Bilbao, capital del orgullo festivalero
Un dramaturgo primerizo, un ¨ªdolo adolescente, grupos que acercan su m¨²sica en sesiones matutinas. As¨ª son algunas de las historias que concita el BBK Live
El diagn¨®stico corresponde, claro, a uno de Bilbao. ¡°Estamos en una ciudad peque?a, pero es la m¨¢s importante del mundo. Y, desde luego, la ¨²nica que se atreve a organizar un festival en lo m¨¢s alto del monte¡¡±. Suscribe estas palabras Fernando Delgado, bilba¨ªno de pro y un imprescindible de la industria discogr¨¢fica espa?ola, ahora en la indie PIAS. Pero m¨¢s all¨¢ del humor y la autoparodia prevalece el orgullo: el de una capital recoleta a la que siempre le gustaron las cosas a lo grande.
Parece evidente que el BBK Live, con cerca de 34.000 espectadores en cada una de sus tres jornadas, ha conseguido serlo. Y hay voces cualificadas para certificarlo. ¡°Es el festival m¨¢s bonito por el que hemos pasado en nuestras vidas. Eso de que hayan colocado tantas monta?as alrededor de los escenarios nos tiene locos¡±, resume con gracia Santi Balmes, l¨ªder de Love of Lesbian, seguramente el m¨¢s festivalero de los grupos espa?oles. Tanto como para el peri¨®dico sat¨ªrico El Mundo Today, siempre en dura pugna con la realidad, titulara esta semana: ¡°Nace el Sin Love of Lesbian Fest, el primer festival sin Love of Lesbian¡±.
Hay que ser de Bilbao o alrededores, por ejemplo, para afrontar la escalinata de acceso al monte Kobetamendi sin acabar maldiciendo a una proporci¨®n significativa del santoral. Bilba¨ªnas y bilba¨ªnos son, compru¨¦benlo, gentes de piernas fornidas y bien moldeadas. Pero este a?o, adem¨¢s, el festival se ha acercado al coraz¨®n de la ciudad con el programa Live Your Music, que viene ofreciendo una docena de matin¨¦s gratuitas por establecimientos y rincones emblem¨¢ticos del casco viejo. Ten¨ªa su gracia, por ejemplo, escuchar a los guipuzcoanos John Berkhout desplegando este viernes su nuevo sonido psicod¨¦lico en el templete de El Arenal ante una heterog¨¦nea audiencia de fans, viandantes curiosos, padres que vigilaban las piruetas de sus reto?os en el parque contiguo y alg¨²n que otro sin techo. Unos cientos de metros m¨¢s al sur, tambi¨¦n siguiendo el curso del Nervi¨®n, los madrile?os Nudozurdo ofrec¨ªan un magn¨ªfico aperitivo de su rock emocional y torturado en el restaurante La Ribera, en su caso ante un p¨²blico m¨¢s militante.
¡°La idea es que el esp¨ªritu del BBK no se quede solo en el monte y se expanda por la ciudad, con pases gratuitos de bandas que no est¨¢n programadas en ninguno de los dos escenarios grandes¡±, resume un portavoz de Heineken, la marca comercial que organiza estas sesiones diurnas. Aunque lo cierto es que el esp¨ªritu de estos tres d¨ªas resulta bien ecl¨¦ctico; tanto como un cartel generoso en pop sintetizado, pero tambi¨¦n en roqueros desbocados (Pixies), finolis (Arcade Fire) o deliciosamente adultos (Ocean Colour Scene).
Dicen los expertos en nuestro flamante nuevo universo global que el BBK Live ¡°es un festival m¨¢s de Facebook que de Twitter o de Snapchat¡±, lo que (traduciendo al lenguaje anal¨®gico) viene a significar una cierta preponderancia de los treinta?eros frente a los pipiolos. Pero ello no nos impide encontrarnos por la zona VIP, impresi¨®nese, con Jonan Wiergo. ?C¨®mo? ?Que no se le abren las carnes de la emoci¨®n? Eso es porque o no vio la ¨²ltima temporada del concurso televisivo Pek¨ªn Express o porque no tiene ninguna sobrina rondando los 14 a?os. De esas que el jueves esperaban su llegada al aeropuerto de Sondika. Ya quisieran las estrellas del rock.
Wiergo es un chaval valenciano de casi 19 a?os, muy majete, que cuando llega a su hotel bilba¨ªno se coloca frente al espejo, se sienta en el suelo con las piernas cruzadas, sube a Instagram una foto haciendo el s¨ªmbolo de la victoria y en unas pocas horas acumula 35.000 Me gusta. Ha venido por aqu¨ª porque ten¨ªa ganas de escuchar en directo a Years and Years, pero tambi¨¦n por su condici¨®n de influencer y por el engagement de sus followers. No se extra?en: en el castellano moderno hablamos as¨ª.
De entre los treinta y tantos mil heterog¨¦neos moradores de Kobetamendi hemos querido hacer el experimento de seguirle los pasos a uno. Y nos hemos quedado, por los m¨²ltiples encantos y singularidades del personaje, con Abel Zamora, catal¨¢n afincado en Madrid y uno de los autores m¨¢s aclamados del nuevo circuito off, en particular gracias a t¨ªtulos como Peque?os dramas sobre arena azul y Yernos que aman. ¡°Soy un dramaturgo de 35 a?os haci¨¦ndome pasar por indie de 20¡±, se presenta. De hecho, es la primera vez en su vida que acude a un festival y tambi¨¦n su estreno absoluto como usuario de camping. ¡°Pero a mi pareja le encanta Arcade Fire y en Yernos que aman utiliz¨¢bamos una canci¨®n de M83, Wait, as¨ª que todo encajaba para venir. Me pas¨¦ todo el concierto con el grupo de guasap de Yernos¡ para grabarles el audio de la canci¨®n. El ¨²nico problema fue que Anthony Gonz¨¢lez no la toc¨®¡¡±.
?El diagn¨®stico de un festivalero novel, culto, curioso, cr¨ªtico, vegano y bien acompa?ado? Anoten: ¡°Los ba?os, terror¨ªficos. Algunos son fosas en las que ves, b¨¢sicamente, caca flotando en un l¨ªquido azul. Hay un supermercado maravilloso perdido en la monta?a, con precios razonables. Years and Years son graciosos y ligeros. Participas en sorteos de Blablacar mientras te emborrachas a cerveza. Chvrches me result¨® un poco intensa de m¨¢s, ?verdad? Bizarre love triangle, de New Order, es una de mis canciones favoritas, aunque no la tocaron muy bien. Hidrogenese me encantaban de m¨¢s jovencico; ahora los he encontrado un poco obsoletos. M83 tienen una puesta en escena brutal. Arcade Fire me dieron un poquito igual, aunque dominen tantos instrumentos y todo el mundo estuviera tan entregado. Y los pinchos en la Plaza Nueva son obligatorios para los escasos ratos de turisteo¡¡±.
Un asistente m¨¢s. Una historia de entre 35.000 y un elevad¨ªsimo porcentaje, como en este caso, de balances positivos. ?Ning¨²n problema entonces?, le insistimos a Zamora. ¡°No. Bueno, s¨ª, que esta ma?ana me he vuelto loco matando hormigas en el camping. Ya, ya s¨¦ que no es una conducta ideal, pero es mi primera vez en estos recintos. ?Soy un intruso!¡±.
Babelia
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