Una voz de aqu¨ª abajo

Se llama Pamela Palenciano y lleva unos pantalones de pata ancha, como los que se ponen los pandilleros para disimular las armas que portan. Cuando saca su voz m¨¢s grave, puede pasar por un chicarr¨®n, como la hermosa Do?a Juana de Don Gil de las calzas verdes. En El Salvador, dio clases durante ocho a?os a chicos de maras enfrentadas, pero lo ha dejado, porque no quiere jugarse m¨¢s el tipo. Con trece primaveras, se ech¨® (o mejor: le cay¨® encima) un novio de 18, que dec¨ªa adorarla, mientras, por celos, la iba apartando cuidadosamente de su c¨ªrculo de amistades, en su And¨²jar natal. Tambi¨¦n la persuadi¨® de que dejara de bailar breakdance. Cuando quiso darse cuenta, el novio ya estaba llam¨¢ndole de todo, menos bonita.

No cuento m¨¢s, porque ella lo hace con mucho m¨¢s arte y con un desenfado lindo, que no le resta gravedad al fondo del relato ni calado a su reflexi¨®n en primera persona sobre el ritual de la violencia sin apellidos (de g¨¦nero, familiar, escolar y laboral, todo acoso es lo mismo, responde a ambiciones parecidas y se ejecuta con id¨¦ntica mec¨¢nica). Pamela tiene luz propia, sentido del humor y sabe sobrevolar lo desagradable de una experiencia dura sobre la que ofrece los detalles justos. No hace concesiones a la curiosidad malsana: cuenta lo que le pas¨®, sabedora de que es moneda corriente y de que hablarlo es el primer paso para que otros tomen conciencia de lo que les sucede o de lo que sucede en su entorno. Haciendo esta funci¨®n en decenas de colegios, ha comprobado hasta que punto los adolescentes se reconocen en ella.

Mientras otros hablan de Rolex y monarcas, ella ha decidido hablar de roles y de lo que acontece por aqu¨ª abajo, con la frescura, la lucidez y el humor de Dario Fo joven, el ¨ªmpetu de Franca Rame o de Denise Stoklos y la convicci¨®n de Marco Baliani, metamorfoseado en Michael Kohlhaas. No solo duelen los golpes es buena muestra de cuanto da de s¨ª un unipersonal, cuando su autor e int¨¦rprete tiene algo crucial que narrar y es capaz de entrar y salir de su narraci¨®n en un chasquido.

Antes de que Palenciano montara la versi¨®n teatral, har¨¢ cinco a?os, No solo duelen los golpes fue exposici¨®n fotogr¨¢fica y taller contra la violencia. Desde entonces, se ha representado en M¨¦xico, El Salvador, Colombia, Argentina, Guatemala y Nicaragua, y en Austria y Corea del Sur, como taller para adolescentes. En Espa?a, se est¨¢ programando en centros culturales, colegios, plazas, salas alternativas¡­ pero funcionar¨ªa de miedo, seguro, en una sala de la Gran V¨ªa y tendr¨ªa hueco por derecho en un apartado de teatro social, todav¨ªa por abrirse en nuestros acomodados teatros p¨²blicos.