Rumores y certezas de un mito

Por mucho que se intente evitar, en este mundo de rumores, redes sociales y cr¨ªticos de trailers es imposible no enterarse de los malos augurios procedentes de todas partes (y de ninguna) acerca de la nueva versi¨®n de Ben-Hur (que no remake, ?o es que se olvidan de la pel¨ªcula de Fred Niblo de 1925?), la novela publicada por Lewis Wallace en 1880. Sin embargo, una vez m¨¢s, las malas lenguas exageraban. M¨¢s que eso. El Ben-Hur de Timur Bekmambetov es una pel¨ªcula estupenda, con algunos cambios respecto de la novela y de la m¨ªtica y sensacional versi¨®n de William Wyler, de 1959, pero en esencia el mismo relato de siempre, inmerso en el esp¨ªritu de nuestro tiempo.

Aparte de la duraci¨®n, m¨¢s ajustada, de una hora menos, el guion de Keith R. Clarke y John Ridley, el dise?o de producci¨®n y la direcci¨®n de Bekmambetov abogan por una imagen hiperrealista en los escenarios y las salvajes batallas (Judea, la guerra de los romanos contra los germanos), un toque m¨¢s pol¨ªtico (el movimiento revolucionario de los zelotes, defensores de su tierra frente al invasor, Roma, adquiere un novedoso protagonismo, lo que puede dar pie a numerosos paralelismos con el conflicto actual en la misma tierra, aunque con distintos protagonistas), y una rebaja en las dosis de melodrama. La de Wyler era una pel¨ªcula de aventuras con un esencial toque melodram¨¢tico que desembocaba en una par¨¢bola b¨ªblica, y la de Bekmambetov es una pel¨ªcula casi b¨¦lica, asentada de nuevo en un conflicto entre hermanos que trasciende la individualidad para alcanzar a la colectividad, y que rebaja un tanto el elemento milagroso encarnado por Jesucristo, en beneficio de su mensaje moral (?y pol¨ªtico!).

Wyler era un director especializado en dramas, comedias y melodramas que, con su may¨²sculo conocimiento del cine, tambi¨¦n se supo mover en el espectacular territorio de la acci¨®n. Bekmambetov es un especialista de la tralla, que se mueve a la perfecci¨®n en secuencias tan espectaculares como las de la batalla de barcos y la carrera de cuadrigas. Ni mejores ni peores; distintas, de otra ¨¦poca del cine. El personaje de Arrio (casi) desaparece, Ilder¨ªn toma el papel de segundo padre y, en el ¨²ltimo minuto, se les va la pinza con una canci¨®n a trasmano. Pero este Ben-Hur nada tiene de fracasado.