Una pegadiza canci¨®n pop

Estribillos pop de melod¨ªa contagiosa que siempre funcionan, aunque sus compases se hayan utilizado una y mil veces. Relatos cinematogr¨¢ficos basados en la nostalgia del emisor, que llegan al receptor con la eficacia de la identificaci¨®n, el sabor de la m¨²sica de nuestras vidas y la cl¨¢sica estructura de efervescencia juvenil, tanto en el amor como en el arte. Sing street, nuevo acercamiento del irland¨¦s John Carney al melodrama rom¨¢ntico de cancionero pop, se apunta a la (casi al l¨ªmite) revalorizaci¨®n de los a?os ochenta con un ejercicio de nostalgia sobre la formaci¨®n de una banda juvenil.

Carney se mueve con la seguridad del terreno ya abonado. Por los dem¨¢s y por ¨¦l mismo. Por el Alan Parker de The Commitments (1991) y por sus refrescantes Once (2006) y, sobre todo, Begin again (2013), su obra m¨¢s creativa, tanto en la narraci¨®n como en la puesta en escena. Por Sing street circulan Duran Duran y Joy Division, Depeche Mode y The Cure, los nuevos rom¨¢nticos y los g¨®ticos, como una suerte de recopilatorio de melod¨ªas, y modas de peluquer¨ªa, vestuario y maquillaje, que, envuelto en la simpat¨ªa de una pandilla de adolescentes en un colegio cat¨®lico de estrictas normas, resulta imposible de dejar de tararear.

Hay una ¨¦poca de la vida en la que uno lo hace todo por ligar con esa persona a¨²n en el escal¨®n de arriba; en edad, en personalidad, en belleza. Por ejemplo, hacer canciones. As¨ª, con los a?os de la eclosi¨®n del videoclip como envoltorio, y un pu?ado de estupendos temas originales, Carney conforma una obra que no inventa nada (ni falta que le hace), rodeada por un par de subtextos, de nuevo, anclados en el poder de la identificaci¨®n: el regodeo en la tristeza, en la crisis adolescente, para desarrollar las primeras muestras de creatividad; y el camino abierto por los hermanos mayores a los menores de la casa. Intrascendente, a pesar de hablar de matonismo, paro, emigraci¨®n y hasta pedofilia, pero profundamente pegadiza, Sing street es esa canci¨®n que siempre funciona. Tres minutos de melod¨ªa poderosa. Hora y tres cuartos de pel¨ªcula irresistible.