Pechos dentro
No he visto burkinis este verano, pero s¨ª llevo a?os notando una tendencia al retape. Supongo que todo es pendular

Mi madre decidi¨® ense?ar las tetas en la playa una ma?ana de julio de finales de los a?os 80. Lo hizo sobre un pat¨ªn acu¨¢tico un poco lejos de la orilla, con su marido y sus dos hijos a bordo. Mi hermano peque?o, que entonces tendr¨ªa unos cinco a?os, exigi¨® a gritos que volviera a ponerse el bikini, como un peque?o ayatol¨¢, pero ella acababa de descubrir el placer de la brisa marina entre los pechos y no hizo caso. Se sum¨® a la moda de las m¨¢s atrevidas de su pandilla, que se paseaban por esa playa abarrotad¨ªsima mostrando unas tetas orgullosas. La mayor¨ªa ven¨ªan de casas cat¨®licas y r¨ªgidas, por lo que volv¨ªan a taparse cuando aparec¨ªan sus padres o suegros. No recuerdo que mi madre se atreviera a hacer topless delante de mi (terrible y aterradora) abuela.
Mi infancia y primera juventud coincidi¨® con los a?os del destape playero (el otro, el del cine, fue anterior). Hubo un verano en Biarritz en que me llamaban la atenci¨®n las mujeres que llevaban el bikini completo, pues eran rar¨ªsimas. Me hice mayor entre tetas ajenas que, de tan abundantes, no merec¨ªan ni miradas ni comentarios. Pero, cuando empec¨¦ a tener amigas y novietas, descubr¨ª que el destape era una marea a la que le llegaba la bajamar. Quiz¨¢ por eso me encant¨® el topless literario que Elvira Lindo hizo en su dietario Noches sin dormir con el poema dedicado a "aquellas tetas m¨ªas de 1978", porque vi en ¨¦l una mirada al propio cuerpo muy familiar que ya no percibo en las mujeres de mi edad ni en las m¨¢s j¨®venes, m¨¢s aficionadas al retape que al destape. Conozco mejor las tetas de las amigas de mi madre que las de mis amigas, sin que eso haya despertado en m¨ª un s¨ªndrome de Ms. Robinson.
No he visto burkinis este verano, pero s¨ª llevo a?os notando una tendencia al retape. Supongo que todo es pendular. Acci¨®n-reacci¨®n. Las mujeres nacidas a partir de 1980 no sienten nada extraordinario ni liberador en ense?ar el cuerpo, como s¨ª lo sent¨ªan quienes se educaron en la moral de un pa¨ªs triste, feo y sacerdotal. Cuando tienes libertad para desnudarte y a nadie le importa si lo haces o no, tan libre es el destape como el retape. Desnudarse por decreto es tan demencial como vestirse por orden de la autoridad.
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