El Nemo ucraniano de la Ant¨¢rtida
Alexander Ponomarev impulsa una bienal de arte en el continente blanco
El 21 de marzo de 1868, el capit¨¢n Nemo hace un alto con el Nautilusen el Polo Sur y planta su bandera, el misterioso pabell¨®n negro con la "N" dorada. Ahora otro marino, que tambi¨¦n ha navegado en submarinos, reivindica la Ant¨¢rtida para un reino no menos imaginario: el del arte. Bonita imagen la de continente blanco como un lienzo que aguarda a ser pintado, aunque habr¨¢ que ver qu¨¦ piensan las focas y los ping¨¹inos.
El ucraniano Alexander Ponomarev, noble cabeza coronada por una mata de pelo blanco, bigote y barba dignos de Marko Ramius (el capit¨¢n del Octubre Rojo) y del propio Nemo, me ha citado en el bar del jard¨ªn del Museo Mar¨ªtimo de Barcelona, ciudad en la que est¨¢ promocionando su idea de una bienal art¨ªstica internacional en la Ant¨¢rtida. Ponomarev habla en ruso, apasionadamente. Le traduce la presidenta de la fundaci¨®n Quo Artis ¡ªque apoya desde Espa?a el proyecto¡ª, Tatiana Kourochkina, una mujer que, ya que estamos, podr¨ªa pasar por la bella Nadia F¨¦dor de Miguel Strogoff y a la que mientras conversamos el cabello se le va cubriendo de las peque?as flores amarillas que caen de una acacia. Alexander Ponomarev (Dnepropetrovsk, 1957) es de mi misma edad, aunque a ¨¦l le ha dado tiempo de hacer carrera en la armada sovi¨¦tica, romper filas y labrarse un nombre internacional como artista (a destacar la reproducci¨®n del Costa Concordia que coloc¨® en una duna en el Sahara y su sonada llegada a la Bienal de Venecia de 2009 a bordo del submarino de fabricaci¨®n propia SubTiziano, remontando el Gran Canal). Ponomarev recaba apoyos para sacar adelante su bienal, que se desarrollar¨ªa del 27 de marzo al 6 de abril de 2017.
La idea es llevar a la Ant¨¢rtida, desde Ushuaia, en un barco acondicionado para la navegaci¨®n polar (del que ya dispone, el Akademik Ioffe), a un centenar de artistas, arquitectos, pensadores y "visionarios" (la lista se est¨¢ confeccionando). Durante la navegaci¨®n se debatir¨¢ a bordo y se crear¨¢n obras que ser¨¢n desembarcadas e instaladas provisionalmente en puntos del continente y las islas vecinas. Ponomarev, todo un Shackleton del arte, reivindica el derecho de la Ant¨¢rtida a contar con su propia bienal. Una bienal que tendr¨¢ su punto central en el barco y ser¨¢ "lo m¨®vil en lo m¨®vil". Me quedo un rato pensando en la frase -y contando las flores en el pelo de Tatiana- hasta que caigo en la cuenta de que es la famosa "mobilis in mobile", la divisa del Nautilus. Ponomarev sonr¨ªe aprobador. "A veces me llaman el Nemo del arte".
Aprovecho para preguntarle por los sumergibles. Naveg¨® como oficial en un submarino clase Tango, en los peligrosos juegos de guerra con los EE UU. Dej¨® aquello por la marina mercante, que le permit¨ªa ver m¨¢s mundo, y pas¨® siete a?os llevando pl¨¢tanos a Am¨¦rica del Sur. Desde hace diez participa en expediciones oceanogr¨¢ficas en paralelo a su labor de artista y ha visitado varias veces la Ant¨¢rtida. Es dif¨ªcil decir si la bienal blanca es una locura o si llegar¨¢ ser m¨¢s que un sue?o, pero si toda aventura polar necesita el liderazgo de un buen personaje, esta sin duda lo tiene.
Babelia
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