La superficie de la tragedia
La pel¨ªcula tiene aspecto de lujosa producci¨®n, pero se queda en la fachada
En una secuencia de Gernika, pel¨ªcula de Koldo Serra sobre el criminal bombardeo de la Legi¨®n C¨®ndor alemana, con apoyo italiano, en la ciudad vasca, el 26 de abril de 1937, un grupo de periodistas y fot¨®grafos extranjeros visita un hospital unos d¨ªas antes de la tragedia. Los acompa?an funcionarios de la Oficina de Prensa y Propaganda de la Rep¨²blica, y se paran ante una ni?a con media cara desfigurada por las quemaduras. "?Producto de un bombardeo?", pregunta un periodista extranjero. "Es igual, lo importante es el rostro", viene a responder la editora de la oficina que los gu¨ªa, haciendo hincapi¨¦ en la necesidad de que el mundo supiera lo que estaba ocurriendo en Espa?a. En ese momento el dolor, la compasi¨®n y la rabia deb¨ªan apoderarse del cine. Pero no es as¨ª. Y no por culpa de la cr¨ªa ni del maquillaje. Lo importante es la mirada del cineasta, y en la pel¨ªcula no la hay. El drama nunca atraviesa, hay una mirada superficial, formal, pero nunca dram¨¢tica ni trascendente.
GERNIKA
Direcci¨®n: Koldo Serra.
Int¨¦rpretes: James D'Arcy, Mar¨ªa Valverde, Jack Davenport, Ingrid Garc¨ªa Jonsson.
G¨¦nero: melodrama. Espa?a, 2016.
Duraci¨®n: 110 minutos.
En principio resulta chocante que, en 2016, y siendo Gernika la primera aproximaci¨®n de la historia del cine a la masacre, el tono sea el del melodrama rom¨¢ntico cl¨¢sico. Pero esa ha sido la elecci¨®n, y as¨ª hay que valorarla; por lo que es, y no por lo que podr¨ªa haber sido. La banda sonora de Fernando Vel¨¢zquez, remarcando siempre cada suceso, apenas se detiene, y la c¨¢mara de Serra gira y gira alrededor de los personajes, entrando y saliendo de habitaciones y calles con tanta agilidad como falta de freno. Travellings constantes, infinidad de tomas con gr¨²a, helic¨®ptero (o dron), aderezos digitales. Como una coreograf¨ªa que envuelve a los personajes pero que (casi) nunca los mira de frente y, a¨²n m¨¢s, a su interior, con demasiadas secuencias en las que los actores parecen hablar al ritmo de la c¨¢mara en lugar de que sea el objetivo el que se fije en sus palabras.
Filmada fundamentalmente en ingl¨¦s (el protagonista es estadounidense y los ambientes son los de la prensa internacional), con apuntes en espa?ol, ruso, alem¨¢n y euskera, y variados puntos de vista, aunque centr¨¢ndose en un periodista americano, levemente inspirado en el hist¨®rico George L. Steer, que escribi¨® la cr¨®nica de la tragedia para el Times de Londres y Nueva York, Gernika tiene aspecto de lujosa producci¨®n, pero se queda en la fachada. Y su modo de filmaci¨®n, de pel¨ªcula de superh¨¦roes, quiz¨¢ acabe contagiando incluso a sus int¨¦rpretes, levemente pomposos, recitativos. Sin lograr penetrar en el drama, en la ignominia ni en las tripas.
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