Denuncia Stone y poetiza Jon¨¢s Trueba
'Snowden' de Oliver Stone da mucho miedo. Durante un tiempo me aburro e incluso me enervo con 'La reconquista' de Jon¨¢s Trueba, su final me fascina
El cine de Oliver Stone siempre ha mostrado preocupaci¨®n por el estado de las cosas, por tem¨¢ticas centradas en las convulsiones que padece el mundo (guerras, crisis, narcotr¨¢fico). Y su estilo para contarlo pretende la elocuencia y la intensidad. A veces el resultado ha sido notable y en otras irritante, sobre todo cuando adopta un tono mesi¨¢nico y machac¨®n para certificar el bien y el mal en t¨¦rminos absolutos. Pero tienes claro que es un director de cine, que domina los mecanismos narrativos, que sabe entretener al espectador.
Snowden posee un metraje largo que no te hace desfallecer. Yo, al menos, sigo con inter¨¦s la historia de ese hombre joven, de derechas, con sentido de la justicia, capaz de soportar exilio, acorralamiento, quiebra de lo que m¨¢s apreciaba en su vida cotidiana, con sabidur¨ªa precoz sobre el mundo de Internet, que decide hacer p¨²blico un descubrimiento terror¨ªfico. Y es que la intimidad de todos los individuos del universo la puede conocer un organismo estatal que presuntamente vela por la seguridad de su pa¨ªs.
Lo terrible de esta historia es que sea posible y real, y lo esperanzador, que haya podido salir a la luz por el coraje, el respeto a la libertad y la determinaci¨®n de Snowden y de las personas que recogieron su denuncia. Y el bien est¨¢ bien contado; agradecido, me entero con claridad de la monstruosidad que me est¨¢n revelando. Y hay muy pocos inocentes en esta movida. Y sale mal parado, justificando lo injustificable, incluso un pol¨ªtico tan ins¨®lito y mod¨¦lico como Obama. Y celebro no tener Internet ni todas esas cosas tan imprescindibles y revolucionarias. Pero cuando hable por tel¨¦fono o llegue a mi casa intentar¨¦ registrar para ver si me han colocado un micr¨®fono o una c¨¢mara para controlar las tonter¨ªas privadas que hago y digo. Y no es paranoia. Y no me sirve de consuelo que toda la gente del barrio tambi¨¦n est¨¢ espiada. Da mucho miedo Snowden.
La reconquista es el cuarto largometraje de Jon¨¢s Trueba. Me alegra mucho que concurse en el Festival de San Sebasti¨¢n, entre otras cosas porque le puede abrir las puertas a la distribuci¨®n comercial, que algo llamado p¨²blico, y siempre creer¨¦ que las pel¨ªculas se hacen para ¨¦l, pueda juzgar si el cine de Jon¨¢s les atrapa o les disgusta. En cualquier caso, descubrir¨¢n que su forma de abordarlo y su estilo son genuinos, o que las referencias son muy antiguas, que se remontan a la nouvelle vague. La reconquista tiene dos partes que se complementan. En la primera, un hombre y una mujer treinta?eros y que vivieron una inolvidable ¨¦poca de amor cuando eran adolescentes, se reencuentran a lo largo de una noche, se cuentan cosas, callan otras, se insin¨²an, se miran, apartan la mirada, ella habla mucho y ¨¦l lo justo, recuerdan, omiten, a?oran, se intuyen, flirtean. Observamos al llegar cu¨¢l es el presente de ¨¦l al lado de una mujer tan lista como comprensiva. Y su antiguo amor (?o presente?) nos ha contado que atraviesa una ¨¦poca extra?a en la que se acuesta con hombres distintos cada noche. Y sospechamos que siente incertidumbre y miedo.
Mi inter¨¦s es escaso respecto a este encuentro. No conecto nada con los hombres que presenta Jon¨¢s Trueba en su cine. Y admito que son cultos, educados, buscan algo y dudan de casi todo. Pero no hay qu¨ªmica entre ellos y yo. La chica es sexy, aunque no se despoje nunca del gorro, la bufanda y el chaquet¨®n. Ella me pone, ¨¦l nada. Y me parece un abuso para mi paciencia, aunque absolutamente leg¨ªtimo por parte del director, que un desgarrado y l¨ªrico cantautor me cante una canci¨®n entera, y luego otra y despu¨¦s una tercera. Y vuelve a sonar una de ellas acompa?ando el viaje en moto del protagonista hacia su gris¨¢cea realidad despu¨¦s de haber evocado el esplendor en la hierba.
Y empieza la segunda parte: una ni?a maravillosa y un ni?o igual de hier¨¢tico e introvertido que cuando es adulto. Y ese amor de adolescencia est¨¢ contado de forma hermosa, sutil, verdaderamente po¨¦tica, transmitiendo sentimiento, identific¨¢ndote, haci¨¦ndome aquella legendaria canci¨®n de Brassens sobre los enamorados que se picotean en los bancos p¨²blicos sin intuir que llegaran las nubes negras y el tiempo pasar¨¢, convencido de que el recuerdo de estas parejas sobre lo que vivieron y so?aron durar¨¢ a perpetuidad. No s¨¦ si me he explicado. Durante un tiempo me aburro e incluso me enervo con esta pel¨ªcula y su final me fascina. Problema m¨ªo. Soy as¨ª de raro.
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