Van Gogh no alucina cuando pinta
El museo del artista en ?msterdam recorre los ¨²ltimos 18 meses de su vida en una muestra que investiga sus enfermedades
Vincent van Gogh es uno de los enfermos m¨¢s famosos de la historia del arte, y su oreja cortada, la dolorosa prueba del coste de su pasi¨®n. Porque se la reban¨® casi entera, tal y como ha podido demostrarse ahora gracias a una nota manuscrita de F¨¦lix Rey, el m¨¦dico que le cur¨® en la ciudad francesa de Arl¨¦s. Resuelto este enigma, quedaba por despejar el de su trazo vigoroso, intenso... ?enfermo? En otras palabras, se trata de saber si pintaba de esa forma pose¨ªdo por alg¨²n trastorno f¨ªsico o mental, como se ha sostenido en numerosas ocasiones.
En absoluto. Su excepcional pincelada no era el resultado de una dolencia mal diagnosticada, o peor tratada. Es m¨¢s, cuando padec¨ªa un ataque, los m¨¦dicos se lo quitaban todo, lienzos, pintura o trementina para evitar lesiones. Era solo su estilo, marcado, desde luego, por sus circunstancias vitales y un mal misterioso todav¨ªa por identificar. ?Padec¨ªa epilepsia, esquizofrenia, v¨¦rtigo, neuros¨ªfilis, tal vez un envenenamiento debido a la absenta que beb¨ªa, y a los ¨®leos mismos, ingeridos al mojar el pincel con los labios? Al borde de la locura: Van Gogh y su enfermedad es la primera exposici¨®n que investiga dicha influencia en su obra, y el museo que lleva su nombre en ?msterdam espera iluminar un caso cerrado en falso. Porque, sin cad¨¢ver, no hay crimen. Y sin paciente, tampoco un diagn¨®stico fiable.
Durante decenios, se ha especulado con la naturaleza de la autolesi¨®n de Van Gogh, ocurrida el 23 de diciembre de 1888. Se ha dicho que fue una porci¨®n peque?a del pabell¨®n auditivo, a resultas de su mala relaci¨®n con su colega franc¨¦s Paul Gauguin. Con ¨¦l comparti¨® un taller en la famosa Casa amarilla, de Arl¨¦s, retratada ese a?o por el holand¨¦s. Cuando se pelearon, Vincent no pudo soportar la tensi¨®n. Tambi¨¦n se ha especulado con que el episodio pudo costarle muy caro, porque seccion¨® todo el l¨®bulo. Y lo contrario, que se trat¨® solo de un arrebato que val¨ªa la pena exagerar dada la personalidad de su protagonista.
Una nota manuscrita del doctor F¨¦lix Rey, que le cuid¨® en 1888, ha despejado todas las dudas. Rey era un hombre amable que le ten¨ªa aprecio. En 1930, le cont¨® lo sucedido al escritor estadounidense Irving Stone, autor de una biograf¨ªa titulada Pasi¨®n por la vida. La misma que apuntal¨® el guion de la pel¨ªcula El loco del pelo rojo, dirigida en 1956 por Vincent Minelli. Protagonizada por Kirk Douglas, que logr¨® una sobrecogedora caracterizaci¨®n del pintor, ha marcado la imagen del artista pelirrojo.
¡°Le remito encantado la informaci¨®n que me pide sobre mi pobre amigo Van Gogh. La oreja fue cortada con una cuchilla siguiendo la l¨ªnea de puntos (seg¨²n puede verse en el dibujo hecho por el m¨¦dico). Espero, de coraz¨®n, que sea usted capaz de honrar el genio de este pintor especial como se merece¡±, a?ade Rey. El billete ha sido presentado por la autora brit¨¢nica Bernadette Murphy durante la apertura de la muestra, y ha desvelado que permaneci¨® durante d¨¦cadas en el archivo californiano de Stone. Ella lo descubri¨® cuando preparaba su libro La oreja de Van Gogh, sobre el que se ha basado un documental de la BBC que ser¨¢ estrenado a finales de a?o.
Compasi¨®n por los d¨¦biles
Por si el tajo fuera poco, el pintor envolvi¨® la oreja en papel de peri¨®dico y se la dio a una chica que trabajaba en un burdel cercano. Llamada Rachel, las cr¨®nicas de la ¨¦poca dicen que se desmay¨® al verla. Seg¨²n Murphy, su verdadero nombre era Gabrielle y ten¨ªa una herida terrible por culpa de la mordedura de un perro. Van Gogh, que intent¨® ser predicador, nunca perdi¨® su compasi¨®n por los m¨¢s d¨¦biles. ¡°Es posible que quisiera darle una parte de su propia carne en pleno delirio¡±, apunta la ensayista.
Para la supuesta locura de la pincelada hay que preguntar a Nienke Bakker, conservadora de la muestra. ¡°La gente intenta ver su obra a trav¨¦s de ese presunto desequilibrio, cuando Vincent pintaba siempre. Solo paraba durante los ataques. La enfermedad, cualquiera que fuese, cambia su vida, pero hasta en el hospital psiqui¨¢trico le dejaban plena libertad cuando estaba mejor. S¨ª quiso abandonar su encierro, porque en Arl¨¦s estaba con 42 hombres y mujeres dolientes, y vio que as¨ª no mejoraba. Pero no pudo hasta que remitieron sus ataques¡±, dice. El museo ha repasado los ¨²ltimos 18 meses de su vida, desde un autorretrato donde ¨¦l mismo se ve enfermo y p¨¢lido, su posterior periplo por Francia y los internamientos, hasta el disparo final. Para ello ha reunido documentos del archivo municipal de Arl¨¦s, sus ¨²ltimos dibujos, donde trabaja de memoria y vuelve a los campesinos y molinos holandeses, y la nota del doctor Rey.
La otra estrella de la cita es un retrato del m¨¦dico. A Rey no le acab¨® de gustar c¨®mo le pint¨® su paciente, y lo vendi¨® a un marchante de Marsella. De ah¨ª pas¨® a Par¨ªs, para recalar al final en el museo Pushkin, de Mosc¨². En septiembre, la sala holandesa abrir¨¢ un simposio internacional sobre las enfermedades de Van Gogh, que no alucinaba mientras pintaba.
Los trastornos mentales de Vincent
En funci¨®n de los avances m¨¦dicos a lo largo del tiempo, Vincent van Gogh (Zundert 1853-Auvers-sur-Oise, 1890) pudo padecer los siguientes trastornos y enfermedades mentales:
Epilepsia. Es el diagn¨®stico que se le dio en 1889, pero en 1922 lo definieron como trastorno psic¨®tico de la esquizofrenia.
Neuros¨ªfilis fue uno de sus diagn¨®sticos m¨¢s conocidos, y se determin¨® en 1923. A?os despu¨¦s se dictamin¨® que sufr¨ªa psicopat¨ªa y, posteriormente, trastorno bipolar.
Envenenamiento al ingerir pintura apareci¨® como causa en 1949, a lo que se sum¨® la intoxicaci¨®n alcoh¨®lica (1953), el v¨¦rtigo de M¨¦ni¨¨re (1979), la psicosis c¨ªclica (1988), la porfiria (1991) y el desorden de personalidad (2000).
?El rev¨®lver con el que se dispar¨®?
El rev¨®lver de 7 mil¨ªmetros de calibre, del fabricante galo Eug¨¨ne Lefaucheux, fechado entre 1865 y 1873, con el que supuestamente intento suicidarse Vincent van Gogh, no era potente. Coloc¨® el rev¨®lver en su coraz¨®n, dispar¨® y la bala choc¨® contra una costilla y acab¨® alojada en el est¨®mago. Falleci¨® 30 horas despu¨¦s.
Perteneciente a una colecci¨®n particular, es la primera vez que se exhibe en p¨²blico el arma. La pistola estuvo desaparecida un tiempo y fue hallada posteriormente en un prado en Auvers-sur-Oise, en el sur de Francia. All¨ª estuvo enterrada "entre 50 y 80 a?os", seg¨²n apuntaron ayer expertos del Museo Van Gogh.
Las fechas de fabricaci¨®n y del hallazgo del rev¨®lver refuerzan la tesis de que se tratar¨ªa del arma del artista fallecido en 1890. Teio Meedendorp, investigador del museo, recuerda que Vincent se desmay¨® tras el disparo: "Al recobrar el conocimiento y ver que hab¨ªa fallado, busc¨® sin ¨¦xito el rev¨®lver. Luego regres¨® dando tumbos al albergue Ravoux, donde resid¨ªa".
Sin embargo, Steven Naifeh y Gregory White Smith, autores de la biograf¨ªa Van Gogh: la vida, sostienen una teor¨ªa diferente: fue un homicidio por imprudencia. Unos adolescentes que jugaban con la pistola le dispararon sin querer. Para ahorrarles el reformatorio, ¨¦l no dijo nada. La familia del pintor, no obstante, cree que las ¨²ltimas palabras de Van Gogh son las v¨¢lidas. En brazos de su hermano Theo dijo poco antes de expirar: "He sido yo y es hora de marchar".
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