¡°Siempre vi los cr¨ªmenes de Manson como un cuento de hadas oscuro¡±
La novelista californiana Emma Cline, autora de ¡®Las chicas¡¯, asegura que nunca quiso escribir un ¡®A sangre fr¨ªa¡¯ del asesinato de Sharon Tate
Emma Cline (Sonoma, California, 1989) irradia algo de la fascinaci¨®n que provocaban las muchachas asesinas de la familia Manson, trasfondo, precisamente, de su novela Las chicas (Anagrama) que est¨¢ ya considerada uno de los libros de la temporada que empieza. Al igual que uno trata todav¨ªa hoy de leer motivos y predisposiciones en las caras y gestos de aquellas j¨®venes surgidas del desierto de California a finales de los sesenta para catapultarse a la historia del crimen y la perversidad, tambi¨¦n intenta discernir en las facciones y el lenguaje corporal de Cline pistas de su ¨¦xito literario y medi¨¢tico, y de su inter¨¦s por las primeras. Como las chicas Manson, la escritora cobija su enigma bajo una capa de juventud y un aura de inocencia. Es, adem¨¢s, lo que se dice guapa. Una belleza casi botticellianade rostro ovalado y unos ojos azules que parecen detener el tiempo cuando los miras de cerca.
Cline ha conseguido un ¨¦xito absoluto con la absorbente y fascinante Las chicas, por cuyo manuscrito se pagaron dos millones de d¨®lares (1,7 millones de euros) de adelanto, definitivamente toda una apuesta trat¨¢ndose de la primera novela de una joven de 25 a?os. El argumento, por supuesto, tiene miga: es una sorprendente reelaboraci¨®n desde la ficci¨®n de la historia de las chicas Manson, a las que su mentor y gur¨², Charles Manson (actualmente cumpliendo cadena perpetua en Corcoran) hizo cometer diversos asesinatos, entre ellos el c¨¦lebre de Sharon Tate y un grupo de amigos en la casa de la actriz en el 10050 de Cielo Drive, en Beverly Hills, en 1969. Cline, y esta es la gracia, no describe directamente los hechos sino que lo hace tangencialmente a trav¨¦s de una adolescente outsider, Evie, y poniendo el foco no en Manson (en la novela llamado Russell) sino en las mujeres de la banda, y la fascinaci¨®n de la protagonista por ellas. Asimismo, cambia los nombres, los lugares y las fechas.
¡°Nunca tuve la tentaci¨®n de escribir un A sangre fr¨ªa sobre la Familia Manson¡±, dice Cline al preguntarle sobre si no pens¨® en emular a Capote. ¡°Ya hay mucha gente que ha profundizado en aquellos hechos. Yo no estaba interesada en los pormenores como ellos. Las cosas que me gustan no se alimentan de eso¡±.
Para Cline ¡°lo importante no era la fidelidad, sino el arquetipo; la historia real tiene una complejidad y unas derivaciones que no me interesaban. La realidad del caso me atrajo m¨¢s bien poco¡±. Por eso, nunca pens¨® en entrevistar a las chicas supervivientes en la c¨¢rcel. ¡°Eso habr¨ªa desvirtuado mi intenci¨®n¡±.
Las chicas se imbuye de la nostalgia por los sesenta y la mitolog¨ªa de la Costa Oeste, dice, ¡°pero es tambi¨¦n un libro sobre la amistad entre mujeres en el que el crimen es la parte menos importante¡±.
?Cu¨¢l cree que es el papel de la figura de Manson en nuestra cultura? ¡°Me es dif¨ªcil pensar en t¨¦rminos generales. Yo soy de California y all¨ª hemos crecido con Manson y su historia, que forma parte de la mitolog¨ªa de la Costa Oeste. Yo la vi siempre como un cuento de hadas oscuro. No me parec¨ªa real, pero hab¨ªa algo que provocaba un eco muy intenso en m¨ª. De alguna manera, al revisar esa historia, la he exorcizado¡±.
Las chicas resulta realista en las descripciones de la desagradable, sucia vida en el rancho de la secta y a la vez tiene un tono perturbadoramente po¨¦tico. ¡°Esa autenticidad era importante pero a la vez he seguido un consejo que me dio Richard Ford: ¡®Hay detalles que son los que el lector espera, y otros que no y que le sorprenden, esos son los que tienes que elegir¡¯. En cuanto al tono es cierto que tiene algo eleg¨ªaco. Muchas de las novelas que me encantan tienen ese tono. Por eso he puesto esa otra voz, la de la Evie adulta, que nos permite ver c¨®mo asume su pasado¡±.
?La Evie de 14 a?os parece entroncar con una tradici¨®n de adolescentes adelantados a su edad y clarividentes como Holden Caulfield (El guardi¨¢n entre el centeno) o Scout Finch (Matar a un ruise?or). ¡°A trav¨¦s de ella tienes que mirar el mundo con s¨ªmbolos, m¨¢s que con informaci¨®n objetiva, y sus descripciones deb¨ªan ser muy sensoriales, eso a veces da una p¨¢tina sucia a la novela: me rebelaba contra la representaci¨®n higi¨¦nica de la adolescencia, esa pureza virginal; buena parte del mundo del adolescente est¨¢ centrada en el cuerpo, y los cuerpos huelen y se ensucian¡±. El sexo est¨¢ visto de una manera extra?a. ¡°De nuevo es la visi¨®n de la protagonista adolescente, el sexo es para ella algo intelectual, algo que pasa m¨¢s en su mente. Ser¨¢ traum¨¢tico luego, cuando pueda reflexionar sobre ello¡±.
Evie ¡°es y no es inocente, como lo son los adolescentes, mucho m¨¢s complejos que como se les suele mostrar en la ficci¨®n; ella se siente atra¨ªda por aspectos del lado oscuro y peligroso de la vida¡±. Cline se sorprende al preguntarle si tuvo una infancia feliz, y r¨ªe, form¨¢ndosele un hoyuelo en la mejilla. ¡°Vaya pregunta, para m¨ª la infancia siempre es dram¨¢tica, siempre en busca de atenci¨®n¡±. Cline es la mayor de cinco hermanas emparedadas entre dos chicos, pero Evie es hija ¨²nica. ¡°Eso la hace m¨¢s aislada y vulnerable¡±.
La novelista vuelve a sorprenderse al preguntarle sobre el mal. ¡°Eso quiz¨¢ habr¨ªa que pregunt¨¢rselo a Trump. Todos creemos saber lo que es el mal y creemos reconocerlo, lo que resulta tranquilizador. Pero mi libro habla de c¨®mo el mal a veces adopta una forma muy humana, hasta fr¨¢gil, y tiene que ver con deseos muy humanos. Los peores monstruos son los que reconocemos¡±.
?Ha pagado un precio la autora por escribir su novela?, ?alg¨²n da?o colateral? Cline piensa dibujando un moh¨ªn en su cara pecosa. ¡°Escribir fue gratificante, algo muy vital e ¨ªntimo, pero es verdad que he descubierto que la novela, mi punto de vista, tiene algo muy nihilista, no apunta para nada a una redenci¨®n. No es un libro con moraleja. Quiz¨¢ mi idea de la vida no es tan negra, pero escribir te obliga a pensar cu¨¢l es la verdad del mundo que te rodea¡±.
¡°No me preocupa lo que hagan en la pel¨ªcula¡±
?Hay algo de autobiogr¨¢fico en Las chicas? "Hay parte de m¨ª, no en el argumento pero s¨ª en las sensaciones y sentimientos, en c¨®mo una adolescente se siente observada y juzgada. Hay una fragilidad de las chicas. De peque?as se las ense?a a pensar c¨®mo las ver¨¢n. Los chicos son m¨¢s protagonistas de su vida".
Las chicas llegar¨¢ al cine de la mano del productor Scott Rudin. "No tengo nada que ver con el guion y no me preocupa lo que hagan, las pel¨ªculas sobre un libro siempre son algo diferente", dice Cline, que fue actriz de adolescente. ?Habr¨¢ le¨ªdo Manson la novela? "No lo creo".
La adolescente Evie revela en este libro una gran crueldad en el trato con sus padres. ¡°Esa me parece una observaci¨®n muy propia de alguien que tiene hijos, pero es cierto que hay momentos muy dolorosos y violentos en el libro que no tienen que ver con los cr¨ªmenes, sino con cosas como la verg¨¹enza y la traici¨®n¡±.
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