Diego Ventura, rotundo y arrollador: cuatro orejas y un rabo en Gij¨®n
Joaqu¨ªn Galdos triunfa en la feria de Dax ante una mansa corrida de N¨²?ez del Cuvillo
El rejoneador Diego Ventura ha protagonizado una soberbia y rotunda actuaci¨®n de cuatro orejas y un rabo en el festejo ecuestre de la feria gijonesa de Bego?a, en el que tanto Andy Cartagena, que fue cogido sin consecuencias, como Leonardo Hern¨¢ndez lograron un ap¨¦ndice cada uno.
Con dos tercios de entrada, se lidiaron cinco toros de Pallar¨¦s y uno -el sexto- de Ben¨ªtez Cubero, reglamentariamente despuntados para rejoneo y de dispar comportamiento. Destacaron segundo y quinto.
Andy Cartagena: rej¨®n (oreja); pinchazo y rej¨®n (vuelta al ruedo tras fuerte petici¨®n de oreja).
Diego Ventura: rej¨®n (dos orejas); rej¨®n (dos orejas y rabo).
Leonardo Hern¨¢ndez: rej¨®n muy ca¨ªdo que hace guardia (silencio); y rej¨®n (oreja).
La corrida de rejoneo de la feria de Gij¨®n empez¨® con un tremendo susto protagonizado por Andy Cartagena en los primeros compases de la lidia a su primero. Su caballo ¡®Cuco¡¯ perdi¨® pie de salida y descabalg¨® al jinete alicantino, que, una vez en el suelo, fue volteado hasta en dos ocasiones por el astado.
Momentos dram¨¢ticos, que, por fortuna, solo se saldaron con un tremendo susto. Visiblemente maltrecho, Cartagena tir¨® de raza para imponerse no s¨®lo a los dolores, sino tambi¨¦n a la escasa y remisa colaboraci¨®n del toro de Pallar¨¦s, con el que, no obstante, firm¨® pasajes emocionantes. El cuarto fue un toro manso y muy justo de fuerzas con el que Cartagena hizo un esfuerzo notable.
Lo de Diego Ventura ha sido un caso aparte. Extraordinaria primera labor del caballero hispanoluso a un toro noble y colaborador con el que brill¨® en los galopes de costado y cambios de ritmo, adem¨¢s de firmar un complet¨ªsimo tercio de banderillas. Pero lo mejor lleg¨® casi a final, con ¡®Ritz¡¯, con el que provoc¨® el ¨¦xtasis en los tendidos con tres cortas al viol¨ªn, simplemente cumbres. Un rej¨®n de muerte, a la primera, fue suficiente para tirar al toro casi sin puntillas. Dos orejas sin discusi¨®n.
Pero la catarsis de Ventura sobrevino en el quinto, al que cuaj¨® un aut¨¦ntico faen¨®n, muy completo y rotundo. Destac¨® montando a ¡®Sue?o¡¯ en varios quiebros de impecable factura, adem¨¢s de con ¡®Chalana¡¯, y cerr¨® la faena de manera colosal con ¡®Remate¡¯.
El rej¨®n de muerte volvi¨® a entrar a la primera, lo que provoc¨® una explosi¨®n de j¨²bilo en el Bibio. Dos orejas y rabo para el rejoneador.
Leonardo Hern¨¢ndez sorte¨® en primer lugar un toro apagado, sin raza y muy poco colaborador, con el que estuvo digno, especialmente a lomos de ¡®Xarope¡¯, con el que ha cautivado en varias farpas al viol¨ªn. La fea colocaci¨®n del rej¨®n de muerte lo dej¨® todo en silencio. En el sexto logr¨® la oreja despu¨¦s de una faena sobria y elegante, bien rubricada en la suerte suprema.
Joaqu¨ªn Gald¨®s triunfa en Dax
El diestro peruano Joaqu¨ªn Gald¨®s se impuso y cort¨® dos orejas a una corrida mansa y deslucida de N¨²?ez del Cuvillo, que abri¨® la feria taurina de la ciudad francesa de Dax.
Con casi lleno en los tendidos, se lidiaron toros de N¨²?ez del Cuvillo, aparentes, blandos y descastados. Destac¨® el sexto.
Curro D¨ªaz, oreja y silencio.
Jos¨¦ Mar¨ªa Manzanares, silencio y silencio.
Joaqu¨ªn Gald¨®s, oreja y oreja.
No funcion¨® la corrida de Cuvillo con la que arranc¨® la feria taurina de Dax. Y no lo hizo por mansa y, sobre todo, blanda. De ah¨ª el escueto marcador de trofeos que hubo, tres en total, aunque dos de ellos fueron a parar al peruano Joaqu¨ªn Gald¨®s, el gran triunfador de la tarde.
Gald¨®s tuvo el lote con m¨¢s opciones en conjunto, pero tambi¨¦n ¨¦l estuvo a la altura de las circunstancias en dos importantes y rotundas faenas, en las que exhibi¨® un toreo poderoso y mand¨®n, de trazo largo y sentido. Tambi¨¦n le funcion¨® muy bien hoy la espada; de ah¨ª que lograra una oreja de cada uno de sus enemigos.
Curro D¨ªaz logr¨® el primero de ellos gracias al oficio, el gusto y la despaciosidad que supo imprimir al toro que abri¨® plaza, que se sujetaba con alfileres. El de Linares construy¨® una faena con pasajes de muy buena firma que le valieron para pasear un ap¨¦ndice.
El cuarto fue el m¨¢s deslucido con diferencia, muy manso y remiso, con el que D¨ªaz opt¨® por no darse demasiada coba despu¨¦s de intentarlo vanamente por los dos pitones.
A Manzanares le toc¨® bailar con la m¨¢s fea: dos toros desfondados y moribundos con los que no pudo pasar de los detalles aislados.
Babelia
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