¡°Ya no soy natural en las redes sociales, desconf¨ªo de ellas, no me compensan¡±
La vida de la periodista Lara Siscar se complic¨® por culpa de los mensajes en Twitter, donde los acosadores saben hacer su agosto. Hoy mira lo ocurrido con distancia y con coraza
Lara Siscar (Gand¨ªa, 1977) nos mete cada ma?ana en casa el mundo y su abanico de verdades y mentiras. La chica del 24 horas se convirti¨® un d¨ªa, por desgracia, en carne de teletipo. Confes¨® que llevaba tres a?os siendo acosada en las redes sociales por dos energ¨²menos. Ya nada fue igual. Ha escrito una novela, La vigilante del Louvre (Plaza & Jan¨¦s) y ya enfila la segunda, inspirada en un caso real y espeluznante de abusos sexuales a menores.
Pregunta. ?Y qu¨¦ es la televisi¨®n?
Respuesta. Pues ya m¨¢s que un emisor es un receptor. Recibe las expectativas del personal, del televidente, sus esperanzas, sus frustraciones y sus deseos. Yo creo que por eso tienen tanto ¨¦xito los programas de cotilleos.
P. ?La tele es eso que todos encendemos aunque la pongamos a parir y el que diga lo contrario miente?
R. Absolutamente. El televisor sigue siendo ese electrodom¨¦stico que uno, cuando llega a casa, lo enciende y lo deja encendido lo vea o no, echen lo que echen y aunque est¨¦ haciendo otras cosas.
Si tienes credibilidad la gente escucha atentamente lo que dices
P. Dice mucho de una sociedad el que la tele est¨¦ ah¨ª todo el rato, encendida como animal de compa?¨ªa, ?no?
R. Yo creo que eso no es malo. Depende de qu¨¦ pones. Y ah¨ª s¨ª que se ve de qu¨¦ pie cojea una sociedad. No quiero demonizar ning¨²n programa, pero todos sabemos de lo que hablo.
P. Son ustedes periodistas pero tambi¨¦n actrices, ?no? Ese modular la voz, ese mover las manos, la cabeza¡ toda una coreograf¨ªa. Resulta parad¨®jico pero a veces cuesta contemplarles y, a la vez, enterarse de lo que dicen.
R. Pues eso debe suplirlo la credibilidad. Si tienes credibilidad, se supone que la gente te escucha atentamente, a pesar de que haya en escena cierta seducci¨®n, porque la televisi¨®n es imagen y, al final, tienes que vender tu producto.
P. ?No es la televisi¨®n una met¨¢fora de la dictadura de la imagen? Formulada la pregunta de otra forma: ?por qu¨¦ casi todas las mujeres que trabajan en la peque?a pantalla son guapas? Voy m¨¢s all¨¢: al mundo de la moda llegaron hace tiempo las mujeres gruesas. Al de los informativos en televisi¨®n, no.
R. A ver, obviamente, si se es guapa o guapo se le puede sacar partido, y s¨ª, si alguien es guapo tiene m¨¢s f¨¢cil trabajar en televisi¨®n... bueno, pero hay que vernos sin maquillar a las ocho de la ma?ana, ?eh?
P. Visto desde fuera, el trabajo en la tele tiene pinta de ¡ªperdone la palabra¡ª encabronar mucho, La tensi¨®n, el directo, el estr¨¦s¡
R. Pues mucho, mucho. A veces esto es como un corredor del Tour, que tienes que subir un puerto y no te puedes dopar. Tienes que estar muy fresco para cinco horas de directo, porque los fallos y los imprevistos son constantes. Y eso provoca tensi¨®n, y desgasta.
Los guapos y guapas tienen m¨¢s f¨¢cil trabajar en la televisi¨®n
P. Vaya, que esto de chica de la televisi¨®n no es para siempre, ?no?
R. No. Me encanta mi trabajo, pero llega un momento en que ya no puedes hacerlo m¨¢s. Te satura. En mi caso yo creo que por eso me busqu¨¦ esa salida de escribir una novela¡ no s¨¦, a lo mejor yo ya estoy, en efecto, para buscarme otros escenarios. Lo que pasa es que la informaci¨®n pura y dura provoca tir¨®n, a m¨ª me sigue gustando levantarme para ir a la tele.
P. Que por cierto, se levanta¡
R. A las siete menos cuarto.
P. Pocas noches locas.
R. De lunes a viernes ninguna¡ pero el fin de semana no piso la casa.
P. ?Hay dos laras siscar, la presentadora de televisi¨®n y la otra, un poco como Jekyll & Hyde, o solo hay una que se desdobla?
Seg¨²n la programaci¨®n elegida, se ve de qu¨¦ pie cojea una sociedad
R. Dos, hay dos. Y cada vez me es m¨¢s dif¨ªcil conjugarlas, porque una tiene que ser muy activa, muy expresiva y muy r¨¢pida¡ y la otra tiene que ser m¨¢s introspectiva y m¨¢s calmada. A veces resulta complicado.
P. Hablemos del asunto. Sufri¨® acoso sexual y psicol¨®gico en las redes sociales por parte de dos desgraciados a los que finalmente detuvo la polic¨ªa. Dijo en una entrevista: ¡°Eso me afect¨® mucho¡±. La pregunta es: ?le sigue afectando?
R. Eso ya no me afecta, pero s¨ª me sigue influyendo. No me afecta porque, lamentablemente, vivir un caso como ese te hace callo y acabas relativizando, aunque esto no se acaba nunca, seres de ese tipo siempre van a aparecer. En lo que s¨ª me influye es en que yo en las redes sociales ya no soy natural. Ya no me compensa. De hecho, he perdido el inter¨¦s. Desconf¨ªo de ellas.
P. Va cobrando cuerpo la tesis sobre lo que podr¨ªamos llamar la gran falacia que suponen las redes sociales¡
R. Las redes sociales son una gran farsa. Y los grandes culpables de esta farsa y los ¨²nicos que podr¨ªamos acabar con ella somos los periodistas. Hace mucho da?o lo que solemos hacer, que es utilizar como excusa las redes sociales para convertir en noticia algo que no lo es. Cuando un periodista titula "Las redes arden" y utiliza para ello siete tuits¡ pues eso no deber¨ªa tener ning¨²n peso, pero lo hacemos una y otra vez porque no tenemos nada que poner, o porque genera retuits¡ es muy grave.
Babelia
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