Un revolucionario americano
McConaughey, un portento, como siempre, nadie interpreta con esa naturalidad con todas las partes de su cuerpo
Durante la segunda mitad de la Guerra Civil Americana (1861-1865), un desertor confederado, desilusionado con la corrupci¨®n y los ideales sudistas, y con fuerte voz propia, lleg¨® a crear una especie de rep¨²blica independiente en el condado de Jones, Misisip¨ª, con valores ¨²nicos y posibilista guerrilla armada. Un personaje apasionante que, mientras se enfrentaba al ej¨¦rcito de su tierra sin el apoyo de los que cre¨ªa sus compa?eros de ¨¦tica y guerra, la Uni¨®n, que no le daban valor estrat¨¦gico a su peque?a gran batalla, fue forjando una parte de los ideales en los que se apoy¨® Estados Unidos como naci¨®n. Los hombres libres de Jones, pel¨ªcula de Gary Ross protagonizada por Matthew McConaughey, se acerca a aquel episodio hist¨®rico con valor did¨¢ctico, clasicismo cinematogr¨¢fico, violines y banjos desgarrados, e hiperrealismo ambiental.
LOS HOMBRES LIBRES DE JONES
Direcci¨®n: Gary Ross.
Int¨¦rpretes: Matthew McConaughey, Gugu Mbatha-Raw, Mahershala Ali, Keri Russell.
G¨¦nero: hist¨®rico. EE UU, 2016.
Duraci¨®n: 139 minutos.
A mitad de camino entre un Robin Hood sure?o y un proto-comunista americano de ra¨ªz cristiana e ideales verdaderamente igualitarios (entre hombres y mujeres, entre negros y blancos, la tierra para el que la siembra y la trabaja), Newton Jones no es en modo alguno un hombre enfrentado a problemas del pasado, y ah¨ª est¨¢ para recordarlo Ross, ya bregado desde su ¨®pera prima, la bonita f¨¢bula moral Pleasantville (1998), en temas de reivindicaci¨®n racial. "Guerras de ricos que libran los pobres" o "no vamos a luchar simplemente para que sigan teniendo su algod¨®n" son frases seguramente pronunciadas en aquel siglo XIX que, sin embargo, podr¨ªan seguir vigentes hoy d¨ªa si cambiamos algod¨®n por petr¨®leo. Salvaje como los d¨ªas que vivieron sus protagonistas, la pel¨ªcula incluye tremebundas escenas de guerra y batalla, ahorcamientos y matanzas, pero al mismo tiempo goza de una puesta en escena gobernada por la mesura y el clasicismo, y apoya su narraci¨®n en pasajes escritos, y fotograf¨ªas reales de la ¨¦poca, que a?aden informaci¨®n legal y pol¨ªtica a las situaciones meramente humanas que viven sus protagonistas.
McConaughey, un portento, como siempre, nadie interpreta con esa naturalidad con todas las partes de su cuerpo, desde la mirada hasta el dedo me?ique, aporta el dolor y el ardor necesarios a un personaje revolucionario. Y Ross no se conforma con el ayer, porque tambi¨¦n va introduciendo, desde el primer tercio, brev¨ªsimos pasajes de un juicio hist¨®rico de los a?os 60 del siglo XX. Unas secuencias que quiz¨¢ perturben el natural fluir del relato principal, pero que lo llevan a una nueva dimensi¨®n: en los 60 pocas cosas se hab¨ªan arreglado para los negros y, si avanzamos en el tiempo, pese a la presidencia de uno de ellos, los prejuicios y las injusticias raciales siguen presentes en demasiadas ocasiones.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.