Una compasi¨®n oscura
El proyecto parte de un guion que llevaba dando vueltas desde, por lo menos, mediados de los a?os noventa
Algunas pel¨ªculas llegan a su estreno arrastrando m¨¢s pasado que un manuscrito copto. Es el caso de Premonici¨®n, primer largometraje estadounidense del director brasile?o Afonso Poyart. El proyecto parte de un guion que llevaba dando vueltas desde, por lo menos, mediados de los a?os 90, cuando un ejecutivo de la New Line encarg¨® una reescritura del mismo para reconvertirlo en posible base para una secuela de Seven (1995), idea que sublev¨® a David Fincher. La pel¨ªcula resultante parece somatizar tanto ajetreo, enturbiando las posibilidades de una historia con una idea y un dilema moral muy valiosos en su fondo.
PREMONICI?N
Direcci¨®n: Afonso Poyart.
Int¨¦rpretes: Anthony Hopkins, Colin Farrell, Jeffrey Dean Morgan, Abbie Cornish.
G¨¦nero: thriller. Estados Unidos, 2015
Duraci¨®n: 101 minutos.
En Premonici¨®n, la investigaci¨®n en torno a un enigm¨¢tico asesino en serie reclama la ayuda de un vidente que Anthony Hopkins parece encarnar con la resignaci¨®n de quien asume, sin discutir, la probable iluminaci¨®n de un ejecutivo de Hollywood empe?ado en invocar, en tono amable, el recuerdo de Hannibal Lecter. Tanto la caracterizaci¨®n de ese decisivo personaje como la revelaci¨®n estrat¨¦gica de la identidad del asesino, al modo Seven, suenan a ocurrencias de despacho y espolean el desinter¨¦s de todo espectador fatigado de redundancias.
En su apartado formal, la pel¨ªcula oscila entre efectismos gastados por el uso, con aspecto de haber sido regateados en un mercadillo de soluciones de posproducci¨®n al por mayor, y hallazgos de puesta en escena que alternan eficacia y desconcierto: la multiplicaci¨®n de cada v¨ªctima en las visiones, al modo de un viejo v¨ªdeo de Zbigniew Rybczinsky, o la superposici¨®n de tiempos y personajes en un mismo espacio. Cuando la pel¨ªcula acaba planteando la idea transgresora del crimen como acto moral y piadoso es tarde para enamorarse de un relato que, en otras manos y con menos interferencias, hubiese podido ser contundente. Poner Seven al lado de Premonici¨®n permite entender la diferencia entre estilo y forma saboteada.
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