Y usted, ?por qu¨¦ no ve cine mexicano?
M¨¦xico es el cuarto pa¨ªs del mundo que m¨¢s asiste al cine, pero no ven producciones locales
?Tiene hambre de ver cine de su pa¨ªs? Si su respuesta es s¨ª, pertenece a una minor¨ªa. Si respondi¨® que no, los cineastas locales le dir¨¢n que es parte del problema. Hace un par de semanas, Paul Leduc pronunci¨® un pol¨¦mico discurso en la gala de los Ariel, los premios del cine mexicano. El cineasta, que recog¨ªa un premio por su trayectoria, carg¨® contra todos: cineastas, autoridades culturales y, sobre todo, espectadores. Pero, ?a qui¨¦n hay que culpar de que a la gente no le apetezca ver las producciones locales?
Aunque Leduc dijo una verdad conocida desde hace tiempo por cualquier cineasta local, su alegato se convirti¨® en un fen¨®meno viral en una ceremonia que pocas veces alcanza audiencias masivas. Carg¨® de pesimismo las cifras alegres que aseguran que M¨¦xico vive una nueva ¨¦poca dorada de su cinematograf¨ªa. No le satisface que se hayan producido 145 cintas el a?o pasado, el n¨²mero m¨¢s alto desde mediados de la d¨¦cada de los cuarenta. ¡°Se omiten dos datos: aquel cine se ve¨ªa y el actual no. Y que se apoyaron 78 cortos, 21 documentales y 46 largos, no comparables a los 80 de 1945¡±, dijo el director de Reed, M¨¦xico insurgente entre gritos de apoyo que se profer¨ªan desde las butacas.
En su largo lamento de 10 minutos (el tiempo que hubiera tomado a 13 oradores en los Oscar) el cineasta tuvo tiempo para la autocr¨ªtica. ¡°Los cineastas ignoran al p¨²blico porque nunca se han permitido conocerlo¡±. Tambi¨¦n guard¨® algo para los espectadores: ¡°Hoy no prefieren lo mexicano, no les gusta¡±. ?Existe en verdad tal divorcio entre los creadores y consumidores?
Pero Am¨¦rica Latina, ya se sabe, es una regi¨®n de contrastes y paradojas. Un par de semanas antes de que Leduc leyera su discurso se estren¨® ?Qu¨¦ culpa tiene el ni?o?, que a estas alturas del a?o ha rebasado los cinco millones de espectadores. La comedia, que explota una f¨®rmula cargada de clasismo y basada en los estereotipos de la televisi¨®n, se convertir¨¢ con toda seguridad en la pel¨ªcula mexicana m¨¢s vista del a?o y lograr¨¢ colarse en los primeros lugares de la taquilla hist¨®rica.
Si se compara con lo que ha pasado en otros mercados, ?Qu¨¦ culpa tiene el ni?o? est¨¢ por alcanzar a Ocho apellidos catalanes, la pel¨ªcula m¨¢s vista en Espa?a en 2015. De hecho, la pel¨ªcula de Gustavo Loza ha sido vista por m¨¢s personas que 227 largometrajes espa?oles exhibidos en las pantallas de Madrid. En Argentina, duplica a El Clan, de Pablo Trapero, que logr¨® reunir a 2.6 millones de espectadores el a?o pasado e incluso supera en audiencia a la estupenda Relatos Salvajes, ganadora del Oscar a mejor pel¨ªcula extranjera, que coron¨® la taquilla argentina en 2014 con 3.4 millones de espectadores.
M¨¦xico, a diferencia de otras naciones iberoamericanas, tiene una gran ventaja. Es uno de los pa¨ªses que m¨¢s va al cine en el mundo. Solo lo superan India, Estados Unidos y China. Es por todo esto que la nostalgia de los cineastas actuales sorprende. El ¨¢rea de oportunidad que existe aqu¨ª es mucho mayor a la de otros pa¨ªses de la regi¨®n aunque la distribuci¨®n de las pel¨ªculas sea un problema grave, como tambi¨¦n lo es para otros cines que no provengan de Estados Unidos. Las cifras que Leduc ha debatido se prestan para muchas lecturas, pero poco tan claras como esta: a los mexicanos les gusta ir al cine, pero encuentran poco atractiva la oferta que los cineastas locales les ofrecen.?
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