Adi¨®s
Los prodigios sem¨¢nticos que se enfrentan con tanto talento a la obviedad y los t¨®picos no son exclusivos del f¨²tbol
Durante esa Eurocopa abusivamente mediocre, con un vencedor destinado a que solo ¨¦l recuerde en el futuro su haza?a, no hac¨ªa demasiado caso a lo que transmit¨ªa la pantalla, pero sent¨ªa frecuente rubor al escuchar originales comentarios de los narradores. Incluso hice una lista de las tonter¨ªas involuntariamente surrealistas que o¨ªa, pero la he perdido. He aqu¨ª una muestra de ese sentido de la l¨®gica que hubiera admirado la filosof¨ªa pura: ¡°Ambos equipos quieren ganar pero est¨¢ claro que solo lo conseguir¨¢ uno¡±. Respuesta del especializado comentarista que acompa?a al narrador: ¡°Tienes toda la raz¨®n, aqu¨ª solo puede pasar uno¡±. Estos prodigios sem¨¢nticos que se enfrentan con tanto talento a la obviedad y los t¨®picos no son exclusivos del f¨²tbol. Se multiplican en la pol¨ªtica y son expuestos con ¨¦nfasis y repetidos hasta la n¨¢usea, dando por supuesto que el oyente no solo es tonto sino tambi¨¦n sordo.
Y su efecto contagioso tiene un notable ¨¦xito en las televisiones. En un espacio de cinco minutos te pueden repetir diez veces la misma imagen. Por si no te ha quedado claro o por algo tan comprensible como que hay que llenar el informativo y la tertulia (aunque con lo segundo resulta il¨®gico, ya que sus protagonistas podr¨ªan hablar de cualquier tema humano o divino durante horas, como esos mu?ecos a los que les dabas cuerda o le colocabas las pilas garantiz¨¢ndote que su discurso ser¨ªa infinito) desgastando la retina del espectador. Y tambi¨¦n lo utilizan en los intermedios publicitarios. El mismo spot se repite tan mareante n¨²mero de veces como para que acabes odiando lo que te pretenden vender.
Sue?o que durante un mes no ver¨¦ la televisi¨®n, ni estar¨¦ conectado con ning¨²n medio que informe sobre la actualidad pol¨ªtica, ni sabr¨¦ nada sobre la trascendente formaci¨®n del gobierno. Y al despertar sabr¨¦ que ya he conocido el Nirvana.
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