M¨®vil(izados)
Antes te retaba solo tu madre, hoy el m¨®vil se toma libertades de familia
¡°?No se rinda! Est¨¢ 22 minutos por debajo del estimado semanal¡±, arenga la pantalla. Antes te retaba solo tu madre, hoy el m¨®vil se toma libertades de familia. As¨ª, para que esa nueva conciencia digital no te abrume con sermones y el promedio de actividad logrado no decaiga, aparato en mano te pones a caminar como un man¨ªaco.
Mazo de aplicaciones (apps, las llama el talante apocopado de la ¨¦poca), el m¨®vil es la Victorinox de nuestro tiempo, esa navaja suiza rechoncha de herramientas, que multiplicaba destornilladores, limas y sierras, por si necesitabas escapar de alguna prisi¨®n entre el desayuno y la cena.
Pero el tel¨¦fono ha sofisticado la oferta: presta incluso asistencia emocional, casi amistad y cuidado. Nos da conversaci¨®n, como el ordenador del que acaba enamor¨¢ndose Joaquin Phoenix en Her, la pel¨ªcula de Spike Jonze. Mezcla de personal trainer y curandero chic mide cu¨¢ntos pasos das, si tu ritmo card¨ªaco es saludable y qu¨¦ tal te trata el estr¨¦s. Si aportas la informaci¨®n adecuada, ofrece controlar tambi¨¦n tu presi¨®n arterial y el consumo de caf¨¦, alertando sobre excesos.
Antes de convertirse al credo del movimiento perpetuo conviene, sin embargo, no olvidar que los hallazgos de la high-tech dan volantazos. En 1898, el bisabuelo del mando a distancia le promet¨ªa al m¨²sculo descanso y pon¨ªa proa hacia una Meca contraria: el sedentarismo de sof¨¢. Seis mil pasos y una hora de actividad diarios es el piso que me exige hoy el programa de entrenamiento gratuito que incluye mi tel¨¦fono para no quitarme el saludo y dedicarme alguna medalla (¡°?Buen trabajo! Ha logrado el objetivo¡±). Pero el p¨¦ndulo sigue movi¨¦ndose.
Jonathan Crary ya denunci¨® en 24/7 (Paid¨®s) que el capitalismo nos ha puesto a producir las 24 horas los 7 d¨ªas de la semana, monetizando incluso las horas de sue?o. Y han sonado las alarmas contra la hiperactividad. El futuro pinta bien para quienes nos salven de la fatiga cr¨®nica y el s¨ªndrome del burnout. Salud puede entenderse en breve como reaprender a contemplar.
Tranquilo, no revolees tu 4G. Con el sosiego en alza, tambi¨¦n dar¨¢ la nota. Acercar¨¢ una peli, m¨²sica o desde alguna biblioteca digital, las palabras justas. Quiz¨¢, las del libro de Carroll que nos dio permiso para ser siempre ni?os y ansiar aventuras: ¡°Alicia empezaba a aburrirse de estar sentada en la orilla, junto a su hermana, sin tener nada que hacer¡±. Y a contar pasos otra vez.
Babelia
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