Morante y El Cigala protagonizan una noche de toreo y flamenco en Lisboa

El diestro Jos¨¦ Antonio Morante de la Puebla dio dos vueltas al ruedo en su triunfal encerrona goyesca celebrada anoche en Lisboa, en la que se enfrent¨® a cuatro toros en solitario, y brill¨® sobremanera al interpretar un toreo de capote de ensue?o. El festejo estuvo amenizado por el cantaor Diego el Cigala, que interpret¨® piezas de flamenco durante varios pasajes de las cuatro faenas.

Con casi tres cuartos de entrada en los tendidos, se lidiaron cuatro toros de Zalduendo, el tercero como sobrero al ser devuelto el segundo y correrse el turno, aceptablemente presentados, c¨®modos y sin exageraciones, y de juego desigual. Destacaron primero y cuarto.

El balance art¨ªstico de Morante de la Puebla, que actu¨® como ¨²nico espada, fue el siguiente: vuelta al ruedo, silencio, ovaci¨®n y vuelta al ruedo. (En Portugal no se matan los toros en el ruedo).

Lisboa, -su plaza de toros de Campo Peque?o-, acogi¨® uno de los festejos taurinos m¨¢s importantes de su temporada, en el que el torero sevillano Morante de la Puebla se enfrent¨® a cuatro toros en solitario, en un espect¨¢culo de clara reivindicaci¨®n del toreo de a pie en un pa¨ªs de acentuada tradici¨®n por los caballos y el arte del rejoneo.

La funci¨®n, al estilo goyesco, y prevista inicialmente para las 22:30 (hora local) arranc¨® casi tres cuartos de hora m¨¢s tarde, justo cuando finaliz¨® el partido de f¨²tbol que enfrentaba a Portugal y a Polonia en los cuartos de final de la Eurocopa, y que se resolvi¨® en la tanda de penaltis.

El fervor de la gente por el pase de la selecci¨®n lusa a las semifinales se extrapol¨® a los tendidos del coso lisboeta, que vibr¨® con una noche de magia y puro duende gracias al toreo ¨²nico y de tanta personalidad del torero, y, tambi¨¦n, al cante flamenco de Diego el Cigala, que ambient¨® de manera magistral varios pasajes de las faenas de Morante.

Los momentos m¨¢s rotundos de la noche fueron, sin duda, los saludos a la ver¨®nica que Morante interpret¨® frente a primero y, sobre todo, tercero y cuarto de corrida. Lances al ralent¨ª, acunando m¨¢s que meciendo a sendos astados en los vuelos de su percal. Fueron instantes para el recuerdo, que hicieron enardecer a los tendidos.

En el que abri¨® plaza, adem¨¢s, brill¨® Morante en un bonito quite por chicuelinas; y tambi¨¦n con la muleta firm¨® el sevillano varias tandas de mucho gusto, empaque y expresi¨®n, principalmente sobre el pit¨®n derecho. Tras simular la suerte suprema dio una aclamada vuelta al ruedo, lo que en los dem¨¢s pa¨ªses de tradici¨®n taurina ser¨ªa una oreja.

Otra vuelta dio en el ¨²ltimo, el mejor toro del env¨ªo, al que cuaj¨® una gran faena de aroma y mano baja, de mucho pellizco y donosura.

En el tercero, en cambio, todo qued¨® en el excelso toreo de capa y el vistoso salto de la garrocha interpretado por el subalterno Ra¨²l Ram¨ªrez, ya que el toro se apag¨® pronto en la muleta; igual que el manso y remiso segundo, que impidi¨® todo lucimiento, y con el que Morante opt¨® por abreviar.