Un defensor del patrimonio cultural madrile?o

El martes, 7 de junio, muri¨® en una cl¨ªnica madrile?a Vicente Pat¨®n Jim¨¦nez, arquitecto, considerado por sus colegas como uno de los principales conocedores de la arquitectura capitalina y regional de Madrid, que ¨¦l estudi¨®, relat¨® y edific¨® en numerosas obras y emprendimientos. Naci¨® en 1948 en el seno de una familia represaliada por el franquismo. Con becas, se hizo arquitecto en Madrid. Su inteligencia y laboriosidad le otorgaron una versatilidad profesional que le guiar¨ªa, con plena desenvoltura, desde el mundo de la construcci¨®n al de restauraci¨®n; de la rehabilitaci¨®n al paisajismo y al interiorismo. Y todo ello, sin descuidar la vida asociativa dentro del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, ni la divulgaci¨®n period¨ªstica de la Arquitectura, que amaba sobremanera, ni la docencia universitaria, ¨¢mbitos en los que cosech¨® numeros¨ªsimos premios y reconocimientos. Todo ello culminar¨ªa en la direcci¨®n del movimiento patrimonialista madrile?o a trav¨¦s de ¡°Madrid, Ciudadan¨ªa y Patrimonio¡±, federaci¨®n de asociaciones c¨ªvicas que ¨¦l crear¨ªa y presidir¨ªa desde 2009, tras ser reelegido un¨¢nime y continuadamente a partir de entonces.

Con denuedo, Vicente Pat¨®n luchar¨ªa por la integridad del legado hist¨®rico-art¨ªstico de Madrid, que conoc¨ªa al detalle y que contribuy¨® a documentar y difundir en las principales publicaciones t¨¦cnicas y ciudadanas, en calidad de director, redactor e ilustrador de los cat¨¢logos de arquitectura editados por el Ayuntamiento, por el Gobierno regional y por el Colegio profesional.

Ninguno de los aspectos relacionados con la Arquitectura qued¨® desatendido por Vicente Pat¨®n, cuya pasi¨®n profesional y sereno entusiasmo, hondamente interiorizados a lo largo de su prol¨ªfica obra, delinearon sobre ¨¦l una personalidad cort¨¦s y apacible, grata y afable, pero reservada y suavemente recogida. Junto con su esposo y mejor colega, Alberto Teller¨ªa, arquitecto, fot¨®grafo y excelente dibujante, supo enfrentarse a grandes desaf¨ªos en su pugna por guarecer el compromiso ¨¦tico de los arquitectos con la sociedad. Consigui¨®, asimismo, sortear muchas de las acometidas demoledoras ejercidas contra Madrid por la piqueta esgrimida por el irracionalismo pseudo-urban¨ªstico. Pat¨®n conserv¨® siempre una serenidad an¨ªmica que irradiaba hacia su contorno; con suprema cortes¨ªa, acostumbraba mantener una l¨ªnea de entereza que le procuraba, como gran negociador, ceder en lo accesorio y mantenerse firme en lo sustancial. Vicente Pat¨®n aunaba en su persona un enorme saber erudito, una solidez de convicciones sobre la arquitectura como patrimonio colectivo y un anhelo permanente por difundir, para proteger, la riqueza natural, art¨ªstica y cultural atesorada por las generaciones precedentes en torno a Madrid. Pocas veces se han dado en un profesional de la arquitectura tantas cualidades simult¨¢neas para merecer trascender por su amor a la ciudad, dejando una estela de supremo respeto profesional y en torno suyo, un afecto tan hondo como el que hoy muestran, doloridos, quienes a su lado trabajaron y aprendieron tanto de su ejemplo.