La vejez es un campo de batalla

Tres veteranos de la I Guerra Mundial, internados en un geri¨¢trico de la campi?a francesa. G¨¦rald Sibleyras le quita el ac¨ªbar a un asunto crudo en esta comedia amable sobre el paso del tiempo, el deterioro de las facultades f¨ªsicas y mentales, la conservaci¨®n de la esperanza y el instinto de fuga. Como Winnie en D¨ªas felices, el pobrecito Philippe, el iracundo Gustave y Henri el bondadoso encaran cada nueva jornada con una sonrisa, mientras acarician la idea de escapar de su jaula de plata.

El autor parisino hace un retrato melanc¨®lico de la edad crepuscular, cuya ¨¦poca y emplazamiento originales mantienen con buen criterio Tamzin Townsend y Chema Rodr¨ªguez Calder¨®n en su versi¨®n espa?ola. La directora hispanobrit¨¢nica orienta con delicadeza la labor de los int¨¦rpretes. Luis Varela transmite confianza y una bonhom¨ªa infinita en el papel del anciano tullido, pero con el deseo de belleza intacto. Juan Gea labra con gubia y talento artesano el car¨¢cter displicente del oficial agoraf¨®bico y aguafiestas. I?aki Miram¨®n se pone con desinhibida alegr¨ªa el terno humor¨ªstico del lesionado cerebral, el personaje m¨¢s pr¨®ximo al clich¨¦.

La pieza alcanza sus picos c¨®micos durante las escenas donde el tr¨ªo ensaya una maniobra militar, que les llevar¨¢ hipot¨¦ticamente a conquistar el paraje frondoso que divisan desde su predio. Entonces, Varela, Gea y Miram¨®n se vuelven tr¨ªo de clowns y hacen de la ingenuidad de la vejez un reflejo exacto de la de la infancia.