ªa de ellos ha dejado atr¨¢s a sus familias en la isla. Los que est¨¢n en Europa, con menos presi¨®n pol¨ªtica, y medi¨¢tica, eluden el compromiso declarado con la oposici¨®n o cualquier actitud contestataria, algo que en la isla sigue siendo delito.
La euforia tur¨ªstica, las remesas de d¨®lares que env¨ªan los familiares cubanos emigrados desde el extranjero, la promesa de la entrada de grandes capitales occidentales para reindustrializar la isla y las promesas de apertura en el terreno pol¨ªtico no son capaces de tapar una realidad ruinosa y amarga cuya mejor met¨¢fora es, en el terreno de la danza, el hecho de que las bailarinas se vean obligadas a remendar imperturbables sus gastadas zapatillas de ballet.
El ballet ha servido recientemente, como lo fue el pimp¨®n para las relaciones entre China y Estados Unidos en tiempos de Nixon, para desbloquear las conversaciones entre Cuba y los estadounidenses, y todo empez¨® con una visita oficial del American Ballet Theatre [ABT] a La Habana despu¨¦s de m¨¢s de 50 a?os, de modo que se puede hablar con propiedad en este caso de ¡°diplomacia del ballet¡±. El ABT fue a La Habana con el pl¨¢cet de Washington y as¨ª empez¨® esta parte de la fiesta... o del drama, seg¨²n se mire. Hay quien dice que ya no tiene sentido emigrar o pedir asilo pol¨ªtico al pisar suelo norteamericano. Que se lo expliquen a los bailarines, ellos tienen una respuesta.
Pedro Pablo Pe?a, director del Cuban Classical Ballet of Miami y del Miami Arts Center, como viene haciendo desde hace m¨¢s de 30 a?os, ha acogido a estos artistas y prepara para ellos una funci¨®n especial el pr¨®ximo s¨¢bado 18 en el Miami Dade County Auditorium. Ser¨¢ un programa enteramente cl¨¢sico que terminar¨¢ con el segundo acto de Giselle¡±, protagonizado por Amaya Rodr¨ªguez acompa?ada por otro cubano invitado, Carlos Guerra, primer bailar¨ªn del Miami City Ballet y artista adorado por el p¨²blico de La Florida. Tambi¨¦n bailar¨¢n otros cubanos como Marif¨¦ Fumero (Reina de las Willis) y Arionel Vargas (Hilari¨®n), este ¨²ltimo exprimer bailar¨ªn del English National Ballet de Londres. Alonso y Mart¨ªnez har¨¢n tambi¨¦n papeles solistas.
La di¨¢spora de los artistas cubanos de ballet, desde los a?os sesenta del siglo XX con la hist¨®rica deserci¨®n de los 10 de Par¨ªs en 1966, es la m¨¢s importante de la historia moderna junto a la de los rusos, que empez¨® en los d¨ªas de la revoluci¨®n de octubre, se extendi¨® todo el estalinismo y termin¨® con la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn y la desaparici¨®n del bloque socialista. Ambas historias tienen sus h¨¦roes, sus luces y sus sombras y est¨¢n por escribirse; los rusos quiz¨¢s han tenido m¨¢s suerte y mejor fama pues los ayudaba su propia tradici¨®n. Los cubanos siguen navegando en una tierra de nadie, luchando por su arte distintivo y su briosa calidad caracter¨ªstica.
Babelia
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