Extraterrestres ¡®made in China¡¯
Despu¨¦s de los conspiradores b¨ªblicos, los brit¨¢nicos ni?os hechiceros y los detectives n¨®rdicos, llega la ciencia-ficci¨®n del gigante asi¨¢tico dispuesta a conquistar el mundo
M¨¢s o menos superadas las sucesivas oleadas de conspiradores b¨ªblicos, de brit¨¢nicos ni?os hechiceros y de depresivos detectives n¨®rdicos, todo parece indicar que lo que vendr¨¢ y ya est¨¢ llegando es la literatura de anticipaci¨®n fant¨¢stica china. Y la nave insignia del fen¨®meno es El problema de los tres cuerpos, de Cixin Liu (nacido en 1963 en Yangquan), primera entrega de la trilog¨ªa En busca del pasado de la Tierra, que aterrizar¨¢ en Espa?a este septiembre en la editorial NB Nova, y se continuar¨¢ con El bosque oscuro y El fin de la muerte. Un mes despu¨¦s, el propio Cixin Liu se materializar¨¢ en Barcelona para acompa?ar y explicar su particular cepa altamente viral de ciencia-ficci¨®n m¨¢s que dispuesta para conquistar el universo luego de haber sido multigalardonado megabest seller chino, orgullo nacional y pr¨®xima pel¨ªcula de alto presupuesto. Todo esto y mucho m¨¢s luego de consagrarse como el primer t¨ªtulo en traducci¨®n en ganar el legendario Premio Hugo (y ser finalista del Nebula y del Locus y del John W. Campbell Award); de que Barack Obama lo eligiese como libro para su asueto navide?o y de que Mark Facebook Zuckerberg lo seleccionara para su club de lectura como ¡°tregua divertida a todos esos libros sobre econom¨ªa y ciencias sociales que he estado leyendo ¨²ltimamente¡±; y de que The New Yorker perfilase a su autor con esa mezcla de pasmo y admiraci¨®n ante lo desconocido a asimilar y poseer de inmediato que, ocasionalmente, los estadounidenses dedican a un, nunca mejor dicho, alien.
Tronos de Jade
Ken Liu ¡ªnacido en Lanzhou en 1976, emigrado a Estados Unidos a los 11 a?os¡ª es otro de los nombres que vienen destacando dentro del panorama de la fantaciencia china. Traductor de El problema de los tres cuerpos al ingl¨¦s, Ken Liu ha sido el primer autor en la historia en ganar los premios N¨¦bula, Hugo y World Fantasy Award por un mismo relato ('El zoo de papel', ya incluido en Terra Nova: Antolog¨ªa de ciencia-ficci¨®n contempor¨¢nea a cargo de Mariano Villareal y Luis Pestarini para la editorial Sportula; el volumen de cuentos de Ken Liu ser¨¢ editado por Alianza en la pr¨®xima primavera) y es tambi¨¦n autor de la trilog¨ªa en tr¨¢mite La dinast¨ªa del diente de le¨®n.
En su primer volumen, La gracia de los reyes (Alianza/Runas; el segundo, El muro de las tormentas, se erigir¨¢ el a?os que viene), Ken Liu se consagra como maestro del g¨¦nero ya conocido como silkpunk: variante mandarinesca del steampunk victoriano o del ciberpunk inform¨¢tico surgido en los a?os ochenta.
Aqu¨ª y ahora, una curiosa combinaci¨®n de mitolog¨ªa ancestral e historia alternativa que ¡ªabundando en seda y papel y bamb¨² y jade y acero y maquinarias formidables y dioses furibundos y siete reinos en pugna a lo largo y ancho del archipi¨¦lago de Dara¡ª se disfruta como un cruce de Juego de tronos y aquellas pel¨ªculas con efectos especiales marca Ray Harryhausen en las que Zeus & Co. pon¨ªan a prueba a hombres y mujeres por el s¨®lo placer de verlos inventar y amar y morir con mucha gracia y a¨²n m¨¢s desgracia.
M¨¢s all¨¢ de la histeria de multitudes siempre ansiosas por tener algo nuevo para consumir (y, dig¨¢moslo, de las portadas espantosamente anticuadas en su ingenuo futurismo), lo cierto es que lo de Cixin Liu merece especial atenci¨®n y resulta cautivante con su inesperado mix de motivos cl¨¢sicos e inventiva original. Fan confeso de la ciencia-ficci¨®n dura, Cixin Liu ¡ªingeniero de computadoras en una remota represa hidroel¨¦ctrica en Shanxi, puesto que sigue manteniendo para poder escribir por las noches¡ª considera a Isaac Fundaci¨®n Asimov y a Arthur C. 2001 Clarke, a sus noches eternas y a sus estrellas apag¨¢ndose una a una, como sus gu¨ªas y maestros. Y parece no dedicarle especial afecto a innovadores y entropistas como Philip K. Dick y J.?G. Ballard y William Gibson. As¨ª, abundante jerga high-tech pero ¡ªa diferencia de la casi delirada por nerds durante la edad de oro del g¨¦nero durante los a?os de la Gran Depresi¨®n norteamericana¡ª apoyada ahora en tecnolog¨ªa existente o posible de ser desarrollada. As¨ª, tambi¨¦n, una larga marcha extraterrestre y una tensa espera terr¨¢quea. Pero, tambi¨¦n, postales retro con tecn¨®cratas y militares y linchamientos en la Revoluci¨®n Cultural; un filos¨®fico y adictivo videojuego seduciendo con la aumentad¨ªsima realidad de paisajes imperiales con un sol ciclot¨ªmico al que intenta hipnotizarse con p¨¦ndulos colosales y una raza que se deshidrata y rehidrata para sobrevivir a los climas extremos de ¡°eras estables¡± o ¡°eras ca¨®ticas¡±; un duro y c¨ªnico inspector de polic¨ªa investigando el misterio; mensajes gal¨¢cticos y ordenadores prot¨®nicos, y demasiados hombres y mujeres de ciencia suicid¨¢ndose ?¡ªmuy oriental y casi murakam¨ªsticamente¡ª al comprender que han vivido todas sus vidas y obras y carreras siguiendo leyes y f¨®rmulas incorrectas. Y, por encima de todos y de todo, los terr¨ªcolas pensando si no ser¨¢ mejor rendirse subyugados a estos belicosos (con alguna contada excepci¨®n) trisolares que penetrar¨¢n en masa nuestra atm¨®sfera en unos 400 a?os.
Mientras tanto y hasta entonces, lo que se impone en la aproximaci¨®n retrovanguardista al asunto de Cixin Liu ?¡ªy lo que agradecer¨¢ el cultor curtido de Sci-Fi¡ª es un retorno hacia delante rumbo a las fuentes de la especie del espacio. Lugares comunes pero enrarecidos, ex¨®tico d¨¦j¨¤ vu con sorpresas que no recuerdan a nadie ni a nada. La idea vintage pero aqu¨ª renovada ¡ªy tan de agradecer en un paisaje presente donde ahora casi todo son las explosiones de la Marvel o de la DC o la persecuci¨®n de monstruito de Pok¨¦mon¡ª de que el futuro y la distante pero siempre a mano idea del futuro vuelven a ser algo interesante en un contexto real de boom tecnol¨®gico y en el que China se propone como nuevo Silicon Valley. Cixin Liu ¡ªquien con Tres cuerpos revitaliz¨® y jerarquiz¨® en China algo hasta hace poco considerado primero como herramienta pol¨ªtico-propagand¨ªstica y luego censurable ocio de los pueblos y pasajero y ef¨ªmero y decadente y capitalista pseudocient¨ªfico material adolescente, para elevarlo a tema de discusi¨®n de f¨ªsicos cu¨¢nticos e intelectuales hasta ahora poco dados a lo interplanetario o la mec¨¢nica gravitacional¡ª acelera part¨ªculas que parec¨ªan dormidas y consigue algo rompedor sin por eso romper con historia y tradici¨®n. Su toxicidad es tan agradeciblemente alta que ¡ªcabe pensar¡ª ser¨¢ la puerta de entrada para virus astrales hasta ahora desconocidos entre nosotros como Han Song, Tong Enzheng, Jin Tao, Wang Jinkang, Pan Haitian, Jin Hezai, Zheng Wenguang y otros habitu¨¦s de la revista Ke Huan Shi Jie (mundo ciencia-ficci¨®n). Y entonces se ver¨¢ si tuvo sentido entregarse a una literatura como la de Cixin Liu, donde se anticipa a una Tierra sacada de ¨®rbita y vagando como arca de No¨¦ en busca de una nueva ¨®rbita o a dioses ancianos y seniles volviendo a casa y, paternales y demandantes, inform¨¢ndoles a los humanos que crearon tanto tiempo atr¨¢s de que ¡°ahora les toca a ustedes cuidarnos¡±. O si, como aventuran sus seguidores m¨¢s entregados e intensos en cada vez m¨¢s foros online, lo de Cixin Liu es nada m¨¢s y nada menos que el cient¨ªfico y no-ficticio veh¨ªculo desarrollado por una cultura extraterrestre cada vez m¨¢s cerca de tomarnos por asalto.
En cualquier caso ¡ªcon y como en Tres cuerpos¡ª, la cuenta regresiva ya se ha iniciado.
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