San Ferm¨ªn, el reinado del toro

Cuando se acercan las fiestas de San Ferm¨ªn, un revuelo de maletas se inicia en distintas partes del mundo; muchos pamploneses se preparan para huir del bullicio festivo; miles de turistas nacionales y extranjeros se estampan el n¨²mero siete en la frente y sue?an con el pa?uelo rojo, y ocho hombres doblan el traje corto y guardan el sombrero cordob¨¦s. Son los mayorales de las ganader¨ªas que lidiar¨¢n en la llamada Feria del Toro.

Sin esos sabios de la bravura, San Ferm¨ªn no tendr¨ªa sentido. Ellos se tutean con los padres de cada uno de los toros que viajan a la capital navarra, los han visto nacer y crecer y han sido sus respetados amigos durante los cuatro a?os de vida en la dehesa.

Mientras unos cierran sus casas y otros ans¨ªan encontrarse cara a cara con la tensi¨®n, el miedo y el jolgorio, ellos, los mayorales, preparan el hatillo y se disponen a cumplir el rito de acompa?ar a sus toros al encuentro final que da sentido a su existencia: a la lidia alborotada y ruidosa en la plaza, precedida del encierro, en el que los animales se ven acosados por una multitud y escapan a la carrera del acoso de seres enfervorizados que se divierten con la cercan¨ªa del toro, y, a veces, salen maltrechos de su osad¨ªa.

Pero as¨ª es San Ferm¨ªn; y, adem¨¢s, esta fiesta exige los toros m¨¢s grandes y los de m¨¢s aparatosas defensas de las ganader¨ªas m¨¢s afamadas. Y as¨ª, entre los mozos del lugar y los que se disfrazan de tales, sean espa?oles o de Nueva Zelanda o Australia, y los toros procedentes de C¨¢diz, Salamanca, ?vila, M¨¦rida, Madrid y Sevilla ¡ªah¨ª han nacido y pastan los de este a?o¡ª, la fiesta alcanza un esplendor en el que se funden la diversi¨®n, la tradici¨®n, la leyenda, el miedo, la bacanal...

Pero el toro ¡ªtodo por el toro¡ª es el rey. Es el protagonista indiscutible de San Ferm¨ªn. Importan poco los toreros; acuden cada a?o algunas figuras del momento, pero ninguna de ellas es imprescindible. Lo importante es repetir las ganader¨ªas triunfadoras de ferias anteriores, mantener alg¨²n hierro cl¨¢sico y apostar por los de mejor rendimiento En el fondo, se trata de cumplir el mandato del a?o 59: "Toros excelentes de presentaci¨®n y sin arreglo de pitones para los toreros valientes que deseen torearlos".

Nacimiento en 1959

Porque esta Feria del Toro naci¨® en 1959, cuando los apoderados de Luis Miguel Domingu¨ªn y Antonio Ord¨®?ez enturbiaron las negociaciones con la Casa de Misericordia por sus exigencias econ¨®micas y toristas hasta el punto de que la empresa prescindi¨® de ambos toreros, alcanz¨® acuerdos con las m¨¢s prestigiosas ganader¨ªas y apost¨® por la presentaci¨®n de las reses. Y as¨ª se ha pretendido mantener desde entonces; si bien es habitual que las camadas m¨¢s serias y toristas se anuncien en Pamplona, la Feria del Toro no ha podido evitar que los hierros m¨¢s comerciales se hayan hecho un hueco en el ciclo por la presi¨®n de las figuras modernas. De otro modo, no se entender¨ªa la presencia de Garcigrande o Valdefresno en temporadas anteriores, o Victoriano del R¨ªo, Jandilla y N¨²?ez del Cuvillo, en esta.

A pesar de ello, no todas las figuras aceptan jugarse el tipo al ritmo de La chica ye-y¨¦ o Clavelito. De hecho, en esta edici¨®n no estar¨¢n Morante de la Puebla ni Jos¨¦ Mar¨ªa Manzanares ni Enrique Ponce; ni Paco Ure?a, triunfador en San Isidro, ni Jos¨¦ Tom¨¢s, por supuesto. Y Manuel Escribano, que est¨¢ anunciado con los miuras, no podr¨¢ cumplir su contrato porque est¨¢ convaleciente de una grav¨ªsima cornada sufrida el 25 de junio en Alicante. Un a?o m¨¢s, tampoco estar¨¢ el rejoneador Diego Ventura, presunta e injustamente vetado por Hermoso de Mendoza. Sea como fuere, la plaza agotar¨¢ cada d¨ªa las 19.721 localidades que salen a la venta, y los ocho mayorales, vestidos de corto, ajenos a la fiesta y gravedad en el semblante, velar¨¢n por sus pupilos y so?ar¨¢n con alcanzar el premio Feria del Toro, que reconoce la corrida m¨¢s completa, o el Carriquiri, que se concede al toro m¨¢s bravo de los Sanfermines.