El triunfo del rey del rock adulto
Rod Stewart ofrece un notable y contundente espect¨¢culo en el Teatro Real
All¨¢ por finales de los setenta, coincidi¨® que se empezaba a hablar por primera vez en el mundo de la m¨²sica de rock orientado para adultos (una etiqueta m¨¢s conocida por sus siglas en ingl¨¦s AOR) cuando un talentoso Rod Stewart dejaba The Faces para emprender carrera en solitario. Una coincidencia como otra cualquiera sino fuera porque ese brit¨¢nico con una garganta privilegiada pareci¨® tomar la decisi¨®n de erigirse en el m¨¢ximo representante mundial de ese nuevo acr¨®nimo desde el mismo momento que abandon¨® una de las formaciones m¨¢s fascinantes de rock¡¯n¡¯roll callejero y vitalista de Reino Unido. Casi cuatro d¨¦cadas despu¨¦s no se podr¨ªa explicar el AOR sin recurrir a Rod Stewart, o viceversa. Es lo mismo.
Anoche, inaugurando la nueva edici¨®n del Universal Music Festival en el escenario de excepci¨®n del Teatro Real de Madrid, donde se encontraban el rey Felipe y la reina Letizia y el precio de las entradas iban de 65 euros a unos 400, Stewart protagoniz¨® todo un notable y contundente espect¨¢culo de rock adulto, alimentado de nostalgia y esp¨ªritu festivo a partes iguales y sustentado con el buen hacer de una banda certera, formada por bater¨ªa, percusi¨®n, saxo, ¨®rgano, contrabajo, arpa, guitarristas, violinistas y coristas. Lo hizo saltando al ilustre coso vestido con chaqueta y zapatillas plateadas bajo las efusivas Having a Party, original de Sam Cooke, y Some Guys Have All The Luck, y con la astucia habitual de superestrella que viene teniendo en su carrera en solitario desde los ochenta. Una astucia que sabe medir a la perfecci¨®n las dosis de entretenimiento y la selecci¨®n del cancionero, tirando en este sentido de cl¨¢sicos incontestables del pop-rock de todos los tiempos, que algunos asocian a ¨¦l casi m¨¢s que a sus propios y geniales creadores, como The First Cut is The Deepest de Cat Stevens, Downtown Train de Tom Waits o Have I Told You de Van Morrison.
Haciendo el pino
Es una habilidad innata en este cantante que es un estupendo frontman, como ayer demostr¨® cambiando el vestuario por los pantalones pitillos y la camisa negras para recrearse en una contagiosa Da Ya Think I'm Sexy?, o tirando balones al p¨²blico durante la chispeante Hot Legs o haciendo el pino en Downtown Train, a la que otorg¨® un tratamiento l¨²dico que es impensable en manos del lobo indomable de Waits. Dicho de otro modo, Stewart es un aut¨¦ntico hombre espect¨¢culo que tiene varias de las virtudes del rock: una voz af¨®nica que ara?a el esp¨ªritu, un carisma de primera categor¨ªa y un plausible gusto por el ritmo y los medios tiempos emotivos, como Tonight's the Night, coreada por la mayor¨ªa de los asistentes y que acab¨® con ¨¦l a capella. Pero tambi¨¦n guarda varios de sus defectos, especialmente en el universo de las celebridades como ¨¦l. En su caso, estos defectos son la autocomplacencia y la edulcoraci¨®n del contenido, haciendo que canciones como Maggie May, con ese aire de himno, quedase reducida a la interpretaci¨®n facilona de sal¨®n. Es la consecuencia m¨¢s nefasta del rock adulto: el riesgo, la sensaci¨®n de jugarse algo y la pasi¨®n descomunal se sustituyen por las cosas bien hechas, sin m¨¢s, como un best seller que se olvida las tribulaciones de la verdadera literatura.
Pero, con todo, Stewart tiene al p¨²blico con ¨¦l y los n¨²meros de su lado, consiguiendo que sus discos se vendan sin problemas, como el ¨¦xito que supuso para sorpresa de los m¨¢s descre¨ªdos su serie de standards The Great American Songbook. El tipo que con The Faces pareci¨® ser una aut¨¦ntica voz generacional de soul blanco y rock rasga vestiduras no ha hecho otra cosa que sobrevivir a bombo y platillo en la frecuencia media de medio planeta, pasando de su registro de rockero vividor al de crooner sin despeinar ese pelazo que, seg¨²n sus propias palabras, solo la Reina de Inglaterra y ¨¦l poseen desde hace m¨¢s de 40 a?os. No es mala comparaci¨®n. A fin de cuentas, es el rey del rock adulto.
Babelia
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