El peligroso c¨ªrculo de los novilleros
Variada y nada f¨¢cil novillada del Conde de la Maza, que estuvo por encima de la terna
Corren malos tiempos para la noviller¨ªa. Se celebran pocos festejos, y escasean las oportunidades para adquirir oficio en la cara del toro, de modo que si no se es un fen¨®meno, el destino se torna oscuro para la inmensa mayor¨ªa de quienes pretenden alcanzar la gloria en el ruedo.
Sucede, adem¨¢s, otra historia: los chavales est¨¢n acostumbrados al novillo moderno, noble y bobo hasta la enfermedad, son hijos del toreo despegado y ventajista y est¨¢n muy mal aconsejados por su entorno.
As¨ª las cosas, se anuncian en Sevilla tres novilleros con posibilidades, como son David de Miranda, que pretende tomar la alternativa en las pr¨®ximas Colombinas de Huelva, el colombiano Juan de Castilla y el portugu¨¦s Juanito; y lo hacen frente a una novillada complicada -distinta, habr¨ªa que decir, porque no pretendi¨® quitarles el carn¨¦ de identidad- ante la que los toreros naufragan y dejan entrever sus muchas carencias. Pero el problema es que el festejo se celebra en Sevilla, una plaza de referencia, y el paso triste y anodino por su albero los aplasta como una losa y mengua sus posibilidades de futuro.
David de Miranda, por ejemplo, que ven¨ªa precedido de una merecida fama de torero con posibilidades, dio un serio paso atr¨¢s, aunque el apoyo de sus muchos partidarios procedentes de Trigueros (Huelva), su pueblo natal, pudiera hacer creer lo contrario. No tuvo oponentes nobles con los que poder demostrar lo que lleva dentro, pero lo que se vio en el ruedo es que es un torero que se coloca muy despegado, al hilo del pit¨®n siempre, que da muchos pases acelerados hacia fuera, que tiene poca ¡®sangre¡¯ en las venas, fr¨ªo y ventajista, con poco mando en las mu?ecas¡ Su ¡®delito¡¯ fue m¨¢s grave ante su primero, el m¨¢s noble del festejo, y no dijo nada; deslucido fue el cuarto, ante el que evidenci¨® que no le sobran recursos t¨¦cnicos. Para m¨¢s se?as, sufri¨® una tremenda voltereta en el que abri¨® plaza que, afortunadamente, no tuvo consecuencias.
De la Maza/De Miranda, De Castilla, Juanito
Novillos del Conde de la Maza, -el cuarto, como sobrero-, correctos de presentaci¨®n, mansurrones, blandos y de juego variado en la muleta. Noble el primero; inv¨¢lido el tercero; encastado el sexto y complicados los dem¨¢s.
David de Miranda: pinchazo y estocada ca¨ªda (ovaci¨®n); pinchazo y media (ovaci¨®n).
Juan de Castilla: pinchazo, estocada, cuatro descabellos _aviso_ y siete descabellos (silencio); pinchazo y estocada (ovaci¨®n).
Juan Silva Juanito: un pinchazo y el novillo se echa (silencio); pinchazo hondo y estocada (ovaci¨®n).
Plaza de la Maestranza. ?ltima novillada de abono. 12 de junio. Algo menos de media entrada
De Castilla se mostr¨® como un novillero preparado, bravo y entregado, por encima del soso segundo y muy valiente ante el complicado quinto, que lo zarande¨® en el tercio de muleta. Muy pesado, como sus compa?eros, abus¨® del pico y pas¨® la dura prueba con un aprobado raspado.
Y el m¨¢s joven, Juanito, quiso dejar claro que posee maneras toreras, si bien el escaso recorrido del tercero no le permiti¨® el lucimiento; se vino arriba ante el encastado sexto, al que tore¨® con pasi¨®n por ce?idos naturales y consigui¨® que sonara la m¨²sica por su toreo alegre, al que le falt¨® continuidad.
Al final, qued¨® claro que el panorama de la noviller¨ªa no tiene un horizonte esperanzador. Los aspirantes necesitan llegar a las plazas importantes con un bagaje que hoy parece imposible; y se lo juegan todo en un examen final que no es f¨¢cil superar. Un c¨ªrculo peligroso para su porvenir¡
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