Lo que una sue?a de s¨ª misma
Antonia San Juan llega al Teatro Nuevo Apolo con 'Mi lucha', un mon¨®logo sobre el crecimiento personal
La paranoia por el efecto 2000 sobrevolaba la actualidad cuando una c¨¢mara hac¨ªa travelling sobre un tel¨®n rojo y unos tacones marcaban el paso tras ¨¦l. Un perfil a contraluz, de repente un haz brillante, y una mujer semienmarcada por un foco comenzaba su mon¨®logo: "Por causas ajenas a su voluntad, dos de las actrices que diariamente triunfan sobre este escenario, hoy no pueden estar aqu¨ª. Pobrecillas...". Era La Agrado, aquel personaje transexual que Pedro Almod¨®var dibuj¨® en Todo sobre mi madre. Y bajo esa chaquetilla rosa superpuesta a unos pantalones de cuero negros, Antonia San Juan (Las Palmas de Gran Canaria, 1961)
A La Agrado la deslumbr¨® aquel foco en 1999. Casi dos d¨¦cadas despu¨¦s vuelve a un escenario, al del Teatro Nuevo Apolo, donde se estrena este viernes 17 de junio Mi lucha, el ¨²ltimo de los trabajos unipersonales de Antonia San Juan. Piernas cruzadas y brazos acomodados sobre una de las mesas del entresuelo de ese teatro, asegura que el combate de ese mon¨®logo es totalmente personal. Consigo misma y por su crecimiento. "Tiene que ver con mi amor a los libros, a la ¨®pera, a la pintura, a las relaciones que te hacen crecer como individuo". Explica que las miradas ingenuas no sirven de nada.?
'Mi lucha'
El mon¨®logo de Antonia San Juan, Mi lucha, podr¨¢ verse en el Teatro Nuevo Apolo (plaza de Tirso de Molina, 1, Madrid) ¡ªdespu¨¦s de estrenarla a finales del pasado a?o en Canarias y tener ya m¨¢s de 50 funciones para testear al espectador¡ª. A partir del 17 de junio, los viernes, s¨¢bados y domingos.
Diez minutos antes, mientras iba cambiando de postura para la foto, hablaba de Trump. "Leer entrel¨ªneas si tienes herramientas para hacerlo, leer lo manifiesto si no las tienes". Dos personas le hab¨ªan comentado esa misma ma?ana lo mismo, que por momentos se hablaba m¨¢s de las palabras de Donald Trump a ra¨ªz de la masacre en un club gay de Orlando (EE UU) que del asesino que hab¨ªa matado a 50 personas. "Me sorprende que prevalezcan las palabras, palabras, de este hombre sobre el que ha entrado a una discoteca y se ha cargado a medio centener de personas". Eso pensaba la canaria cuando hablaba de la inutilidad de quedarse en la superficie: "La mirada punzante, la anal¨ªtica, es parad¨®jicamente la m¨¢s saludable tambi¨¦n".
Ella, convertida a sus 55 a?os en espectadora de todo lo que la rodea, esponja porosa de todo lo que va llegando, teclea en el m¨®vil lo que la sorprende, apunta y reescribe para convertir el detalle en un di¨¢logo, en un poema, a veces en una pintura o en un personaje. Asegura tener la suerte de no tener mucha personalidad, aunque en esta obra pone en pie los caracteres de 15 personajes. "Las grandes personalidades son insoportables y yo quiero aprender. Sentarme delante de alguien que me ense?e cosas es un placer y si yo puedo aportar algo, aunque sea una frase, a la vida de otra persona, tambi¨¦n. Aprender es infinito".
Si hay algo que se le puede atribuir a esta mujer menuda pero imponente es de haber aprendido a vivir y sobrevivir pese a cualquier cosa?¡ªincluso a un coma consecuencia de una gasa que un cirujano se dej¨® dentro tras una operaci¨®n¡ª y de haber guardado esas cosas para mejores menesteres que el lamento. Hija de madre limpiadora y padre cobrador de autob¨²s, comunista afiliado al sindicato vertical que trotaba por las Islas Canarias en un coche viendo como ¨¦l tiraba octavillas subersivas por la ventanilla, que se encontraba con una pancarta en un ascensor mientras en el tejado esperaba la polic¨ªa, que era llevada a casa desde los coches de choque de alguna feria y esperaba ver aparecer a su padre apaleado un d¨ªa despu¨¦s tras haber pasado la noche en alg¨²n calabozo. Vivi¨® el franquismo en la piel de su padre, aunque fue consciente de ello mucho despu¨¦s.?
Dice muy seria que ha vivido sin enterarse de mucho de lo que pasaba a su alrededor: "Tengo un gran despiste. Nunca somatic¨¦ el ¨¦xito de Todo sobre mi madre. Cuando llegamos a Cannes la mitad de las actrices se pusieron malas por los nervios. Yo no sab¨ªa lo que pasaba exactamente as¨ª que me dej¨¦ llevar". Y todo la sorprendi¨®: Roberto Benigni cort¨¢ndoles mortadela, la casa de Anjelica Huston y Dennis Hopper en Los ?ngeles, las alfombras rojas...
Esa sorpresa permanente, la atenta escucha y la permeabilidad la mantienen en ese pie de guerra que se deja ver en Mi lucha, una s¨ªntesis de textos firmados por F¨¦lix Sabroso, Enrique Gallego y la propia San Juan: "La ignorancia es una pared, lo que esclaviza al ser humano, el narcisismo, los nacionalismos, la homofobia, la violencia, la xenofobia... todo eso aleja al individuo del humano. Es lo m¨ªo, con lo m¨ªo y los m¨ªos y para m¨ª. Si yo te digo tamaragua t¨² no lo entiendes, ?verdad? Pues es buenos d¨ªas en guanche. Para que me entiendan todos digo buenos d¨ªas, aunque cuente que tamaragua es una forma de saludarse en una lengua canaria".
Inhalar mundo, respirar mundo, abrirse al mundo. As¨ª como La Agrado se abr¨ªa la chaquetilla rosa. "Que ella vuelva en esta obra es primero un homenaje a quien me dio la internacionalidad, y tambi¨¦n una jubilaci¨®n". En Mi lucha vuelve a sonar la m¨²sica de Alberto Iglesias, se oyen los tacones y golpea el foco. Entonces San Juan empieza su declaraci¨®n de intenciones: "No act¨²o para el que presume de que nunca ha le¨ªdo un libro, ni para el que lee en la prensa s¨®lo los titulares, ni para la mujer que no trabaja y pretende que un hombre la mantenga, ni para el joven que habla de libertad y esclaviza a los padres". Despu¨¦s pregunta si alguien se quiere quedar. Y s¨ª, se quedan, tal vez por ver a una mujer que lleva a?os haciendo y diciendo lo que cree que tiene que hacer y decir, y tambi¨¦n tal vez por eso, cada vez se parezca m¨¢s a lo que hab¨ªa so?ado de s¨ª misma.
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