El Cabrero y su visi¨®n salvaje
Aunque tal vez hayan pasado sus mejores a?os, sigue conservando el favor del p¨²blico, que todav¨ªa jalea sus fandangos al l¨ªmite, con letras contra todo poder
Jos¨¦ Dom¨ªnguez El Cabrero, lleva m¨¢s de 50 a?os sobre los escenarios, desde que participara, en el tardofranquismo, en los primeros espect¨¢culos reivindicativos del grupo sevillano La Cuadra. Y aunque ha perdido facultades (los a?os no perdonan) mantiene todas las caracter¨ªsticas que le hicieron inmensamente conocido entre p¨²blicos diversos, pero especialmente en su Andaluc¨ªa entre los campesinos que so?aban con ocupar fincas de duquesas y se?oritos y reivindicaba aquello de que la tierra es para quien la trabaja.
Aunque tal vez hayan pasado sus mejores a?os, sigue conservando el favor del p¨²blico, que todav¨ªa jalea sus fandangos al l¨ªmite, con letras contra todo poder, anarquizantes, f¨¢ciles de entender y de aplaudir. Quiz¨¢s le est¨¦ ayudando ahora la nueva situaci¨®n pol¨ªtica, que algunos comparan con los a?os del tr¨¢nsito a la democracia, y el hecho de que ha ido adaptando algunas letras a los tiempos que corren.
Y, sin embargo, m¨¢s que una postura directamente social su respiraci¨®n vital va m¨¢s a la reivindicaci¨®n de una vida brav¨ªa y salvaje, lib¨¦rrima, serrana y casi animal. De ah¨ª su declaraci¨®n de principios a veces con el s¨ªmbolo del macho mont¨¦s, un subliminal retrato de s¨ª mismo. Hay en su cante y en su actitud algo as¨ª como un panandalucismo o una especie de pante¨ªsmo laico y social.
Aunque a estas alturas de su carrera ya da lo mismo, no se puede decir que su cante haya sido nunca ni acompasado (a la guitarra le hace el mismo caso que un ¨¢guila a un stop de carretera) ni templado ni afinado, pero su voz tiene algo atractivo, viril (flamenco, s¨ª) que llega.
As¨ª ocurri¨® en la madrugada del s¨¢bado durante la primera y largu¨ªsima de las galas de la 56 edici¨®n del Festival Internacional del Cante de las Minas de La Uni¨®n, que abri¨® el cantaor, tambi¨¦n sevillano, Manuel Cuevas, ganador de la L¨¢mpara Minera en 2002. Una actuaci¨®n excesiva en muchos sentidos, comenzando por la duraci¨®n, casi dos horas.
Antes, el alcalde de la ciudad minera, Pedro L¨®pez Mil¨¢n, entreg¨® el premio Catedral del Cante, reservado a pa¨ªses que han contribuido a la divulgaci¨®n del flamenco, a Alemania.
Borges escribi¨® unas milongas para ser cantadas, tanto es as¨ª que el cartagenero Curro Pi?ana las encontr¨® muy flamencas y grab¨® algunas de ellas por soleares, con el permiso expl¨ªcito de la viuda del genial escritor argentino, Mar¨ªa Kodama (por cierto, a Borges le gustaba el flamenco, y a ella, le encanta): ¡°Manuel Flores va a morir / eso es moneda corriente / morir es una costumbre / que sabe tener la gente¡±.
El Cabrero tambi¨¦n ha adaptado alg¨²n poema de Borges (tan en el extremo vital y pol¨ªtico del cantaor sevillano), como "La lluvia", que el cantaor interpreta como canci¨®n por buler¨ªas, un tema precioso, conmovedor: "Bruscamente la tarde se ha aclarado/ porque ya cae la lluvia minuciosa". En La Uni¨®n,?ay!, no la cant¨®, aunque s¨ª "Luz de luna" o "Si se calla el cantor", canciones al comp¨¢s de buler¨ªas donde, curiosamente, alcanza siempre su
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