Seleccionando en la gramola
Notas sueltas sobre el papel de la cr¨ªtica musical
A-1: Dave Hickey, cr¨ªtico de arte y (ocasionalmente) de m¨²sica, avisa: "El 90% de las canciones hablan de amor, mientras que el 90% de la cr¨ªtica de rock trata del otro 10%¡±.
B-4: Si la m¨²sica fue la primera expresi¨®n art¨ªstica del hombre primitivo, la cr¨ªtica musical no debi¨® de ir a la zaga. En El diario de Ad¨¢n y Eva (1905), Mark Twain hac¨ªa hablar as¨ª a Eva: ¡°Me gustan ciertos p¨¢jaros por su canto, pero no me gusta Ad¨¢n por c¨®mo canta. Estoy segura de que puede aprender, porque al principio no lo soportaba y ahora s¨ª. Hace que se corte la leche, pero no me importa. Me acostumbrar¨¦ a la leche agria¡±. Un modelo perfecto de cr¨ªtica subjetiva y positiva.
C-3: Y luego est¨¢n las cr¨ªticas patri¨®ticas, que usan la proximidad como argumento decisivo. Reconoce Jordi Pujol en su tercer libro de memorias, A?os decisivos, que no es mel¨®mano pero s¨ª parcial a ¡°la m¨²sica arraigada en Catalu?a, de la sardana a la canci¨®n catalana moderna, desde Raimon hasta Els Amics de les Arts y los Manel de ahora mismo. Tengo en mucha consideraci¨®n a algunas personas y algunos grupos que trabajan en una m¨²sica que, si no es de origen catal¨¢n, en determinadas versiones debemos considerar propia. Pienso, por ejemplo, en Llu¨ªs Cabrera y su Taller de Musics del Raval de Barcelona. ?l y otros como ¨¦l han enriquecido nuestro pa¨ªs". Tras otorgar ese pasaporte de catalanidad, en otra parte del texto Pujol incluye al "festival S¨®nar" como parte de la mejor ¡°marca Barcelona¡±. El molt honorable siempre fue sensato en p¨²blico.
D-1: Antes, era ins¨®lito hallar menciones al rock en libros protagonizados por pol¨ªticos. Ahora, parece inevitable. En varias p¨¢ginas de Conversaci¨®n con Jordi Sevilla, se menciona a Bruce Springsteen: ¡°A m¨ª me gusta que suene muy fuerte y a veces resulta insoportable para mi familia".
E-4: La novela negra se ha llenado tambi¨¦n de referencias musicales. Dan color y pueden llevar valoraciones morales. En Asesinato en la plaza de la Farola, de Julio C¨¦sar Cano, el inspector visita a una dama que ha preparado el ambiente para la seducci¨®n. Se pone en guardia cuando comprende que ella ignora que la m¨²sica que tiene de fondo pertenece a John Coltrane y que, de hecho, nunca ha o¨ªdo ese nombre sagrado.
F-3: As¨ª que resulta reconfortante comprobar la tenaz sordera de algunos gigantes literarios. Repaso las Memorias de Carlos Barral. Casi mil p¨¢ginas de alguien que vivi¨® la gauche divine barcelonesa, la Cuba revolucionaria, la Am¨¦rica efervescente. Aparentemente, ninguna m¨²sica penetr¨® su sensibilidad. Y est¨¢ bien: cada oveja con su pareja, cada loco con su tema.
E-2: Insultar al cr¨ªtico, cuando todo el mundo ejerce de tal en las redes sociales, ya no proporciona cach¨¦. En M¨²sica infiel y tinta invisible, Elvis Costello se distancia de una de las maldades m¨¢s simplonas. Copio: ¡°A mi m¨¢nager, Jake Riviera, le hab¨ªa dado por citar una ocurrencia del humorista Martin Mull: 'Escribir sobre m¨²sica es como bailar sobre arquitectura'. La repet¨ªa tanto? que al final me la atribuyeron. En realidad, a m¨ª me interesaba m¨¢s escribir m¨²sica sobre arquitectura y dejaba el baile a los expertos".
J-1: Una vivencia personal. Casino de Madrid, calle de Alcal¨¢, en 1994: se presenta un disco p¨®stumo de Camar¨®n. Todo el mundillo flamenco en orden de revista y Antonio Flores, bendito sea, se empe?a en que la Lola de Espa?a debe conocerme:
¡ªMam¨¢, mam¨¢. Este es Diego Manrique. Es muy importante, escribe.?
La Flores me mira de arriba abajo. Con suspicacia:?
¡ª?Y ust¨¦ qu¨¦ escribe? ?M¨²sica o letra?
¡ªNo, do?a Lola, escribo sobre m¨²sica. Soy periodista y...
Mueca de desprecio. La Faraona agarra el bolso y, sin despedirse, escapa en busca de gente m¨¢s valiosa.
Antonio se queda consternado. Yo, agradecido: una forma contundente de recordar nuestro puesto en la cadena tr¨®fica.
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