Apoteosis de Ponce en Santander a los sones de la m¨²sica de Morricone

El torero Enrique Ponce cuaj¨® de manera magistral al toro Bendecidito, de Miranda y Moreno, premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre, en una faena ambientada con m¨²sica de Ennio Morricone, premiada con dos orejas y que forma ya parte de la historia de la plaza de Santander.

Fue un milagro. La Banda Municipal de M¨²sica atac¨® los suaves compases del tema principal de la pel¨ªcula La misi¨®n, una pieza de Morricone que, por lo melanc¨®lico y pastue?o del inicio, sorprendi¨® a un p¨²blico en perfecta simbiosis con una obra magistral dise?ada por Enrique Ponce. El torero y el toro Bendecidito se fundieron en una obra que quedar¨¢ para la historia del coso santanderino de Cuatro Caminos.

Se suced¨ªan las tandas ligadas, r¨ªtmicas, por ambas manos, con esa diestra magn¨¦tica que ha hecho del poncismo una religi¨®n de m¨¢s de 25 a?os de vigencia. Y Ponce se templaba embebido en esas notas suspendidas en el aire mientras caminaba en torero al entrar y salir de la cara del toro tras reivindicar la grandeza del toreo ligado y bello que alumbraron Joselito y Belmonte. Vertical la figura, juncal la cintura, hasta atr¨¢s el vuelo de la muleta y las poncinas finales ligadas como delicioso delirio, con la magia de la m¨²sica enardeciendo los esp¨ªritus. Lo pinch¨® y dej¨® luego media estocada. Ah¨ª quedaba la obra, inmarcesible, y dos orejas volaron a sus manos mientras el presidente ordenaba el arrastre lento del nobil¨ªsimo animal.

La primera exigencia por abajo en forma de trincherazo dio con los huesos del primero en la arena. Y tras sobarlo y aguantar las molestas rachas de viento, alcanz¨® Ponce una gran diestra ligada en el tercio del seis coronada por uno de pecho eterno. Tambi¨¦n lo cuaj¨® con la zurda. Y donde se posaron los papelillos anid¨® el temple en una ronda cumbre. La espada en el rinc¨®n y un trofeo m¨¢s.

Roca Rey imant¨® a p¨²blico y toro desde el saludo capotero a su primero. Lo templ¨® desde el primer lance y le esper¨® con valor p¨¦treo cuando se le vino y finaliz¨® con una larga de remate. Escasito de pitones y de fuelle, se le sangr¨® poco a este tercero, que estaba en el l¨ªmite. No transmiti¨® absolutamente nada y se par¨® muy pronto. Ni siquiera el arrollador hurac¨¢n del Per¨² pudo poner en ebullici¨®n la plaza santanderina, a pesar de probarlo todo, incluso una arrucina prolongada en un cambio de mano. Y, cosa rara, s¨®lo enterr¨® media espada. El sexto tampoco le ayud¨®, pues dur¨® poco y no transmiti¨® absolutamente nada.

El segundo bis, con carita de novillo, sali¨® descoordinado. Pa?uelo verde y Juan del ?lamo opt¨® por correr turno. Sali¨® un ejemplar anovillado, bajo, de generoso cuello y hechuras dise?adas para embestir. En la tercera tanda del muleteo se templ¨® Del ?lamo, pero el toro se derrumb¨® en el de pecho. Crepitaron luego dos naturales de muleta rastrera en una serie frondosa y con altibajos, que fueron t¨®nica dominante en un largu¨ªsimo quehacer. Lo mat¨® muy bien. El quinto se desliz¨® muy noble por los dos lados. Del ?lamo amonton¨® muchas tandas en una labor de excesivo metraje.

Tudela, orejas para El Capea y Esa¨² Fern¨¢ndez

Los diestros Pedro Guti¨¦rrez El Capea y Esa¨² Fern¨¢ndez cortaron una oreja a un toro de Dolores Aguirre y Miura, respectivamente, en el desaf¨ªo ganadero entre estas dos emblem¨¢ticas ganader¨ªas toristas celebrado en Tudela (Navarra), en el segundo y ¨²ltimo festejo de su feria de Santa Ana.

Con media entrada, se lidiaron tres toros ¡ªprimero, tercero y quinto¡ª de Dolores Aguirre, y otros tantos ¡ªsegundo, cuarto y sexto¡ª de Miura, bien presentados y variado comportamiento. Destacaron primero y cuarto.

Pedro Guti¨¦rrez El Capea, oreja y ovaci¨®n.

Agust¨ªn de Espartinas, pitos tras aviso y pitos.

Esa¨² Fern¨¢ndez, silencio tras aviso y oreja.