El maldito Orson Welles
Uno de los grandes 'thrillers' de la historia supuso para su director su ¨²ltima pel¨ªcula como realizador en Hollywood y su despido en el montaje
Se comi¨® la vida y el cine a grandes bocados. Fue primero un gordo en esp¨ªritu, m¨¢s tarde en el cine en varias pel¨ªculas gracias al maquillaje y finalmente en la vida real, por su enorme apetito, al que acompa?aba un gusto gastron¨®mico exquisito. En su cabeza cambian un sabio en innumerables campos, un hombre de radio excepcional, un mago genial, un soberbio director de escena, un guionista resolutivo, un brillante creador televisivo y uno de los mejores ontadores de la historia. Y con todo lo anterior, a¨²n no estar¨ªa ni perfilada la personalidad de Orson Welles.
Para su suerte y su desgracia, la vida cinematogr¨¢fica de Welles siempre estuvo marcada por dos factores: fue el m¨¢s shakesperiano de los directores estadounidenses, con un estilo my europeo, y, sin que sea una contradicci¨®n, el cineasta que m¨¢s amaba Hollywood¡ aunque tambi¨¦n fuera el que m¨¢s desaires sufri¨® desde la industria.
Welles vagabundeaba exiliado cinematogr¨¢ficamente en Europa a mediados de los a?os cincuenta, a causa del desastre econ¨®mico que supuso La dama de Shanghai. Por ello, cuando acabado el rodaje de Mister Arkadin se le abri¨® la posibilidad de retornar a Hollywood, el maestro accedi¨®: quer¨ªa volver a casa, aunque fuera actuando en dos pel¨ªculas. La primera, en 1956, fue Man in the shadow, un mediocre producto de serie B con Jeff Chandler para Universal, en el que encarna a un malvado ranchero que no tolera que un nuevo sheriff se enfrente a su autoridad. En aquel rodaje le ense?aron el guion de un thriller ¡°muy malo que ocurr¨ªa en San Diego y en el que aparec¨ªa un detective corrupto¡±, seg¨²n sus propias palabras. Le ofrecieron protagonizarlo y respondi¨® con un lac¨®nico tal vez. El estudio le ofreci¨® el otro papel principal a Charlton Heston, asegur¨¢ndole que Welles estaba en el proyecto. Heston sugiri¨® que Welles no solo podr¨ªa actuar, sino tambi¨¦n dirigir, y el productor Albert Zugsmith, incapaz de llevarle la contraria, le ofreci¨® el puesto al cineasta. Este acept¨® con una condici¨®n: rescribir el guion, aunque tuvo que hacerlo en tres semanas y media; en Universal, se ahorraron su sueldo de guionista y director, y solo le pagaron como int¨¦rprete. Orson Welles lo logr¨® con cuatro secretarias, que mecanografiaron sus notas manuscritas. Respet¨® la idea original de un detective de profesionalidad intachable que inventa pruebas para cerrar sus casos, el resto lo cambi¨® por completo. Nunca ley¨® Badge of evil, la novela en la que se basaba el guion.
Resurrecci¨®n y restauraci¨®n
Cuando Sed de mal lleg¨® a las pantallas mutilada, se estren¨® a hurtadillas en dos salas en EE UU. Sin embargo en Universal Europa el encargado de las ventas internacionales s¨ª disfrut¨® con el thriller, y pidi¨® permiso para proyectarlo en la Exposici¨®n Universal de 1958 de Bruselas. All¨ª un jurado, en el que estaban Jean-Luc Godard y Fran?ois Truffaut, le dieron el primer premio y lanz¨® su estreno en Europa: en Par¨ªs estuvo un a?o y medio en cartel. El memorando con los famosos 58 puntos de quejas de Welles a la Universal tras ver el montaje del estudio acab¨® en manos de Heston, propietario de un porcentaje del filme, y bas¨¢ndose en ¨¦l se realiz¨® la restauraci¨®n y reestreno de la copia para DVD en 1998.
A la vez que redactaba, empez¨® a pensar en el resto de los int¨¦rpretes: Janet Leigh, Akim Tamiroff, Joseph Calleia (que supli¨® a Lloyd Bridges) y un joven Dennis Weaver (que d¨¦cadas m¨¢s tarde lograr¨ªa la fama por la serie McCloud y por El diablo sobre ruedas) para el portero enfermo mental del motel. Alfred Hitchcock se inspir¨® en ese personaje para su protagonista de Psicosis (y tampoco busc¨® muy lejos a su actriz). Caso aparte es el de Marlene Dietrich. Estuvo un ¨²nico d¨ªa en el rodaje, como favor personal al director, para las cuatro secuencias en las que aparece.
Sed de mal arranca con una mano introduciendo una bomba en el maletero de un coche al atardecer en Los Robles, una ciudad en la frontera estadounidense-mexicana, un gesto punto de partida del incre¨ªble plano secuencia inicial. La mayor parte de la acci¨®n entrecruza dos l¨ªneas argumentales, las protagonizadas por el polic¨ªa Mike Vargas (Heston) y su esposa Susie (Leigh), separados por la investigaci¨®n que sigue a la explosi¨®n inicial del veh¨ªculo. y en la que se involucra otro polic¨ªa, el intachable Quinlan (el mismo Welles). Como director, Welles apost¨® por planos muy cerrados, primeros planos picados y contrapicados para incomodar al espectador en un thriller que huele a podrido, corrupci¨®n, v¨®mito y sudor. El equipo tuvo un par de semanas de ensayos y en esos proleg¨®menos naci¨® la admiraci¨®n de Welles hacia Heston: ¡°El mejor hombre para trabajar que jam¨¢s existi¨® en el cine. Creo que los dos actores m¨¢s amables con los que he rodado en mi vida son John Gielgud y Charlton Heston¡±.
El thriller se rod¨® entre el 18 de febrero y el 2 de abril de 1957. Seg¨²n Joseph Cotten, amigo del director y que aparece en un cameo, el estudio ten¨ªa previsto un rodaje de 38 d¨ªas y 829.000 d¨®lares de presupuesto y al final fueron 39 d¨ªas y 900.000 d¨®lares de coste. Welles acarici¨® la idea de rodar en Tijuana, una posibilidad que asust¨® a los productores. A cambio se film¨® en Venice, a las afueras de Los ?ngeles, en escenarios naturales, excepto la primera secuencia que se rod¨®, la del interrogatorio en la casa del vendedor de zapatos, piso que se reconstruy¨® en el estudio. En el diario de Heston se lee que ensayaron todo el d¨ªa, sin hacer funcionar la c¨¢mara para consternaci¨®n de los jefes de Universal que vigilaban en las sombras. ¡°Cuando comenzamos a filmar eran las 17.45, y supe que daban por perdido el d¨ªa entero. A las 19.40 Orson dijo: ¡®Est¨¢ bien, revelad. Aqu¨ª ya hemos terminado. Vamos dos d¨ªas por delante del tiempo previsto¡¯. Doce p¨¢ginas del tir¨®n, incluyendo tomas adicionales, tomas dobles y de espaldas; la secuencia completa en un solo plano, con movimientos en tres habitaciones y siete di¨¢logos¡±. Eso es efectividad.
El 14 de marzo se film¨® el impresionante plano secuencia inicial. A Welles siempre le enfad¨® que Universal impresionara los t¨ªtulos de cr¨¦dito encima de una toma que se supon¨ªa deb¨ªa de ir limpia. Se hizo en una sola noche y el cineasta agradeci¨® eternamente la habilidad del maquinista de la gr¨²a donde iba la c¨¢mara, y del operador de la c¨¢mara, John Russell. ¡°T¨¦cnicamente, en Sed de mal hay otra toma con gr¨²a mucho m¨¢s dif¨ªcil y cuya dificultad nadie reconoce. Ocupa casi todo un rollo y es la del piso del chico mexicano¡±, justo la que alab¨® Heston en su primer d¨ªa de rodaje. Por culpa de un actor, el que encarna al oficial de aduanas, tuvieron que repetir ese m¨ªtico plano secuencia inicial varias veces y al final Welles le rog¨® que sencillamente moviera los labios. La ¨²ltima toma fue la buena porque, como se ve al fondo, estaba amaneciendo.
El director se involucraba hasta detalles m¨ªnimos en el rodaje. ?l mismo pint¨® los retratos de chicas que aparecen en el filme y el cartel en el que se lee ¡°?Olvida usted algo?¡±. En cuanto a su propia labor, Welles confiesa que su actuaci¨®n ¡ªmuy sobria, aunque rebosante de maquillaje y de a?adidos para aparentar m¨¢s gordura¡ª le result¨® muy f¨¢cil. ¡°M¨¢s me costaron los cinco d¨ªas en los que trabaj¨¦ en Catch-22¡±. A pesar de que Leigh se rompi¨® el brazo izquierdo y tuvieron que esconderlo ante la c¨¢mara m¨¢s de la mitad del rodaje, a pesar de que casi toda la acci¨®n transcurre de noche (obligado por la acci¨®n... y porque as¨ª los ejecutivos del estudio no revoloteaban por las localizaciones), Welles acab¨® en esos 39 d¨ªas. ¡°Hacer Sed de mal fue una satisfacci¨®n inimaginable, un inmenso placer con todos los participantes rindiendo a tope de su talento¡±. Lo malo vino despu¨¦s.
El montaje, junto a Virgil Vogel, y el doblaje, todo bajo la supervisi¨®n de Welles, arranc¨® en verano. El cineasta, feliz en el que hab¨ªa supuesto su primer rodaje en un estudio sin injerencias de los ejecutivos, vivi¨® con dolor c¨®mo la Universal le arrebat¨® el control. En junio le echaron del proyecto y pusieron un nuevo montador, Aaron Stell, mientras Welles se march¨® a M¨¦xico a proseguir con su hom¨¦rico Don Quijote. Mientras, Henry Mancini compuso una extraordinaria banda sonora: todas las melod¨ªas de Sed de mal se justifican surgiendo de un aparato o de un instrumento. El 28 de agosto Welles regres¨® de M¨¦xico y vio la nueva versi¨®n, con 20 minutos menos y 10 fotogramas m¨¢s del rostro entumecido de Grandi tras su estrangulaci¨®n, un truco barato que el cineasta siempre aborreci¨®.
A inicios de noviembre, tras el pase de un copi¨®n de trabajo, los ejecutivos decidieron que hab¨ªa que rodar un d¨ªa m¨¢s para a?adir secuencias que aclararan la trama. A Heston le dijeron que Universal no quer¨ªa saber nada m¨¢s de Welles. El actor le envi¨® un telegrama en el que le explicaba que estaba obligado legalmente a presentarse al plat¨®. La jornada extra ser¨ªa el 18 de noviembre, y justo el d¨ªa anterior, el int¨¦rprete recibi¨® una carta de Welles, en la que le ped¨ªa que no actuara, porque el estudio estaba destrozando el trabajo. Heston quiso pagar de su bolsillo (8.000 d¨®lares) la anulaci¨®n de ese d¨ªa, pero tras consultar a los abogados acab¨® por ir al plat¨®. Welles escribi¨® otra misiva al presidente de Universal con 58 puntos en los que se hab¨ªa desvirtuado su obra. Nadie le hizo caso y all¨ª acab¨® su sue?o de rodar dentro de los estudios de Hollywood.
La traici¨®n como motor
Del argumento, a Welles lo que m¨¢s le interesaba era la traici¨®n. "La cuesti¨®n principal es que Quinlan fue traicionado. Pero el propio Quinlan traicion¨® su profesi¨®n... y ¨¦l tambi¨¦n es humanamente traicionado [...]. Yo decid¨ª, puesto que estaba haciendo un melodrama, que deb¨ªa ocuparme del bien y del mal, y en efecto el filme es una declaraci¨®n bastante simple de lo que yo considero que es el bien y el mal", cuenta el cineasta en el libro Ciudadano Welles. En este mismo libro Welles habla con dolor de c¨®mo el montaje realizado por el estudio cuando le despidieron elimina bastantes consideraciones morales. Desaparecieron 20 minutos que s¨ª est¨¢n en la versi¨®n de 1998.
Babelia
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