Con erre de revoluci¨®n

En el marco del festival M¨¦xico se escribe con equis, la Orquesta de RTVE dedic¨® el pasado viernes un monogr¨¢fico al gran compositor Silvestre Revueltas, uno de los m¨²sicos m¨¢s extraordinarios del M¨¦xico de los a?os treinta. El plato fuerte del concierto lo constituy¨® la presentaci¨®n de la m¨²sica compuesta para la pel¨ªcula Redes, preparada y dirigida admirablemente por el espa?ol ?ngel Gil-Ord¨®?ez. Es una m¨²sica excesiva, como lo era la personalidad de Revueltas, y se come a la pel¨ªcula, pese a que fuera obra de otro grande, Fred Zinnemann (Solo ante el peligro) y tuviera una fotograf¨ªa portentosa de Paul Strand. Redes, en su versi¨®n sinf¨®nica integral, es desde ya una pieza imprescindible del repertorio, aunque la suitereducida ya apuntaba maneras y gozaba de una razonable acogida. La Orquesta de RTVE, por ejemplo, la ofreci¨® en este mismo escenario hace cinco a?os.

Revueltas, aparte de su atractivo art¨ªstico, es una figura necesaria en nuestro pa¨ªs. Su presencia en la Guerra Civil espa?ola y su compromiso con esa causa lo convierte en espa?ol de honor. Su muerte, en 1940, debe tanto a la depresi¨®n por la derrota de la Rep¨²blica como al alcohol. Octavio Paz dijo que el sentimiento dominante en Revueltas era la piedad, sentimiento peligroso que puede conducir a la depresi¨®n y el abatimiento. Ser¨ªa de justicia que lo hici¨¦ramos nuestro sin quitarle un ¨¢pice de su mexicanismo. Dec¨ªa: ¡°Siento envidia del m¨¢s humilde de los combatientes¡±. Y se desespera por la impotencia de la m¨²sica frente a la barbarie. ?Para cu¨¢ndo una calle Revueltas en Madrid, en lugar de tanta tonter¨ªa sobre Mill¨¢n-Astray?

El concierto dedic¨® su primera mitad a diversas piezas acompa?adas por un grupo instrumental reducido, lo que incluy¨® la versi¨®n original para 15 instrumentos del c¨¦lebre Sensemay¨¢, su obra mejor conocida. No hab¨ªa o¨ªdo esta versi¨®n y me encant¨®. Se escuch¨® tambi¨¦n un fragmento del Homenaje a Lorca, Duelo. El resto fueron varias canciones y algunos recitados en los que la prestaci¨®n de la soprano Pilar Jurado fue pieza clave. Jurado tiene desparpajo y magnetismo, se atreve con todo aunque alguna vez las tesituras vocales no cumplan con los requisitos. Pero el respetable agradeci¨® ese punto canalla que sabe ponerles a las cosas en las c¨¦lebres canciones revolucionarias, La Adelita y La Valentina.

Gil-Ord¨®?ez tiene mucho m¨¦rito: adem¨¢s de realizar la versi¨®n de Redes, particip¨® en la fiesta transmitiendo desde el podio orden y felicidad a una orquesta, la de RTVE, que se rejuvenece y se sobrepone incre¨ªblemente bien a esa suerte de precariedad estructural que la define. Es incre¨ªble no ver apenas canas en una orquesta cincuentenaria.

La fiesta mexicana se cerr¨® con un bis casi obligado, el Guapango, de Moncayo. Pero la noche era del ¡°m¨¢s humilde de los combatientes¡±, ese Silvestre Revueltas que, al decir de su hija Eugenia, padec¨ªa tres estigmas, ¡°ser m¨²sico, comunista y borracho¡±. Podr¨ªamos a?adirle otro no menos culpable, estar enamorado del dolor de Espa?a. Este concierto sirve para no olvidarlo.