Triunfo de Bautista y tres palizas sangrientas a Gonzalo Caballero
El torero madrile?o fue intervenido de una cornada con dos trayectorias en el muslo derecho

El diestro Gonzalo Caballero, herido por el tercer toro de la corrida que se celebr¨® en Santander, fue intervenido en la enfermer¨ªa de una cornada de dos trayectorias (10 y 12 cent¨ªmetros) en la cara interna del muslo derecho, y de un corte en el dedo me?ique de la mano izquierda, que pudo producirse con la espada.
Por su parte, el diestro franc¨¦s Juan Bautista, con dos orejas, fue el triunfador del sexto festejo santanderino, en una tarde en la que destac¨® tambi¨¦n un gran toro de la ganader¨ªa de El Tajo.
Con media entrada, se lidiaron cinco toros de El Tajo y uno -el quinto- de La Reina bien presentados. Extraordinario el lidiado en cuarto lugar, y con un gran pit¨®n izquierdo el sexto.
Juan Bautista, silencio, oreja y oreja en el que mat¨® por Caballero.
David Mora, vuelta al ruedo tras petici¨®n y ovaci¨®n.
Gonzalo Caballero, cogido en su primero, al que remat¨® Juan Bautista, ovaci¨®n que recogi¨® la cuadrilla.
Caballero fue volteado hasta en tres ocasiones durante la faena de muleta a su primer toro.
El primer susto sobrevino en los primeros compases del ¨²ltimo tercio, cuando el astado, de la ganader¨ªa de El Tajo, hizo por ¨¦l, prendi¨¦ndolo por la pierna derecha y rasg¨¢ndole toda la taleguilla.
Sin apenas mirarse, volvi¨® a la carga Caballero hasta que en el momento de montar la espada sali¨® por los aires en unos momentos de verdadera angustia, al quedarse suspendido entre los pitones del astado, que le propin¨® una severa paliza.
Pero cuando estaba siendo conducido a la enfermer¨ªa, Caballero se zaf¨® de las asistencias, y, visiblemente desmadejado, volvi¨® a la carga con la tizona, y fue cogido por tercera y ¨²ltima vez, y el toro s¨ª hizo carne en la cara interna del muslo derecho.
No se conjuntaron Bautista y el primer astado en el inicio del trasteo de muleta, que fue cuando el toro persigui¨® la tela con codicia y repiti¨® las embestidas. Luego, la lidia busc¨® el abrigo del molesto viento y ah¨ª qued¨® varada.
Despu¨¦s de apreciar la trabajada musculatura del primero, llamaron la atenci¨®n las pocas carnes del segundo. Tras una colada escalofriante, Mora se templ¨® en ver¨®nicas mecidas intercaladas con chicuelinas en el saludo. Calidad tuvo el extraordinario quite de tres ver¨®nicas muy lentas, ech¨¢ndole el capote por delante, rematadas con media en la cadera. Fue en los medios donde entreg¨® el corn¨²peta su mejor y poco duradera versi¨®n. Ah¨ª lo tore¨® Mora con las yemas de los dedos.
El tercero tra¨ªa dos cimitarras astifinas por delante. Milagro fue que Gonzalo Caballero se escapara de la primera voltereta mientras lo toreaba en redondo. Tras el trastazo contra la arena santanderina se templ¨® en tandas al natural en las que se lleg¨® a deslizar el toro.
En el primer encontronazo al atacar con la espada se ech¨® Caballero materialmente sobre los pitones. Lo prendi¨® por la pechera, lo zarande¨® en el aire y lo dej¨® grogui. Milagro que no lo reventara con los derrotes que le asest¨®. Volvi¨® a perfilarse, esta vez en la suerte contraria, y volvi¨® a inmolarse entre las astas. Esta vez no se escap¨®. El sable derecho se hundi¨® en la carne.
Con la gente conmocionada, casi nadie ech¨® cuentas del monumental saludo capotero de Juan Bautista al cuarto. Hasta la boca de riego se fue el franc¨¦s elevando la ver¨®nica al rango de toreo fundamental. Porque el toro embisti¨® de principio a fin conforme a sus preciosas hechuras. Hasta en el trance final de la suerte de recibir regal¨® la acometida para una gran estocada de Bautista. Entre medias, una faena de una oreja a un toro de dos.
El quinto tuvo muy medidos el poder y la transmisi¨®n. Mora lo entendi¨® a derechas y luego prolong¨® en exceso su quehacer antes de una estocada desprendida.
El ¨²ltimo fue otro buen toro, que se emple¨® en profund¨ªsimas arrancadas por el pit¨®n izquierdo, por donde Juan Bautista no lo exprimi¨® hasta sus ¨²ltimas consecuencias. Celebr¨® un lote so?ado con otra estocada recibiendo, que se fue a los bajos.
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