Lo que no te puedes perder del Mad Cool
Una selecci¨®n de diez nombres a destacar dentro del cartel del festival
El cartel del Mad Cool incluye propuestas musicales variopintas, nombres cl¨¢sicos de los a?os sesenta y tambi¨¦n de los noventa, rock y m¨²sica de baile, grupos inclasificables y una serie de nombres que, de una u otra manera, entran en esa categor¨ªa amplia y abierta que implica ser tildado como m¨²sica independiente. He aqu¨ª 10 nombres a destacar dentro de esa categor¨ªa en el cartel del festival:
The Kills. Con la llegada del siglo XXI, el rock & roll fue homologado a trav¨¦s de grupos como The White Stripes y The Kills. Estos ¨²ltimos debutaron con uno ojo puesto en el rock de garaje m¨¢s primitivo, pero pronto construyeron un discurso musical donde las cajas de ritmo y los chispazos de electr¨®nica formaban parte de la fiesta. Jamie Hince y Alisson Mosshart han consolidado ese discurso en que la imagen refuerza lo que nos cuenta el sonido, pero sobre todo, han dejado algunas canciones que merecen ser recordadas, como The Last Goodbye. Con Ash and Ice, regresan al blues y tambi¨¦n, una vez m¨¢s, al cruce de caminos s¨®nico que les hace ¨²nicos.
Michael Kiwanuka. Cuando debut¨®, este cantautor folk brit¨¢nico con voz de soulman, parec¨ªa haber surgido de 1972 y no de 2012. La sensualidad de su voz conectaba con la de gigantes como Bill Withers o Marvin Gaye; a la vez, los arreglos de las canciones eran buc¨®licos, cargados de sutiles detalles que resaltaban un tono espiritual, que no religioso. Kiwanuka cautivaba desde el primer momento con aquel disco de sonido cl¨¢sico pero que sin embargo conectaba con su tiempo, dotado de ese don que llamamos atemporalidad. Cuatro a?os despu¨¦s, Danger Mouse ha reforzado su estilo en Love & Hate, acerc¨¢ndolo por momentos a la sofisticaci¨®n sonora de artistas como Midlake o Damien Jurado, corroborando que la m¨²sica de Kiwanuka est¨¢ abierta a las m¨¢s diversas posibilidades.
DIIV. Zachary Cole Smith corr¨ªa el peligro de acabar devorado por su perfil p¨²blico o, al menos, que ¨¦ste ensuciara sus m¨¦ritos art¨ªsticos. La prensa sensacionalista se ceb¨® con ¨¦l cuando fue detenido junto a su novia, la modelo y cantante Sky Ferreira, por tenencia de drogas duras. Pero a principios de este a?o, Cole-Smith, ¨²nico componente ya de DIIV, publicaba un segundo ¨¢lbum que lo redim¨ªa como creador, superaba las expectativas creadas por el ¨¢lbum que le precedi¨®, corroborando que, m¨¢s all¨¢ de los esc¨¢ndalos y los noviazgos turbulentos, la que fuera joven promesa del rock hecho en Brooklyn iba sobrado de talento para hacer rock neblinoso, mel¨®dico y melanc¨®lico, una f¨®rmula que en manos de Robert Smith gener¨® obras maestras que sin duda han iluminado Is The Is Are, su nuevo disco.
John Grant. La m¨²sica pop necesitaba un cantautor as¨ª, capaz de crear canciones de corte cl¨¢sico, de poner en primer plano su gusto por el rock californiano y a la vez, fundirlo con el pop electr¨®nico europeo; de elevar, en definitiva, el pop a la categor¨ªa de melodrama intelectual. En un tiempo r¨¦cord, el estadounidense Grant pas¨® de ser un maldito ¨Ccon una carrera traum¨¢tica junto a The Czars a sus espaldas- a convertirse en figura de culto, un estatus que ha ido cultivando disco a disco, salt¨¢ndose a la torera cualquier apariencia, versionando a Elton John y Abba, usando ritmos electr¨®nicos en sus canciones de desamor homosexual. Grant explora sin cortapisas las posibilidades de una m¨²sica sincera, aventurada, hermosa y siempre surgida de la propia experiencia; en su cuarto ¨¢lbum de estudio, Grey Tickles, Black Pressure vuelve a dar fe de ello.
Wild Beasts. Cuando irrumpieron en escena a finales de la pasada d¨¦cada eran una completa rareza. Nunca un falsete sostenido por instrumentos electr¨®nicos hab¨ªa resultado tan desconcertante desde los d¨ªas en que Billy MacKenzie nos salud¨® a bordo de The Associates. En el caso del cuarteto de Kendal, Inglaterra, las tareas vocales contaban con dos responsables, Tom Fleming y Hayden Thorpe, que se alternaban para convertir las canciones de Wild Beasts en experiencias emocionantes cuya piel sonora ha ido creciendo y evolucionando. La suavidad y sensualidad de su estilo sufre una transformaci¨®n de cara a Boy King, su quinto ¨¢lbum, de sonido m¨¢s r¨ªtmico y sucio, que saldr¨¢ en agosto.
Kings of Convenience. Nunca llegaron a irse del todo, pero lo cierto es que el regreso hace unos meses de Erlend Oye y Eirik Glambek Boek como pareja art¨ªstica fue uno de esos peque?os acontecimientos que generan grandes emociones. Establecidos como d¨²o en 1999, los noruegos debutaron en 2001 con Quiet Is The New Loud, un ¨¢lbum que consegu¨ªa hacer cosas que parec¨ªan muy simples cuando en realidad eran bastante complicadas. Revisando aquel glorioso debut, regresaron a la carretera el pasado a?o, con la promesa de volver a crear nueva m¨²sica mientras reviv¨ªan las delicias de aquel primer disco.
Django Django. El deje psicod¨¦lico que lucen era pr¨¢cticamente inevitable ya que el bater¨ªa y productor David McLean es hermano de uno de los excomponentes de The Berta Band, una de las primeras formaciones brit¨¢nicas que adapt¨® dicho concepto musical a la era digital. Pero la propuesta del cuarteto brit¨¢nico va m¨¢s all¨¢, integrando tambi¨¦n ritmos de baile y art pop, todo ello regado por unas armon¨ªas vocales que una y otra vez recuerdan a las de Beach Boys. En Born Under Saturn (2015) ampliaron su gama de sonidos, consolidando una m¨²sica que tiene puntos de contacto con contempor¨¢neos como Hot Chip, Alt-J y Everything Everything.
Caribou. Si hay justicia en el mundo del la m¨²sica de baile, entonces alg¨²n d¨ªa Dan Snaith ser¨¢ recordado como el hombre que convirti¨® en m¨²sica excelsa las zozobras que conllevan los temas amorosos. Excelsa porque en discos como Swim (2010) o el m¨¢s reciente Our Love (2014) creaba, a partir de an¨¢lisis sobre las relaciones, m¨²sica que era igualmente disfrutable en una pista de baile o en un paseo con auriculares. Fusionando hip hop, house, techno de Detroit y melod¨ªas pop; sumando texturas de sonido y sonidos como colores, Caribou tiene canciones infalibles que tambi¨¦n resultan arrolladoras en directo.
Lapsley. De alguna manera, una generaci¨®n de solistas femeninas que ni siquiera hab¨ªan nacido cuando Kate Bush triunfaba y eran beb¨¦s cuando lo hac¨ªa Bj?rk, han asumido que la m¨²sica pop es un veh¨ªculo expresivo que puede ser osado a la par que delicioso. La londinense Holly Lapsley Fletcher pone en pr¨¢ctica esa posibilidad, colocando en primer plano una voz que acompa?a de r¨¦plicas mutantes de esta misma. Sin llegar a lograr el reconocimiento obtenido por otras compa?eras que se mueven en coordenadas similares como FKA Twiggs o la canadiense Grimes, su debut Long Way Home merece ser escuchado como la apuesta por el pop asequible confrontado a lo estramb¨®tico.
The Strypes. Cuando estos irlandeses debutaron en 2013, se les ech¨® en cara un sonido demasiado retro, que les convert¨ªa en una simple y llana reactivaci¨®n de un sonido pret¨¦rito, el rhythm & blues brit¨¢nico que Dr Feelgood revivi¨® en la segunda mitad de la d¨¦cada de 1970. Dos a?os despu¨¦s, el cuarteto reaparec¨ªa con Little Victories, una obra que los situaba de lleno en el momento al que el grupo pertenece, reflejando una evoluci¨®n no solo en el sonido sino tambi¨¦n en la composici¨®n. M¨¢s cercanos ahora a Arctic Monkeys y The Bohicas, The Strypes han integrado su rabia juvenil a los tiempos que corren, sin renunciar a sus ra¨ªces y haciendo gala de un poderoso directo.
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