Los libros no tienen prisa
Leer se asocia a la lentitud y al sosiego y ahora se enfrenta a la revoluci¨®n de la inmediatez La plataforma Amazon ha lanzado un servicio que hace llegar pedidos literarios, y otros productos, en menos de dos horas
Juan Cueto transport¨® desde Italia el concepto de la vida lenta. Eran principios de los noventa, cuando el soci¨®logo Enrique Gil Calvo escribi¨® Prisa por tardar y el fil¨®sofo Emilio Lled¨® public¨® El silencio de la escritura, antes de que apareciera Los libros y la libertad, en defensa de la lectura detenida. Ahora la invasi¨®n de Internet lo asocia todo a la prisa y ese sentimiento ha llegado de tal modo a la lectura (y al consumo) de libros que la multinacional Amazon acaba de lanzar en Madrid su iniciativa de hacer llegar los libros (pero tambi¨¦n las hortalizas, los yogures, la mantequilla...) en una o dos horas. ?Tener un libro es tan urgente como el aceite para fre¨ªr los huevos o como tener yogures para un bizcocho? Las personas con las que hemos hablado relativizan el sofoco: la revoluci¨®n de la prisa no va a matar la estrella del libro, que es el silencio, el sosiego, y por tanto el tiempo.
Para explicarlo, Luis Landero, el autor de Juegos de la edad tard¨ªa, recurre a Ortega y Gasset, que dec¨ªa que un libro ¡°aumenta el coraz¨®n¡±. ¡°La vida no tiene argumento, y el libro le concede armon¨ªa¡±. Los libros, adem¨¢s, no se buscan, se encuentran. ¡°As¨ª me hice el canon: Rub¨¦n me llev¨® a Antonio Machado, B¨¦cquer a Juan Ram¨®n Jim¨¦nez y ¨¦ste al 27. Por eso va uno a una librer¨ªa: a curiosear. Y los libros te salen al paso¡±.
Saber elegir
Nos educa ¡°la lentitud¡±, dice Landero. ¡°La soledad, los paisajes. Y una librer¨ªa es ese paisaje tambi¨¦n. Ahora la rapidez es en s¨ª misma un art¨ªculo de consumo. La lentitud es laboriosa; la inmediatez es el elogio de lo desmesurado. ?La rapidez deber¨ªa estar entre los pecados capitales!¡±. A su colega Lorenzo Silva le preocupa menos el sitio: ¡°Compro por internet, en librer¨ªa, en grandes almacenes, donde el libro me pilla cerca. Me gusta comprar libros, leerlos... Y esto de Amazon ni siquiera es un invento: desde hace a?os aqu¨ª se hace, pero es cierto que no con tanta rapidez¡±.
En la filosof¨ªa de la lentitud se mueve Carlos Garc¨ªa Gual, sabio del mundo cl¨¢sico. ¡°El asunto es elegir. Y para eso no sirve la prisa. Lo que plantea la inmediatez en la adquisici¨®n, de libros, por ejemplo, remite al supermercado. En la librer¨ªa tienes al librero, y ah¨ª hojeas, con hache y sin hache. En los supermercados (del libro, por ejemplo) no te conocen. Ah¨ª eligen por ti. Venderte un libro porque ya es best seller no significa que te est¨¦n vendiendo lo mejor¡±. Y si este fuera un episodio de la historia de la lectura, ?qu¨¦ tiempo ser¨ªa? ¡°Un tiempo bastante triste. La esperanza es el lector no contaminado por la propaganda, el peque?o editor que se atreve con lo que no tiene gran difusi¨®n¡ Y la librer¨ªa, claro¡±. ?Alguna ventaja en recibir el libro ya? ¡°Cuando haces un trabajo urgente. Pero el placer de leer se busca lentamente¡±.
Javier Celaya, que dedica su vida a analizar la relaci¨®n del mundo digital con el mundo editorial, fue hace poco a la nueva Foyles, la legendaria librer¨ªa de Londres. ¡°Wi-fi en todas las plantas¡; all¨ª no hace falta comunicarse con nadie: el m¨®vil te lleva hasta la balda donde est¨¢ el libro que buscas. Amazon ha entendido bien esa l¨®gica del servicio. Pero la supuesta necesidad de encontrar r¨¢pidamente un libro provoca m¨¢s necesidad de consumo. Es ¡®lo quiero y lo quiero ya¡¯; te sacias de inmediato, pero luego querr¨¢s m¨¢s¡±. ?As¨ª que la prisa ha llegado para quedarse? ¡°En todo. EL PA?S lo dec¨ªa el otro d¨ªa: miramos el m¨®vil 200 veces al d¨ªa para saber qu¨¦ hay de nuevo¡±. ?Quedar¨¢ algo lento en la vida? ¡°Los momentos de desconexi¨®n total, que yo gozar¨¦ desde el 8 de agosto¡±, dice Celaya. ?Y tanta rapidez no es mala para la salud? ¡°El cerebro se acomoda, como despu¨¦s de cualquier revoluci¨®n¡±. ?Nos acariciaremos tambi¨¦n r¨¢pido? ¡°Ja, ja, ja. Lo haremos todo r¨¢pido¡ Pero, mira, los ingleses, como los espa?oles, han creado servicios de librer¨ªa de proximidad, no son tan r¨¢pidos como anuncia Amazon pero funcionan¡±. Por cierto, ?ech¨® usted de menos al librero en Foyles? ¡°La verdad es que el librero hizo su trabajo antes: cre¨® un escaparate, puso los libros de manera que me atrajeran¡ Y eso convierte en algo peculiar la necesidad de preguntarle a un librero¡±.
H¨¢bitos de lectura
El 39,4% de los espa?oles no ha le¨ªdo un libro en los ¨²ltimos 12 meses, seg¨²n el ¨²ltimo bar¨®metro del CIS de junio.
Frente al 57,5% que no ha pisado una librer¨ªa o el 74,7% que no ha ido a una biblioteca en el mismo periodo de tiempo, solo un 6,7% va varias veces al mes a librer¨ªas y 4,3 a bibliotecas.
La industria del libro en Espa?a recaud¨® un 2,8% m¨¢s en 2015 (2.257 millones de euros) que en 2014.
Cierta inquietud
A Ver¨®nica Garc¨ªa (distribuidora, al frente de Machado Libros) le parece comprensible que los libreros (y los distribuidores, y los editores) est¨¦n ¡°un poco inquietos y vean una cierta amenaza. Pero Amazon no viene a sustituirlos. A nosotros, por ejemplo, nos importan los clientes naturales, los libreros y los editores. Si los editores no publican o no reeditan, no podemos servir. Y a Amazon le pasar¨¢ lo mismo: si no tenemos libros, ellos tampoco los tendr¨¢n, por mucho que se los pidan r¨¢pido¡±.
?Y justificar¨ªa el esfuerzo de la rapidez el trabajo de libreros y distribuidores? ¡°El precio de los libros ser¨ªa prohibitivo para el cliente y para el usuario. Pero es que Amazon es una plataforma que compite con los supermercados. Pueden usarlo como reclamo, pero no se dedican de veras a lo nuestro. Nos pas¨® con el libro de texto: los grandes almacenes empezaron a venderlo, con todo lo que significaba la vuelta al cole. Pero no, el libro no es un medicamento, no se tiene que comprar (ni vender) del mismo modo que la mantequilla o el yogur¡±. Recuerde que el yogur no caduca. ¡°Ja, ja, ja. ?C¨®mo los buenos libros!¡±.
Fernando Valverde, el secretario del Gremio de Libreros, y librero, sit¨²a el asunto: ¡°No estamos enfadados ahora con Amazon¡, lo estamos hace rato, y estamos pleiteando con esa multinacional; nos parece raro, en todo caso, que las instituciones que no se retratan con nosotros se retraten con ellos. Ni el Ministerio de Cultura ni las instituciones locales nos hacen demasiado caso. Eso nos enfada¡±. ?Y la rapidez no es competencia? ¡°Es un eslogan. La reivindicaci¨®n de la prisa no sirve para los libros; el libro exige tiempo lento, la vuelta al placer. Prisa y lectura no casan¡±. Lola Larumbe, su colega, lo ve as¨ª: ¡°Una librer¨ªa de barrio es una suerte para los vecinos, pero tambi¨¦n para las instituciones: desarrollan la cultural. En Francia reconocen esa actividad librera, la subvencionan, y as¨ª ayudan a difundir la lectura, a mantener el empleo y a hacer que perviva la vida de barrio¡±.
La poes¨ªa va despacio
Federico Garc¨ªa Lorca le escribi¨® a Miguel Hern¨¢ndez: ¡°Los libros de poes¨ªa van despacio, querido Miguel¡±. C¨¦sar Rendueles, soci¨®logo autor de El cambio pol¨ªtico en la era de la utop¨ªa digital, pide pausa sobre un hecho: ¡°Ya estaba acelerada en Espa?a la actividad editorial. Se publica much¨ªsimo, los libros duran un mes como m¨¢ximo en las librer¨ªas, y eso afecta sobre todo al ensayo, la poes¨ªa y la historia. Si un libro no vende en un mes, se acab¨®¡ Y para eso Amazon hace mejor el trabajo: gran consumo, elimina intermediarios¡±. ?Entonces? ¡°Que cambie la din¨¢mica editorial, que los sellos no se centren en los libros de gran venta, porque as¨ª cavan su tumba, y con ellos se llevan a las librer¨ªas¡ No es la muerte del libro, es la muerte del lector, porque en este pa¨ªs de tantos libros la gente lee cada vez menos¡±. ?C¨®mo se hace usted con los libros? ¡°Por Internet, en las librer¨ªas de la facultad, en la librer¨ªa de mi barrio¡ Este que estoy leyendo, sobre Gramsci, lo compr¨¦ por IberLibro en una peque?a librer¨ªa de segunda mano de Roma¡¡±.
Los libros van lentos, y seguir¨¢n yendo lentos, dice Lola Ferreira, que es y ha sido todo en este sector en Espa?a. ¡°R¨¢pido querr¨¢ un libro el que se ajusta a la moda del best seller: quiero ese libro ya. El comprador de librer¨ªa seguir¨¢ queriendo esa ayuda¡±. ¡°Ahora bien el comercio de la librer¨ªa se tendr¨ªa que modernizar, como el de la distribuci¨®n. Pero para eso se tienen que poner de acuerdo todos los sectores¡±, advierte.
Y ese acuerdo es tan dif¨ªcil, quiz¨¢, como recuperar el esfuerzo por volver a ser lentos en la sociedad que tiene prisa para obtener informaci¨®n, yogures y libros como si fueran medicamentos para un ataque de medianoche.
Babelia
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