Cuando todo son mejoras

Los salarios se devaluaron, del contrato de por vida pasamos tiempo ha al contrato por horas; del piso costeable con el salario de dos a?os, al que cuesta dos lustros de sueldo ¨ªntegro; del alquiler sine die, a su extinci¨®n con un mes de preaviso; de la hipoteca a tres lustros m¨¢ximo, a la hipoteca a cuatro d¨¦cadas y ol¨¦. A todas estas mejoras para los grandes tenedores de capital alude, con humor aleg¨®rico, El hombre menguante, pieza con mucho subtexto, que habla elegantemente de cuantas quitas (sociales, en su poder de compra y en su dignidad) viene padeciendo de unas d¨¦cadas a esta parte, primero larvada y luego m¨¢s decididamente, el europeo de a pie.

Despu¨¦s de La gente, divertida, esc¨¦ptica y esperanzada s¨¢tira asamblearia, la compa?¨ªa valenciana P¨¦rez & Disla vuelve a poner el dedo en la llaga, con este espect¨¢culo de peque?o formato en el que las peripecias del protagonista de la pel¨ªcula de Jack Arnold y su progresiva jibarizaci¨®n, sirven de met¨¢fora clara de lo que al espectador medio le acontece. A trav¨¦s del desvalido personaje interpretado por Toni Agust¨ª, Juli Disla, autor del texto, y el director Jaume P¨¦rez, muestran como la mengua en las condiciones sociolaborales va traduci¨¦ndose en mengua de la autoestima y de los afectos.

La manera indirecta con la que P¨¦rez & Disla se expresan, evoca los procedimientos que se utilizaban para sortear la censura franquista y para decir sin decir en el teatro del otro lado del tel¨®n de acero. Un espect¨¢culo sutil y sugestivo, en tiempos de obviedad y vocer¨ªo.