Alan Vega, la voz del lado salvaje de Nueva York
L¨ªder y vocalista del d¨²o neoyorquino Suicide, ha fallecido a los 78 a?os
En su libro Dream Baby Dream. Suicide: A New York Story (Omnibus Press, 2015), el periodista brit¨¢nico Kris Needs ofrece una de las mejores definiciones sobre el d¨²o fundado por Alan Vega y Martin Rev en 1970. ¡°Suicide encarnan todo lo que fue ¨²nico, peligroso e hizo ¨¦poca en Nueva York durante el ¨²ltimo siglo. Juntos encendieron los filamentos culturales m¨¢s desafiantes de la ciudad, a la vez que atrapaban el ensombrecido estado de ¨¢nimo de un pa¨ªs destrozado por la guerra de Vietnam¡±. Al igual que Rev, Alan Vega (nacido Alan Bermowitz, en 1938, en el Bronx), se mantuvo fiel a dicha esencia, tanto en su obra como escultor ¡ªdisciplina que cultivaba antes de hacer m¨²sica¡ª como en lo que hizo en solitario o con Suicide. Vega forma parte de esa era que Scorsese atrap¨® en Taxi Driver; una ¨¦poca desesperada y violenta de Nueva York a la que tambi¨¦n pertenece la promoci¨®n musical del Max¡¯s Kansas City y el CBGB, la de Ramones, Blondie, Patti Smith y muchos otros, arquetipos de un esp¨ªritu art¨ªstico que hoy ya es historia.
Llamar Suicide a un grupo musical era un acto suicida en s¨ª mismo, como tambi¨¦n lo era la puesta en escena de Vega, inspirada en la virulencia esc¨¦nica de Iggy Pop y el se?or¨ªo de Elvis. Durante muchos a?os, el d¨²o fue agredido en sus actuaciones, una reacci¨®n que el vocalista incorporaba como al acto creativo del grupo; esta faceta qued¨® documentada en el directo 23 minutes in Brussels, directo grabado durante la primera gira europea del d¨²o, teloneando a Elvis Costello y The Clash. Los j¨®venes punkis no estaban preparados para aquella m¨²sica electr¨®nica de ra¨ªz experimental que, a diferencia de la de Kraftwerk, europea y evocadora de un futuro ut¨®pico, sonaba sucia y ca¨®tica, provocadoramente mon¨®tona, reflejando la realidad urbana de la cual ven¨ªan sus creadores, cuando un t¨¦rmino como gentrificaci¨®n resultaba inimaginable para sus habitantes.
A pesar del nombre y de la violencia, Suicide, como bien dice la artista Lydia Lunch ¡ªque a los 16 a?os se escap¨® de casa y se fue a Nueva York para conocerles¡ª, eran musicalmente esquizofr¨¦nicos, por eso tambi¨¦n compon¨ªan dulces baladas, al menos en esencia. Ric Ocasek, l¨ªder de The Cars, intent¨® pulir su sonido en 1980 produci¨¦ndoles un segundo ¨¢lbum llamado Alan Vega & Martin Rev, adem¨¢s del single Dream Baby Dream. Este cautiv¨® instant¨¢neamente a Bruce Springsteen, que vio en la obra del d¨²o a personajes tan maltratados por el sue?o americano que podr¨ªan haber merodeado por su propio Nebraska (1981). Vega debut¨® en solitario con Alan Vega (1981), un disco de rockabilly grabado con guitarra, bajo y bater¨ªa, que le proporcion¨® un peque?o ¨¦xito en Francia: Jukebox Baby. En 1983, regres¨® a la electr¨®nica y dos a?os despu¨¦s firm¨® un desastroso intento de hacer m¨²sica comercial titulado Just A Million Dreams. Fue la primera y la ¨²ltima vez en la que intent¨® forzar las cosas para intentar ganar dinero, un cap¨ªtulo que no hizo m¨¢s que destacar su naturaleza indomable y un compromiso art¨ªstico que mantuvo hasta el final.
Vega grab¨® blues contempor¨¢neo con Alex Chilton y Ben Vaughn y colabor¨® con artistas electr¨®nicos como PanSonic y DJ Hell, mientras gente como Marc Almond o Henry Rollins ¡ªque a principios de los noventa reedit¨® algunos de sus discos en solitario¡ª le rend¨ªan sincera pleites¨ªa. En 2012, sufri¨® un ataque al coraz¨®n y un ictus de los que nunca lleg¨® a recuperarse. Su salud mermada no le impidi¨® tomar parte, en julio de 2015, en el concierto homenaje a Suicide A Punk Mass, donde actu¨® por ¨²ltima vez.
Babelia
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