Mad Cool supera los 100.000 asistentes en su primera edici¨®n

Despu¨¦s de m¨¢s de 70 conciertos celebrados y 102.647 asistentes durante los tres d¨ªas que dur¨® Mad Cool, ha quedado la sensaci¨®n de que Madrid necesitaba un macrofestival, con el que ser visible en el mapa europeo al estilo del Barcelona con el Primavera Sound o S¨®nar. Pero tambi¨¦n que Mad Cool necesita de Madrid, de la implicaci¨®n de las administraciones y el sector privado de la ciudad para organizar sin errores de bulto un evento gigante de estas caracter¨ªsticas.

Hubo fallos, pero tambi¨¦n hubo capacidad de reacci¨®n. Del desorden de la jornada inaugural del jueves se pas¨® a la impresi¨®n optimista del s¨¢bado, cuando ya hab¨ªan sido un ¨¦xito las actuaciones de The Who, Neil Young, The Prodigy y tantos grupos m¨¢s. Organizado por la promotora Mad Cool SL y el Ayuntamiento de Madrid, la cita se celebr¨® sobre la superficie de 176.000 metros cuadrados del recinto de la Caja M¨¢gica, el estadio multiusos del barrio de San Ferm¨ªn, a orillas del r¨ªo Manzanares.

El primer d¨ªa la palabra generalizada fue caos: mala se?alizaci¨®n, pocos camareros en las barras, pulseras de pago que no funcionaban, falta de seguridad, poca informaci¨®n, colas para hacer pr¨¢cticamente cualquier cosa, la zona del Mercado de Dise?o desierta¡­ ¡°El primer d¨ªa de una primera edici¨®n en un recinto nuevo que no se ha chequeado antes con algo as¨ª, es dif¨ªcil. Hicimos c¨¢lculos y pensamos en todo partiendo del cartel que ten¨ªamos y sabiendo m¨¢s o menos qu¨¦ tipo de p¨²blico pod¨ªamos tener, pero nunca puedes prever qu¨¦ va a hacer la gente¡±, confiesa Javier Arnaiz, director del Mad Cool, que reconoce que la producci¨®n de este festival no tiene nada que ver con las de los otros 43 que ha montado hasta hoy.

El jueves -la jornada con m¨¢s venta hasta pocos d¨ªas antes de que comenzara, que pas¨® a ser el s¨¢bado con 35.473 personas-, el cashless -el pago a trav¨¦s de la pulsera- fue la tortura de muchos. En el parking el sistema se cay¨®; entre el p¨²blico, muchos no sab¨ªan activarlo o les parec¨ªa una molestia; y para los camareros supuso un martirio tener que explicar en muchas ocasiones c¨®mo funcionaba. Todo aquello deriv¨® en eternas colas y peque?os conflictos, lo que tambi¨¦n repercuti¨® en el reparto del personal de seguridad. ¡°La verdad es que nos pill¨® el toro¡±, reconoce Arnaiz. ¡°En el parking empezamos a dejar pasar gratis a todo el mundo y finalmente optamos por devolver el dinero a los que s¨ª hab¨ªan podido pagar. El viernes todo se normaliz¨®¡±.

Ni los m¨¢s de 100.000 asistentes acabaron en las aguas del Manzanares ni aquello fue el metro de Shanghai en hora punta. La maniobra de respuesta tard¨® 24 horas. De las 3.206 incidencias con las pulseras que se contaron el jueves, pasaron a 168 el viernes, y a 342 el s¨¢bado, una subida que Arnaiz achaca a la gente nueva que se incorpor¨® ese ¨²ltimo d¨ªa. ¡°Adem¨¢s empezamos a permitir pagar con efectivo, pero la mayor¨ªa sigui¨® haci¨¦ndolo con la pulsera¡±, dice. El resto fue cuesti¨®n de observaci¨®n, prueba y error. Los camareros y la seguridad fueron desplaz¨¢ndose seg¨²n los conciertos y el p¨²blico en cada escenario; la se?alizaci¨®n se subi¨® en altura y se mejor¨® donde pod¨ªa hacerse. Habr¨¢ una segunda edici¨®n de Mad Cool en 2017. Ya se est¨¢ trabajando en las mejoras, como los complicados accesos a los tres escenarios cubiertos de la Caja M¨¢gica, el punto m¨¢s cr¨ªtico para Arnaiz. Tambi¨¦n en programar otra vez a artistas que conviertan el festival en un referente europeo.