El alquimista albino
Hermeto Pascoal acaba de cumplir 80 a?os y est¨¢ de gira por Espa?a
Hermeto Pascoal es capaz de crear m¨²sica, y una m¨²sica muy elaborada, con teteras llenas de agua, botellas de vidrio vac¨ªas, aperos, juguetes, grabaciones de locuciones deportivas o discursos de pol¨ªticos. Al inicio de su Missa dos escravos gru?en un par de cerdos; en O galo do Airan se puede oir el canto de un gallo; en Magimani Sagei ladran cinco perros.
¡°Crazy albino¡± lo llamaba Miles Davis, que en 1970 cont¨® con el brasile?o en su disco Live evil y grab¨® un par de composiciones suyas ¨CLittle church (Igrejinha) y Nem um tal vez- sin darle cr¨¦dito. Hermeto nunca reclam¨®. No hablaba una palabra de ingl¨¦s, hac¨ªa arreglos para Airto Moreira y hab¨ªa publicado un primer disco con m¨²sicos como Ron Carter o Thad Jones. Intentaron convencerle para que se quedase en Estados Unidos ¨CGil Evans dijo que era un genio-, pero ¨¦l ten¨ªa otras prioridades, y estaban en Brasil.
Hermeto Pascoal ¨Cseis hijos, trece nietos y diez biznietos- acaba de cumplir ochenta a?os. Aunque, para ¨¦l, la edad no existe, lo que hay es el d¨ªa a d¨ªa. Naci¨® en Lagoa da Canoa, estado de Alagoas. Por la noche la ¨²nica luz era la de la luna y las estrellas. Y naci¨® albino: no ve demasiado bien. De ni?o, al no poder trabajar con su padre en el campo, se quedaba bajo un ¨¢rbol o encima de la carreta, resguard¨¢ndose del sol implacable del sert?o, y afinaba el o¨ªdo para escuchar todos los sonidos a su alcance. Viv¨ªan cerca de una charca y la gente del pueblo iba a sacar agua en vasijas de esta?o o jarras de pl¨¢stico. Recuerda que todo sonaba. Estaban las mujeres lavando la ropa, los vaqueros llamaban al ganado y pasaban repentistas. El peque?o Hermeto, que se fabricaba flautas de madera con su navaja, tocaba entonces para los p¨¢jaron y los sapos, al parecer con gran aceptaci¨®n.
Con diez a?os agarr¨® un acorde¨®n. Con catorce ya se presentaba en la radio de Recife con su hermano Jos¨¦ y Sivuca, albinos los tres. El piano lo tuvo que aprender por su cuenta. Y la teor¨ªa la estudi¨® de forma autodidacta pasados los cuarenta: para poder dejar su m¨²sica en el papel y no depender de la memoria. Sabe que las escuelas de m¨²sica transmiten conocimientos, pero no ense?an a sentir. Se lo dijo a los alumnos de la Berklee, en Boston.
Fue uno de los integrantes del revolucionario Quarteto Novo ¨Cun ¨²nico disco en 1968- que acompa?aba Geraldo Vandr¨¦ y Edu Lobo. Ha escrito miles de obras: entre ellas, las 366 del Calend¨¢rio do Som, libro de partituras que cre¨® para todos los cumplea?os ¨C366 pensando en quienes han nacido un 29 de febrero-. Compone casi a diario, seg¨²n dice, para no sufrir el s¨ªndrome de abstinencia. Y asegura que la clave es entregarse a la intuici¨®n. En esa m¨²sica que ¨¦l define como universal hay jazz, frevo, bai?o, forr¨®¡ Hermeto se queja de que la mala le duele en el alma, no en los o¨ªdos. Tiene ya ochenta a?os y su mensaje a los creadores sigue siendo el mismo: no cedan jam¨¢s.
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