¡°La caridad es humillante¡±
Activista sin techo, gay, okupa e inmigrante gitano proveniente de Ruman¨ªa, pas¨® de nacer en un orfanato a las calles de Madrid, donde hoy vive y asesora en temas de marginalidad a Manuela Carmena
Creci¨® en un orfanato de la Ruman¨ªa de Ceaucescu. Pudo acabar en el hampa, pero gracias a una profesora que le ilumin¨®, emprendi¨® la senda del compromiso social. Se llama a s¨ª mismo activista. A d¨ªa de hoy, Lagarder Danciu, 35 a?os, lo es en tres frentes: como okupa sin techo, como gay y como gitano. Ha saltado a cierta fama por reventar m¨ªtines pol¨ªticos de todo signo: ¡°Ya has tenido tu momento de gloria¡±, le han dicho desde el PP, el PSOE y Podemos. Pero ¨¦l sigue viviendo en la calle para levantar conciencias y de paso, tiene l¨ªnea directa con la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, para resolver asuntos de marginalidad y pobreza.
Pregunta. ?Me cuenta su vida?
Respuesta. Nac¨ª en una ciudad del sur: Slatina, cerca de la residencia de Ceaucescu. Mi familia me abandon¨® en el hospital, fui un ni?o m¨¢s dentro de las acogidas gigantes que ten¨ªa el r¨¦gimen.
P. ?C¨®mo se crece en un orfanato de la Ruman¨ªa de Ceaucescu?
R. Como en una jungla, tratando de que los mayores no te quiten la comida porque escaseaba. Tengo la nariz rota y todas estas cicatrices en la cara, 13 o 14, no s¨¦¡
P. Empezamos bien¡
Reviento los m¨ªtines del PP y el PSOE por corruptos y los de Podemos, por hip¨®critas"
R. Lo bueno es que estos orfanatos no ten¨ªan escuela dentro y deb¨ªamos salir a las de la ciudad. Tuve la suerte de encontrar a una persona que me cambi¨® la vida. Se convirti¨® en una madre. Kosoveanu Doina, se llamaba. Mi profesora. Hoy que veo todo lo que me ha sucedido, comprendo que me hizo darme cuenta de lo que significaba mi propia libertad. Ella se fij¨® en m¨ª porque recog¨ªa las sobras de los otros chicos del colegio y me las com¨ªa debajo de un nogal. Apareci¨® y me dijo: eso lo tenemos que cambiar.
P. ?El qu¨¦? ?El hambre?
R. Se refer¨ªa a adquirir un compromiso conmigo. Yo, a partir de entonces, tambi¨¦n me compromet¨ª a dejar de robar los bocadillos de mis compa?eros. Fue una lecci¨®n que desde entonces me pesa y creo que por eso, hoy trabajo por la igualdad de oportunidades.
P. Muchos justificar¨ªan su inclinaci¨®n hacia la delincuencia en ese tipo de infancias. Pero usted ha escogido otras sendas. ?C¨®mo es el camino entre la ley de la selva y creer en la igualdad de oportunidades?
R. La mayor¨ªa de mis compa?eros de orfanato no aprendieron esas cosas. Creo en los seres sentipensantes. Quienes mantienen su equilibrio entre el ser, las sensaciones y el pensamiento. Mi maestra era as¨ª. Pon¨ªa pasi¨®n a lo que hac¨ªa, buscaba esa igualdad en su d¨ªa a d¨ªa. Siempre me demostr¨® su empat¨ªa. Regal¨¢ndome libros, por ejemplo, el primero fue Oliver Twist. Ley¨¦ndolo vi reflejado mi mundo pero tambi¨¦n que no vale resignarse. A partir de entonces me puse a so?ar en convertirme en profesor de secundaria y denunciar lo que me rodeaba.
P. As¨ª que desde siempre le han gustado los l¨ªos¡
R. Desde que con 11 a?os me plant¨¦ en el despacho de un ministro para denunciar lo que ocurr¨ªa en los orfanatos. Era un liberal cristiano, como la Merkel, pero lo sorprendente es que me escuch¨®. Entr¨¦, ¨¦l estaba escuchando Las cuatro estaciones, de Vivaldi, me arrodill¨¦, le cont¨¦ y nos hicimos amigos. Quiso reformarlo todo, ten¨ªa ese esp¨ªritu de justicia parecido al de ?ngel Gabilondo, el del PSOE.
P. De ah¨ª, hasta reventar m¨ªtines de todos los partidos y reivindicarse como okupa, gay y gitano rumano, ?es cuesti¨®n de actitud?
R. Lo ¨²ltimo responde a las etiquetas necesarias, pero detr¨¢s hay mucho m¨¢s. Una necesidad de reivindicar la justicia, un viaje sin destino, una puesta en valor de la experiencia. La lucha contra la criminalizaci¨®n de la pobreza, que es un acto consciente. Necesitamos hacer part¨ªcipes a los m¨¢s pobres de sus propias soluciones.
P. ?C¨®mo?
R. Visibilizando, por ejemplo. Yo decido vivir en la calle porque, a trav¨¦s de m¨ª, mucha gente se siente identificada. He llegado a autoculpabilizarme de mi situaci¨®n de pobreza. Pero s¨¦ que est¨¢ en mi mano salir, ser consecuente conmigo y no participar de esta sociedad del postureo.
P. ?Qu¨¦ lleva en la mochila?
R. Hoy, pancartas¡
P. ?Y la ropa?
R. Me la guardan en una florister¨ªa de la plaza Tirso de Molina, como el saco de dormir. Lo recojo a las nueve y duermo cerca de sitios con c¨¢mara por si me pasa algo de noche. Pero elijo lugares donde tambi¨¦n pueden verse claramente las estrellas. Me quedo frito cont¨¢ndolas.
P. ?Qu¨¦ come?
R. De lo que despilfarra el sistema o de los centros sociales, muchos hacen el men¨² con productos reciclados o desperdicios de los supermercados¡ Tambi¨¦n de lo que me invitan por la calle. Hoy, un caf¨¦ y una magdalena que me ha pagado un se?or.
P. Entonces, ?no necesitamos dinero para sobrevivir?
R. No. Nos crean esa necesidad de dependencia y con ello la de no ser aut¨¦nticos. Los pol¨ªticos hablan del pueblo, pero no lo conocen. Hay que estar en la calle para comprobar la inteligencia emocional de la gente y su solidaridad.
P. ?Ha sentido demasiado el racismo en Espa?a?
R. Me he hartado de recibir mensajes: vete a tu puto pa¨ªs, gitano de mierda¡ Pero mucha gente se da cuenta tambi¨¦n de las contradicciones que vamos denunciando.
P. ?Por ejemplo?
R. Lo humillante que nos resulta la caridad. Muchos comedores sociales, en agosto, cierran. ?Qu¨¦ pasa? ?Que los est¨®magos de los sin techo nos vamos de vacaciones? Es absurdo.
P. ?Por qu¨¦ hay que reventar los m¨ªtines del PP, el PSOE o Podemos?
R. A los primeros por corruptos, a los segundos, por lo mismo y, a los ¨²ltimos, por hip¨®critas. Es un partido que se montaron unos colegas, muy inteligentes, polit¨®logos que creen que se puede manipular al pueblo. De la ¨²nica que me f¨ªo es de Manuela Carmena. Ella s¨ª es sentipensante. Muy preguntona, humilde y con sentido com¨²n. ?Qu¨¦ hace una se?ora as¨ª, con la vida solucionada y pudiendo estar jubilada en ese cargo? Est¨¢ claro: buscar soluciones. Ahora, te digo una cosa: este pueblo debe tener los huevos hinchados de aguantar tanta corrupci¨®n.
P. ?Y no flaquea a la hora de lanzarse al boicot?
R. No, ?sabes en lo que pienso en el momento de entrar en la boca del lobo? En todos los que he visto en la calle con c¨¢ncer y con su sonda, por ejemplo, cuando los han sacado del hospital para no afrontar los cuidados necesarios. Salgo como un cosaco, pero nunca a faltar el respeto.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.