?ltimo de los cl¨¢sicos, primero de los modernos
'Conversaciones con Arthur Schopenhauer' es un ameno testimonio de la vida y obra del fil¨®sofo de Danzig
Ameno testimonio de la tard¨ªa celebridad del fil¨®sofo, estas Conversaciones con Arthur Schopenhauer (1788-1860) invitan ciertamente a dialogar con la obra de un pensador que ha recibido de la posteridad los mayores elogios: ¡°Que un hombre como ¨¦l haya escrito es algo que aumenta el gozo de vivir en este mundo¡± (?Nietzsche, 1874), ¡°Posee esa relaci¨®n misteriosa con el absoluto que el fil¨®sofo solo comparte con el artista¡± (Simmel, 1907), ¡°La frase de Schopenhauer ¡®Un hombre puede hacer lo que quiere, pero no elegir lo que quiere¡¯ ha sido desde mi juventud una fuente de inspiraci¨®n y un manantial de tolerancia¡± (Einstein, 1934).
En el coraz¨®n de su ¨¦poca, identifica la motivaci¨®n humana m¨¢s dif¨ªcil de contrarrestar: el ego¨ªsmo
?ltimo de los cl¨¢sicos ¡ªdomina el griego y el lat¨ªn, y con apenas 24 a?os frecuenta a Goethe¡ª, expande hasta sus ¨²ltimas fronteras el legado plat¨®nico, al que Nietzsche dar¨¢ ya la espalda. Primero de los modernos, compagina la lectura de peri¨®dicos ingleses, franceses y alemanes con el estudio de las obras maestras de la literatura s¨¢nscrita. Mientras traduce a Graci¨¢n, observa de reojo el busto de Buda para el que ha improvisado un altar en su biblioteca. ¡°?Qu¨¦ m¨¢s se puede pedir a un fil¨®sofo? Haber reunido en un cuadro unitario el pensamiento de Oriente y Occidente no es empresa peque?a¡± (Colli). Un sue?o premonitorio le hace abandonar Berl¨ªn en 1831, esquivando as¨ª la epidemia de c¨®lera que resultar¨¢ fat¨ªdica para su detestado Hegel. No es extra?o que Freud le concediese el t¨ªtulo de precursor del psicoan¨¢lisis.
A los 62 a?os, el lanzamiento de Parerga y Paralip¨®mena (¡°anexos y variantes¡±) suscita una popularizaci¨®n de la filosof¨ªa que Colli sit¨²a entre los acontecimientos de la cultura moderna. La celebridad es instant¨¢nea; periodistas e intelectuales europeos desfilan por su domicilio de Fr¨¢ncfort. Septuagenario, confiesa a Fr¨¦d¨¦ric Morin: ¡°La gloria es el ruido de la vida. Yo soy budista¡±. Dirigi¨¦ndose a su traductora inglesa, subraya: ¡°Mi obra no contiene ni una sola palabra de m¨¢s¡±. Una charla con Frauenst?dt, para quien sintetiza su doctrina en una sola imagen, da prueba del genio de Schopenhauer para la met¨¢fora: ¡°Un caminante avanza con una linterna en la mano. El caminante es la voluntad de vivir; la linterna, el intelecto¡±. Persuadido de que ¡°las met¨¢foras son una poderosa palanca para el conocimiento¡± y de que ¡°las verdades m¨¢s rec¨®nditas solo pueden captarse a trav¨¦s de s¨ªmiles¡±, su instinto po¨¦tico merecer¨ªa cap¨ªtulo aparte. Hay constancia de que consagr¨® buena parte de su estancia en Florencia (1822-1823) a la lectura de Homero.
A los 62 a?os, el lanzamiento de Parerga y Paralip¨®mena (¡°anexos y variantes¡±) suscita una popularizaci¨®n de la filosof¨ªa
Las mismas hip¨®tesis recorren obsesivamente sus textos. La producci¨®n del ¡°mejor estilista entre los fil¨®sofos del siglo XIX¡± (Safranski) responde hasta tal punto a un esquema circular que si nos ocultaran el t¨ªtulo de sus textos no sabr¨ªamos a ciencia cierta si leemos El mundo como voluntad y representaci¨®n (1819), Sobre el fundamento de la moral (1840) o Parerga y Paralip¨®mena (1851). Hijo de padre suicida y de madre escritora, insiste en que la vertiente moral es herencia del padre, mientras que la intelectual procede de la madre. Pesimista absoluto ¡ª¡°El temperamento de los individuos no cambia jam¨¢s, ?c¨®mo podr¨ªa transformarse el de los pueblos?¡±¡ª, responde con serenidad ¡ªy humor¡ª a los reveses del destino. Su ideal ¨¦tico podr¨ªa resumirse en dos verbos y dos adverbios: saber mucho, desear poco. Antes de inclinarse por la filosof¨ªa, hab¨ªa cursado estudios de medicina en Gotinga, donde la huella de Lichtenberg permanec¨ªa fresca.
Testigo de uno de esos momentos de inflexi¨®n que delimitan la historia del capitalismo, la publicaci¨®n de su ¨²ltimo libro coincide no solo con la primera exposici¨®n universal, sino con la supresi¨®n del lat¨ªn como lengua ecum¨¦nica: ¡°Regresa la barbarie, a pesar de los ferrocarriles, los cables el¨¦ctricos y los globos aerost¨¢ticos¡±. En el coraz¨®n de su ¨¦poca, el fil¨®sofo de Danzig identifica la motivaci¨®n humana m¨¢s dif¨ªcil de contrarrestar: el ego¨ªsmo. ¡°Oponer al ego¨ªsmo un contrincante a su altura es el problema de toda ¨¦tica¡±, se?ala en 1840. Pese a las resonancias cristianas del t¨¦rmino ¡°compasi¨®n¡±, del que se sirve para designar el ¨²nico principio capaz de combatir el ego¨ªsmo, se abstiene, a diferencia de su admirado y criticado Kant, de coqueteos con la teolog¨ªa. El raro deleite que proporciona la prosa de Schopenhauer, cuajada de citas griegas y latinas, refuta de modo concluyente su m¨¢xima favorita: ¡°Ser¨ªa mejor que este mundo no existiera¡±.
Conversaciones con Arthur Schopenhauer. Testimonio sobre la vida y la obra del fil¨®sofo pesimista. Arthur Schopenhauer. Traducci¨®n de Luis Fernando Moreno Claros. Acantilado. Barcelona, 2016. 368 p¨¢ginas. 20 euros.
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