Garrido devuelve la fiesta a Bilbao
El extreme?o cort¨® una oreja a un bravo toro de Torrestrella y demostr¨® su deseo de triunfo mientras L¨®pez Sim¨®n pas¨® de puntillas
Solamente fueron unos minutos. Apenas media hora. Lo suficiente para que volviera la fiesta a la plaza de Bilbao. Jos¨¦ Garrido hab¨ªa cortado una oreja al quinto de la tarde; acab¨® la vuelta al ruedo y le comunicaron que tambi¨¦n ten¨ªa que matar el sexto. Se cal¨® la montera, extendi¨® su capote y cruz¨® la arena hasta la puerta de chiqueros. Vista Alegre rompi¨® en una ovaci¨®n y todo el p¨²blico se puso con el coraz¨®n en un pu?o.
Torrestrella / Sim¨®n y Garrido
Seis toros de Torrestrella, desiguales de presentaci¨®n, tan s¨®lo los dos ¨²ltimos con trap¨ªo y destac¨® la bravura del quinto.
Alberto L¨®pez Sim¨®n: pinchazo con apuro, estocada contraria ca¨ªda y dos descabellos (algunos pitos). Estocada baja (silencio).
Jos¨¦ Garrido: pinchazo y estocada (saludos tras aviso). Estocada contraria (vuelta tras petici¨®n). Estocada (oreja). Dos pinchazos y dos descabellos (saludos tras aviso) en el que mat¨® por L¨®pez Sim¨®n.
L¨®pez Sim¨®n sufri¨® una alcalosis respiratoria con cuadro vasovagal, que le impidi¨® matar su tercer toro.
Plaza de Bilbao. 26 de agosto. S¨¦ptima de las Corridas Generales. M¨¢s de media plaza.
Esa es la fiesta, la grandeza que est¨¢ a esperando el aficionado. Unos minutos de fiesta grande.
Luego sali¨® el ensabanado y el extreme?o tuvo que tirarse al suelo para no ser arrollado por el de Torrestrella. De nuevo de rodillas y ver¨®nicas en la boca de riego. Pronto se vino la cosa abajo y entre que el astado tuvo las fuerzas justas y el torero no acert¨® con las distancias en la muleta, el ep¨ªlogo de la tarde fue menos brillante de lo que se pudo esperar.
Ya la corrida hab¨ªa comenzado enrarecida. El absurdo remedo de la ausencia de Roca Rey, un mano a mano entre L¨®pez Sim¨®n y Jos¨¦ Garrido, levant¨® las ir¨¢s de muchos aficionados en las horas previas al festejo cansados de la mala tarde vivida en la v¨ªspera. Por ello, el pase¨ªllo fue acompa?ado de pitos que no se acallaron en los primeros compases del festejo.
La rareza no qued¨® ah¨ª. L¨®pez Sim¨®n, que estuvo desangelado en su primero, con un labor llena de desarmes y apuros, sufri¨® una posible crisis de ansiedad tras esa labor de la que tuvo que ser atendido en el callej¨®n y, aunque mat¨® el tercero visiblemente mermado, pas¨® a la enfermer¨ªa antes de ser trasladado al hospital.
As¨ª que Garrido se qued¨® solo para el tramo final. Se la jug¨® en el cuarto, un toro protestado por falta de fuerzas, con el que se arrim¨® en el tramo final y en unos remates con unas bernardinas sin estoque en las que fue atropellado; suficiente para arrancar una petici¨®n minoritaria.
Corri¨® turno y en el quinto s¨ª toc¨® pelo. Tuvo delante un toro bravo, con sus complicaciones y, por fin con trap¨ªo, y sobre todo con una transmisi¨®n tremenda. Una tanda de naturales hizo rugir la plaza, pero el toro era de los de encumbrar a un torero; Garrido estuvo bien aunque no lograra la gloria. Posiblemente, pocos del escalaf¨®n habr¨ªan encontrado el camino ante ese toro, que muri¨® como bravo y fue ovacionado en el arrastre.
Antes, estuvo aseado con un toro m¨¢s terciado, que le recet¨® buenos derechazos pero acort¨® las distancias muy pronto. Los de Torrestrella pidieron sitio, se movieron y tuvieron alegr¨ªa en la embestida. Fue otra cosa.
Garrido devolvi¨® la fiesta a Bilbao. Cuando todo parec¨ªa en contra, dej¨® un ramillete de naturales para el recuerdo y las ganas de ser figura en el inicio del que cerr¨® plaza.
Babelia
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